Capítulo 8: Romeo. Romeo.

Julieth sonreía a su teléfono durante la hora de almuerzo mientras tecleaba de prisa en su teléfono. Desde su cita con John, pasaban todos los días intercambiando mensajes a través de una cuenta que crearon para que él pudiera usarla. 

—July… Eh ¿Puedo preguntarte algo? 
—¿M? Sí. Sí. Dime — dijo con una enorme sonrisa. 

Puso el teléfono en la mesa y levantó la vista para ver a su amiga. 

—Eh… ¿Estas saliendo con alguien? 
—¡¿Qué dices?! 
—Sales con alguien, cierto.
—No. No. Por Dios, no. ¿Qué te hace pensar eso? 
—Bueno, tu nueva dependencia por los mensajes instantáneos es un punto. 
—Eso no prueba nada Susy. Solo… Hablo con un amigo. 
—Un amigo. 
—Sí. 
—Y ¿Ese amigo tiene nombre? 

Julieth no pudo evitar sonrojarse y morder su labio inferior. 

—John — respondió con un suspiro. 
—Wow. Pues ese 'John', suena a un amigo… Muy especial — opinó sonriendo. 
—Sí. Es… Especial. 

Susy soltó una risita y negó con la cabeza. 

—Y ¿Cuándo vas a presentármelo? 
—Eh pues… No lo sé Susy… Él no vive por aquí. 
—¿Ah no? ¿De dónde es? Por cierto, ¿Dónde lo conociste? Dijiste que no habías hablado con el muchacho del bar, tampoco accediste a salir con Raúl el de contabilidad, ni con mi primo ni con… 
—Lo conocí…. En internet. 
—¿Es un amigo del Facebook? ¿Tú? No te creo, eres muy quisquillosa con eso del internet. 'Solo a gente que conozco' has dicho siempre. 
—Bueno… Tal vez me pareció interesante — respondió moviendo el popote en el vaso del refresco. 
—Bueno, si te sientes bien con él, te hace sonreír, por mí está bien. Solo ten cuidado. Cualquier loco puede hacerse pasar por alguien más. 
—Gracias. Bueno…. En realidad…. Lo conocí aquí en la ciudad. 
—Jm. ¿Porqué tanto misterio? ¿Lo conozco? 
—No. No lo creo. Es de aquí pero…. No pasa en la ciudad.
—¿A qué se dedica? 
—Pues… Es, empresario. Inversionista. 
—M. ¿Y en qué invierte? 

Se le ocurrió dar un resumen de la bibliografía empresarial de John pero no lo hizo, solo inventó una excusa para evadir el interrogatorio de Susy sobre su 'amigo'. 
Ahora se preguntaba ¿Qué hacía John durante las horas en las que estaba activo durante el día? Además de enviarle mensajes. En especial en el ático. 

—John. Tengo una curiosidad — habló interrumpiendo la lectura. 
—Dime. 

 Cerró el libro y se acomodó de lado para mirarla. 

—¿Qué haces en el ático? 
—¿Te gustaría ver? — Preguntó entusiasmado. 

Tomó su mano y la llevó hasta las escaleras escondidas en el techo. 

—No hay nada extraño ahí Julieth. Vamos. 
—¿Seguro? No tienes tu cuerpo sentado en el sofá o algo así, cierto. 
—No mi Julieta. Mi cuerpo está en el cementerio. O por lo menos se que es el último lugar donde lo dejaron. Ven. 

Luego de encender las luces, John se acercó a la ventana para abrirla. 

—Bienvenida a mi taller. 
—Vaya. Nunca… Imaginé que pintaras — dijo mirando los óleos terminados puestos en la pared y los muebles. 
—¿Qué creías que hacía? — Preguntó con diversión. 
—No lo sé. Asustar a los vivos con disfraces y calaveras o algo así. 
—Chiste de fantasmas supongo — dijo sin poder evitar sonreír. 
—Algo así. Y ¿Hace mucho que pintas? 
—Desde que tengo mucho tiempo libre. 
—Me gustan. 
—Gracias. Es la primera vez que alguien que no sea yo los ve o mis amigos.
—Gracias por compartirlo John. 
—Gracias a ti Julieth. 

Julieth sonrió ante la dulce mirada de John y volvió a observar las pinturas. 

—¿Tienen un orden o tema en especial? 
—Están ordenadas por antigüedad. Y no tienen un tema, solo surgen. 
—Oye, este es interesante. 
—¿Te gusta? 
—Sí. Aunque lleva la misma línea que estos, este es diferente. 
—¿Cómo diferente? 
—Bueno, este grupo de pinturas tienen un aire muy…. Lúgubre. Místico y la muerte está presente siempre. Y éste, parecía que tenías la misma intensión pero es diferente. Algo, algo pasó. No sé qué es pero, este fue el inicio de otro sentimiento. El resto, son más coloridos. Tienen vida. 
—Wow. No sabía que eras crítica de arte. 
—Y yo no sabía que ya tenías un léxico más moderno. 
—Me he dejado influenciar por una querida amiga.