De pronto, noté bajo la tenue luz, que sus ojos se volvieron rojizos, y las lágrimas caían hasta sus apuntes.
Verla en ese estado era muy triste, no entendía la razón, pero sin embargo sentía un impulso tan fuerte de abrazarla y preguntarle qué le pasaba, más otra parte de mí me recordaba que no estaba en condiciones de hacerlo por que seguía siendo eso, un extraño.
Debí internamente lo que quería hacer, y justo en el momento en el que me disponía a caminar hacia su mesa, ella guardó rápidamente su violín , sus apuntes y su iPhone, y abandonó el lugar.
Pensándo en que pudo haberle pasado, había notado que en la mesa había dejado una hoja, rápidamente me acerqué esperando encontrar quizás la razón de su estado, sin embargo, me llevé la enorme sorpresa de que estaba en blanco.
Medité un momento allí y, noté un anillo cerca del papel. Tal vez lo había dejado olvidado. En cuanto lo ví, lo tomé y me dispuse apresuradamente a caminar hacia la dirección que aquella muchacha había tomado para salir.
A pesar que lo tarde de la noche, había gente en las calles; Traté de divisarla entre la gente que pasaba, caminé por varias calles creyendo que la encontraría, ¿No pudo irse tan rápido? ¿O sí? Después de tanto tiempo de buscarla, no la encontré así que me dispuse a sentarme en un banco que estaba en un pequeño parque. Había olvidado completamente la hora cuando revisé mi celular y encontré varias llamada de mi hermana, a lo cual le marqué para avisarle que estaba bien y pronto llegaría a casa.
Antes de colgar la llamada, vi una silueta a lo lejos, traté de enfocar toda mi vista y atención en aquella silueta y mis ojos se toparon con a quella chica que de forma extraña había llamado mi atención. ¡No podía creerlo! ¡Era ella!
Sin pensarlo fui tras ella y me subía al bus donde se encontraba ella. La estaba buscando con la mirada, hasta que la encontré sentada y, por esas cosas raras que pasan en la vida, el asiento que estaba a su lado estaba vacío. Era loco pensar que en qué momento pasé de estar muy triste a sentir cosas extrañas que nunca había sentido en mi vida, y lo peor, por alguie. que no sabía ni su nombre.
-Hola, disculpa- le hablé.
-¡Hola!- me contestó.
-¿Puedo sentarme a tu lado?- pregunté algo nervioso.
-Sí claro, puedes hacerlo- contestó.
-¿Puedo hacerte una pregunta?- le dije mientras sacaba el anillo del bolsillo
-Con confianza. Aunque ya acabas de hacer una- dijo con sarcasmo.
-¡Sí verdad! lo que quiero preguntarte es si esto es tuyo.- le dije mostrando el anillo.
-¿Mío?- preguntó con aparente confusión.
-Sí- añadí.
Ella acercó su mano para tomarlo y respondió:
-¡Oh sí, es mío! ¿Cómo es que lo tienes? ¿Se me cayó cuando subí al bus?
-La verdad, lo dejaste en la cafetería- Respondí.
-¿En serio? ya sabía yo que algo me faltaba, pero, oye, ha pasado un hora desde que salí de ahí- comentó algo asombrada.
-Lo sé- expresé buscando las palabras adecuadas para responder y no quedar como un evidente chico que busca cualquier pretexto para seguir a una chica linda.
-¿Me seguiste hasta acá?- me preguntó.
-No exactamente, ya te contaré todo- dije intentando controlar el hurancán de emociones que sentía en ese momento.
-Sí por que no entiendo nada- concluyó.
No sabía como empezar a explicarle que la había buscado durante una hora solo por un anillo que ni estaba seguro que sería de ella, sí lo sé, suena patético. Mis nervios eran de otro nivel en ese momento. No habían pasado ni cinco minutos que ya amaba sus ojos verdes y ni que decir de su hermoso cabello, frente a mis ojos era el un ángel que había parecido para calmar el dolor que había sentido hace un rato.
Le conté todo, cómo la había visto llegar, guardándome algunas cosas que no necesitaba ella saber por el momento, pero sí le dije que me dolió verla llorar y desde entonces y me había parecido extraño, obviamente no le iba a decir que no le había podido quitar el ojo de encima desde que cruzó las puertas de la cafetería. Sonaría demasiado cursi y quizás se asustaría y lo arruinaría todo.
-Espera un momento, ¿Sí?- suguirió ella.
-Como digas- asentí.
-¿Qué te digo? Tu no me conoces y no estabas seguro si ese anillo era mío. Sin embargo, te dejastes llevar por tu "instinto varonil"-dijo ella riéndose un poco- y me seguistes sin pensar.¡Estás muy loco!- dijo con una sonrisa en su rostro.
-Ahora que lo dices, suena raro pero sí, tienes razón- intervine.
-De verdad que estás loco, pudo pasarte algo por buscarme- volvió a reir- me parece tan de película. Pero te lo agradezco mucho, nunca me había pasado algo igual.
-La verdad que nunca había hecho algo similar, ni en mis sueños más raros- admití riéndome.
-Menos mal... Esperl no ser la decimoquinta de la lista de chicas que te has encontrado por aquí bajo la mismas circunstancias- volvió a reír más fuerte, y era increíble su humor.
-¿Te puedo hacer una última pregunta? Claro, esta no estás obligada a responder.-agregué.
-No hay problema- respondió sin dudar.
-¿Estás mejor?
Asintió y guardó silencio, miró hacia la venta y de repente dio un suspiro que me dio a entender que era una mentira.
-Mira, te contaré, no tengo problema en hacerlo, pero aquí no, esto se llenará más y no quisiera que alguien más escuche. Te lo mereces y vaya, que ni aún sé tu nombre- sonrió.
-Bien, me llamo...
-Espera, no me lo digas ahora, bajemos en la parada y busquemos algún lugar que esté abierto para hablar un rato.
-Yo no tengo ningún problema- Respondí.
Ella solo sonreía como resultado de la conversación tan extraña pero divertida de la épica historia que nos unía.
Hola, muchas bendiciones.
Espero que les esté gustando la historia, si les va gustando deje su lindo corazón y vayan agregándola, ya que representa mucho para un autor estas cosas😊
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Editado: 07.10.2024