Un grito en el caos

Cap4: La ciudad de Dios


Aquel que se hace llamar Lucifer se inclina ante él, situación que Ismael solo se limita a observar. El joven se pone de pie nuevamente y extiende su brazo. Ismael sujeta su mano y al ponerse de pie inclina la mirada en dirección a la chica que fue herida. El joven pide a ismael que lo siga pues aquel lugar no era seguro, tras ello Lucifer se aleja confiado de que será seguido, sin embargo, Ismael no parece tener intenciones de hacerlo, no estaba dispuesto a irse dejando aquella joven que aún no despierta.

Aquel joven parecía disgustarle la presencia de aquella mujer, pero sin tener más opción regresa y la levanta dejándola reposar sobre su espalda, al levantarla incita a que lo siga nuevamente con un leve movimiento de su cabeza. En medio de tantas preguntas Ismael no ha podido negarse y decide seguirlo, pero al momento de marcharse algo suave acaricia sus piernas, allí se encontraba el gato de la chica, recordó que se llama Gremmy pero nunca preguntó el nombre de la joven, pensó que fue un poco egoísta de su parte, decidido a preguntar su nombre cuando despierte sigue su camino detrás de este misterioso hombre.

En el trayecto pasaron por el parque donde Ismael y la joven se conocieron, pero aquí algo no coincidía, la sangre, el poste abollado, ¿Dónde está todo eso? Pregunta inevitable se formula en su mente al ver  tal escenario,  no hacía mucho tiempo desde que aquel niño fue atropellado en ese mismo lugar.

— ¿sucede algo?

— En este lugar, un niño fue atropellado por un vehículo.  Hace no mucho tiempo este lugar se encontraba salpicado de sangre y un poste de luz ha quedado totalmente abollado, todo está como si el accidente nunca hubiera sucedido.

— Al igual que las personas, las cosas que  componen este mundo poseen una forma  eterna e inmortal. Las cosas solo pierden su forma durante el tiempo en que se les presta atención, vuelven a su estado original cuando ningún ser las observa. Los cambios, el devenir, todo es parte de una misma  mentira.

¿Una mentira? Tal palabra resuena en su mente como un eco interminable trayendo consigo imágenes de aquel sueño donde nada parecía tener sentido. Aun no puede olvidar la misteriosa voz que afirmaba que sus recuerdos son una mentira. No comprendía muy bien aquello, pero primero considero  averiguar más sobre esta realidad.

— ¿Qué es este mundo y por qué nadie puede morir?

— ¿ya lo has olvidado? Tú fuiste quien lo ha creado (…) y La razón por la que nadie puede morir es porque tú aun no existes. Tanto yo como todo lo que se puede observar han sido creación tuya, pero este mundo aún es una ilusión, un sueño eterno.

Ismael en su incredulidad concuerda con que todo esto sea un sueño ya que solo así se explicarían muchas cosas, aunque a veces no puedee evitar pensar en que le faltan emociones por descubrir, y realidades por explorar. Su curiosidad es tal como si se llenara algo dentro de él con cada cosa nueva que descubre. Luego de caminar por un tiempo prolongado han llegado a una especie de ciudad abandonada. Se detienen justo en frente de un cartel de bienvenida.

>>Bienvenidos a la ciudad de Dios<<


Lucifer sigue caminando hasta cruzar por debajo del cartel de bienvenida y tras cruzar la entrada este desaparece.  Ismael se para a tan solo unos centímetros de la entrada, estira primero uno de sus brazos observando como desaparece ante él, con la curiosidad dominando se adentro en esta misteriosa ciudad.

Para su sorpresa al ingresar al lugar por dentro muestra una vista totalmente distinta a la que se puede apreciar desde afuera. Aquí las personas, la mayoría se encuentra en condiciones precarias, poseen caras pálidas, ropa  sucias y rasgadas y se tornaba difícil no percibir sus penetrantes miradas que los observaban como si fuéran fantasmas que cruzan de paso por la ciudad. 

De un momento a otro la voz de un niño rompe en un desgarrador llanto que retumba en cada rincón. El llanto duro por casi un minuto, pero nadie parecía preocuparse por ello, siguieron transitando el lugar como si aquel sonido fuera el  silbido de un pájaro, un sonido que se escucha tan seguido, tanto que por costumbre se llega a ignorar que está allí. Sus ojos parecen reflejar anhelos y esperanzas rotas << ¿estarán sufriendo?>>  Intenta acercarse a uno de ellos, pero Lucifer lo detiene sosteniéndolo del hombro.

— Solo ignóralos. Lo que quiero mostrarte está más adelante.

Sin dirigirle ninguna contestación  continuan su camino . La pobreza de este lugar es algo difícil de ignorar para Ismael,  no entiende cómo se puede ignorar la situación en el que se encuentran estas personas. Otro cartel aparece.

 >>Los que quieran salvarse deberán abandonarse a sí mismos<<

Sin pensarlo dos veces se adentran a esta segunda mitad de la ciudad.  Al observar detrás de aquel cartel de bienvenida se encuentran ante un lugar que a simple vista parece ser normal, sin embargo, a diferencia de la anterior estas personas parecen estar felices y sin ninguna preocupación. Todo parecía ser normal, pero para Lucifer este lugar no es del todo de su agrado, desde que entraron a la ciudad su expresión cambió repentinamente. Señala a lo lejos una gran estatua y juntos se acercan a aquella.

  Alrededor de la estatua se encontraban personas adorando la figura de esta escultura de mármol. Otros traían joyas y objetos de valor a modo de ofrenda, Lucifer vuelve a señalar algo, sin emitir ninguna palabra, a lo lejos se podía observar gran cantidad de estatuas con figuras distintas, todas siendo adoradas como si las estatuas fueran Dioses.

 Al pie de estas estatuas podían verse personas vestidas con túnicas negras, recitando oraciones en una lengua extraña. Luego de unos minutos de espera estas personas sacan unos objetos afilados realizando cortes en sus brazos dejando que la sangre se escurra sobre una fuente no muy profunda por debajo de la figura de la estatua. Ismael voltea y observa las demás estatuas, todas aquellas personas que se encuentran al pie de estas figuras de mármol han hecho lo mismo, dejan fluir su sangre en las fuentes. Lucifer  recuesta a la chica que cargaba con él sobre el piso y observa fijamente a Ismael.

— Esta ciudad ingenuamente denominada Ciudad de Dios por estas personas, no es más que la ignorancia pura de la cual el mal se aprovecha. Está sumida en la oscuridad, en la constante desgracia y esclavitud. Creen ciegamente en aquellos profetas que prometen una salvación que jamás llegará. La ignorancia los hace vulnerables al engaño. No hay mayor mentira que la felicidad, siendo más preciso la felicidad basada en mentiras. Adoran múltiples estatuas de entidades malignas creyendo que son seres divinos.

— Aunque adoren a seres malignos estas personas no parecen sufrir de ninguna manera — Ismael interrumpe.

Lucifer suspira, observa por un momento el cielo  para luego  detener  su mirada en una de las estatuas, y con una voz suave y tranquila comienza a hablar nuevamente.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.