♡ :  CAPÍTULO VII

Mi hermana nos dejó afuera del restaurante donde almorzaríamos Hyunjin y los niños, ella no pudo quedarse a acompañarnos ya que tenía trabajo en casa, por supuesto me reprimió de nuevo por llorar otra vez, sabía que me hacía daño a mí misma por ser depresivo, pero al final de todo tuve que tranquilizarme y actuar como una persona adulta que no se deja caer por pleitos de pareja.

—¡Ahí están! —exclamó Jake señalando a su padre y a su hermano sentados en una mesa al fondo.

A mi hijo no se le quitaba lo feliz de que me hubiese visto con su profesor, ví un brillo de esperanza en sus ojos y cuando le pregunté el por qué estaba feliz él me contestó de que nos veíamos bien como pareja, eso me hizo sentirme mal, ya que Hyunjin debería de tener ese crédito, pero mi hijo aún se negaba a decirle a Hyunjin padre o papá como antes le decía.

Tomamos asiento en la mesa y le sonreí a mi hijo Jay quien estaba frente a mí, a mi lado estaba Hyunjin y yo solo le di una media sonrisa y enseguida desvíe la vista, mis ojos aún se veían llorosos, pero por suerte el maquillaje lo disimulaba un poco.

—¿Por qué tanta alegría Jake? —le preguntó Hyunjin a su hijo viéndole con una sonrisa radiante.

—El profesor Chan y mi papi estuvieron hablando en el parque. No se quitaban la mirada —dijo mi pequeño y sonrió aún más mientras que a Hyunjin se le borraba esa sonrisa que tenía, pasando su cara de alegría a una seria y furiosa, él me vio y yo solo volteé un poco la cara evitando verle.

—¿Puedo tomar su orden? —dijo el mesero que había llegado sin darme cuenta, los niños empezaron a pedir su orden el cual fue una hamburguesa con papas fritas, Hyunjin pidió lo mismo y yo solo pedí una ensalada césar, no tenía hambre y algo ligero me convendría.

—Váyanse a lavar las manos —le ordene y los niños asintieron y se dirigieron al baño.

Yo me iba a levantar para ir a lavarme también, pero la mano de Hyunjin me detuvo sosteniendo mi codo.

—Siéntate —exigió en tono duro y yo le obedecí, —¿Qué hacías con ese tipo? —preguntó de nuevo.

—Nada que te importe, Hyunjin —le dije con voz severa.

Intenté levantarme de nuevo, pero Hyunjin me empujó bruscamente Volviéndome a sentar de nuevo, eso llamó la atención de las personas que estaban cercas de nuestra mesa, le ví con cautela y el solo me fulminaba con la mirada.

—Me importa Jeongin, eres mi esposo —dijo con los dientes apretados y su agarre se hizo más fuerte haciendo que me doliera.

—Yo no te pedí explicaciones cuando tú te ibas con la otra Hyunjin —le dije serio, pero dolido por dentro, —Así que déjame a mí tranquila, después del divorcio tu harás tu vida con ella y yo podré rehacer mi vida con alguien más —le dije sabiendo que eso sería imposible, quise llorar pero me tuve que aguantar y trague todo mi dolor.

Hyunjin me vio dolido y se paró y salió del restaurante, desde el cristal pude ver como al salir sacó un gruñido de frustración y se jaló el cabello con una mano, la otra la tenía en un perfecto puño como a punto de golpear a alguien, los niños llegaron y les pedí que se quedaran en la mesa un momento.

Yo me levanté y salí del lugar hasta llegar a Hyunjin quien ahora fumaba un cigarrillo, cosa que se me hizo extraño.

—Tu no sueles fumar —le dije y el me vio por encima de su hombro.

—Entonces no me conoces bien Jeongin —me dijo y eso me dolió, con esas palabras me dio a entender que me he olvidado de él por casi un año.

—Conocí al antiguo Hyunjin, a este no lo conozco —le dije y el río irónico.

—Claro que no me conoces Jeongin —yo asentí.

—Tu tampoco me conoces Hyunjin —le dije y el negó con la cabeza.

—Te equivocas —dijo apagando su cigarrillo mientras lo pisaba con su zapato —Te conozco bien Jeongin, todas tus facetas —dijo girándose hacia mí y me miró fijamente a los ojos —Conozco todo de ti Jeongin —yo negué con la cabeza.

—No, tú no sabes nada del nuevo Jeongin —le dije y sonrió con mucha más ironía, se acercó a mí y me tomó de la cintura pegándome a su fuerte pecho.

—¿Qué tengo que saber del nuevo Jeongin? ¿Qué es un hombre tierno y protector? ¿Qué es tímido? ¿Qué es el hombre más pasional que haya existido en todo este planeta? —dijo y yo le ví nerviosa, —¿Qué tengo que saber de ti Jeongin? —volvió a preguntar.

—Que ya no soy como antes, un niño tonta al que su marido engañó, un hombre protector solo con las personas que en verdad me quieren, un hombre pasional… pero no con su marido —le dije y el apretó la mandíbula y el agarre de mi cintura.

—Así que ya no eres pasional conmigo —dijo entre dientes y yo asentí —Eso lo veremos —susurró en mi oído y me tomó del cabello para después juntar nuestros labios en un beso pasional y posesivo.

En ese momento sentí desmayarme de tantas emociones juntas que revoloteaban en mi estómago, el principio del beso intenté negarme a recibirlo, pero al final de cuenta fue persuasivo y terminé por aceptarle el beso.

Se detuvo y apoyo su frente con la mía, yo estaba petrificada en mi lugar sin creer lo que acababa de pasar , cerré los ojos tan fuertes como pude esperando que hubiese sido solo un mal sueño, pero al abrirlos él estaba ahí viéndome fijamente, trague saliva y como era de esperarse me di media vuelta y me adentré de nuevo al restaurante, “huyes de nuevo Jeongin” me reproche a mí mismo.

En ese momento recordé el primer beso que nos habíamos dado Hyunjin y yo en la preparatoria, fue debajo del gran árbol que había en el instituto, siempre leía ahí, me la pasaba todo el tiempo ahí, él llegó como otras veces y yo escapaba de él siempre, ese día empezó a hablarme como siempre y yo le miraba como si fuese un bicho raro, yo solo le contestaba con monosílabos hasta que supongo que se hartó y me arrebató mi libro y al momento de gritarle por que lo hizo él me tomó la cara y me besó, ese había sido un maravilloso beso, al terminar el beso yo nada más le ví por unos segundos y después como pude tomé mis cosas y me paré y salí corriendo de ahí como una tonta adolescente asustada por lo que acababa de hacer, se había quedado con mi libro y era mi favorito, terminó por entregármelo el día que me pidió ser su novio, me chantajeó con eso unos días hasta que acepté.