TIEMPO DESPUÉS
—¡Jay, Jake, tengan cuidado con su hermano, lo van a lastimar! —les grité viendo a los pequeños hombrecitos jugar con la pelota.
Volteé mi cabeza al escuchar cómo se abría el portón y entraba un auto y dirigirse al garaje.
Minutos después sonreí al ver al hombre que se dirigía hacia mí con una mirada juguetona.
—¿Cómo está mi amado esposo? —preguntó seductor besando mis labios.
—Muy bien y tú, ¿Hubo mucho trabajo?
—No por suerte no —besé su mejilla y luego se retiró para jugar con los pequeños.
Sonreí al ver como alzó a Christopher en el aire y el pequeño sonrió divertido.
Hace un año que tuve a Christopher, tuvo que ser cesárea y siempre me cuidé los nueve meses.
Mi hijo salió igual a su padre, de ojos cafés y cabellera negra, su carácter es igual al de su padre. Me acerqué a ellos y me uní a su juego.
Jake perseguía a Hyunjin quien llevaba en brazos, al pequeño Christopher, yo atrapé a Jay y lo tiré al pasto haciéndole cosquillas.
De lejos escuché el llanto de Christopher y supe que ya era hora de darle de comer, mi hijo comía a cada rato y hacía berrinches por la comida.
Me puse de pie y ayudé a Jay a pararse.
Hyunjin me tendió al pequeño gruñón y lo tomé con cariño en brazos.
—¿Mi pequeño ya tiene hambre? —le dije y comencé a hacerle cosquillas en su abdomen. El bebé dejó el llanto y comenzó a reír sin parar.
En la noche cuando los niños estaban durmiendo vi a Hyunjin salir de la ducha con una toalla alrededor de su cintura y me sonrió pícaro al verme con la bata de seda color roja que reflejaba mis virtudes.
A propósito, apagué la luz principal para quedar solo con la luz de la lámpara y tomé el cinturón de la bata para después deslizarla por mis hombros, ésta calló al suelo y me acerqué a Hyunjin quien estaba al final de la cama, besé su mejilla y después su cuello mordiéndole ahí suavemente provocando una reacción de parte de su miembro, sonreí al sentirlo contra mi muslo y me pegué más a él.
—Me parece que mandaremos a un curso de verano a Jay y Jake y Christopher lo dejaremos con la niñera —sonreí ante lo que dijo.
—¿Ansioso? —pregunté besando sus labios.
—No sabes cuanto —dijo en el momento en que me levantó en brazos y me tiró a la cama besando me mientras nuestras manos luchaban por arrancarse las pocas prendas que teníamos.
—Te amo —susurró al momento en que me penetró profundo y yo sacaba un gemido de satisfacción.
—yo también te amo, Hyunjin —le dije entre gemidos sobre su boca.
Y los dos nos dejamos llevar entre la pasión de toda una pareja enamorado arrancando nos suspiros y diciéndonos palabras de amor que sabíamos que no se podían romper a pesar de lo que pasó.