XXXIV. Cena.
SAMANTHA MÜLLER.
—Han traído esto mi niña. —dice mi nana llegando a la sala de la casa de tío Asher, en sus manos carga un inmenso arreglo de rosas.
—¿Para quién son?. —pregunto extrañada.
—No lo sé... Debe traer una tarjeta. —exclama colocándolo en una mesita frente a mí.
—Son muy bonitas. —comento inhalando el fuerte aroma que desprenden.
Rosas.
—¡Ya llegué!. —exclama Melina llegando con los torbellinos Ada y Christoph.
—Por aquí. —llama mi nana.
Los mellizos aparecen en mi campo de visión, se cuelgan de mi dándome besos y abrazos, sus actos inocentes me hacen sonreír.
Cuando los veo pienso en el accidente de tío Asher, y que hubiera pasado si la cosa hubiera sido más grave. No tendría el valor ni siquiera de ver a Melina a la cara, aunque la culpa siempre está presente, ya que sus fracturas fueron bastante severas, el simple pensamiento de haber podido evitarlo me estresa.
Hay cosas que están predestinadas, pero me siento en paz al saber que está casi recuperado.
—Creo que son para tí. —cuestiono señalando las rosas, Asher suele ser muy detallista con su esposa si se lo propone.
Melina niega. —Si fuera Asher, mandaría lirios blancos, ya que son mis preferidos.
—¿Y entonces... —la nana deja la pregunta en el aire.
—Mira la tarjeta. —me incentiva Melina sentada desde otro sillón—. Si no lo abres, no lo sabremos.
—Seria de mala educación abrirlo.
—Somos 3 mujeres y una niña. —me contesta—. Yo quedó descartada, al igual que mi hija; además dudo que sean para Isabel. —dice viendo a la nana, que niega rotundamente—. Así que solo queda una persona.
Observo por interminables segundos el arreglo, si soy la única opción que queda, podría ser de cualquiera de los chicos.
O de Malik.
Mi corazón revolotea al pensarlo, una calidez y felicidad me atraviesa, trato de calmarme por qué no podría ser él.
NO.
Malik tenía una afición por las flores azules, aunque una vez me obsequio rosas...
Despejó mis pensamientos y tomo la pequeña tarjeta, Melina y mi nana se mantienen a la expectativa de que les diga cuál es ese admirador que tengo.
Les doy una mirada divertida, y clavo la mirada en la perfecta letra cursiva.
Ven conmigo a cenar.
MS.
Solo con ver las iniciales ya se de quién trata, mi cara parece indicarle a Melina de quién trata, por qué sonríe entusiasmada.
—¿Que dice?. —pregunta.
—Ven conmigo a cenar. —respondo atrapando mi labio inferior entre mis dientes.
—¿Quién te invita?. —pregunta mi nana.
—Su novio. —habla Melina.
—Ex. —la corrijo—. Creo que no iré. —añado sin dejar de ver la letra.
Su letra.
—¿Por qué no?.
—No se. —respondo, no se por que dije que no iría.
—¿Sigo sin entender?. —canta mi nana.
—Malik. —respondo, mi nana sabe de quién se trata.
—¡Oh!. —exclama.
—Tienes que ir. —dictamina Melina—. Sería bueno que te despejaras de todo esto por un rato, y aclarar las cosas con el podría ayudar.
Proceso sus palabras, Melina sabe muchísimas cosas, algunas por mi boca, y otras por qué las deduce con simples miradas.
Escuchamos voces en la entrada, y se que los chicos han llegado.
—¿Irás?. —pregunta Melina en voz baja, la observo a los ojos mientras suspiro y proceso mi respuesta.
Ambas mujeres esperan impacientes mi respuesta.
—Esta bien, iré. —proclamo, Melina sonríe complacida con mi respuesta, supongo que su motivación y entusiasmo es contagiosa.
—Te ayudaré a buscar el conjunto perfecto. —añade saliendo al encuentro de tío Asher con un beso.
Mi nana me tranquiliza con una sonrisa, muevo las palmas de mis manos sobre mis muslos cubiertos por un jeans.
Los últimos días me he quedado en la casa de Asher, la abundante compañía en este lugar es mejor que mi desolado departamento, ya que los gemelos suelen enfrascarse mucho en sus propios asuntos.
No me quejo, todos han suspendido su vida por esto, y se los recompensare cuando lo necesiten.
Si Malik quiere una cena, probablemente tiene muchas cosas que decir, ambos tenemos muchas cosas que aclarar.
Supongo que el amor o el querer a alguien no se va de un día para otro, por ende todo mi cuerpo entra en un estado nervioso.
Aunque la apariencia cambie.
Los sentimientos no suelen cambiarse de la noche a la mañana.
Ojalá las cosas no salgan tan mal.
#
—
¿Quién será?. —musito viendo por segunda vez como la llamada se desvía.
No contestes números desconocidos.
Una de las reglas.
Dejé mi celular en el apartamento, quería estar alejada de las comunicaciones por un día, pero desde que salí de la ducha a empezado a sonar cortesía de un número desconocido.
No lo reconozco, pero parece estar bastante desesperado como para hacer una tercera llamada.
La pantalla se ilumina, tomo una larga respiración mientras suelto sostengo mi toalla con una mano.
Contesto la llamada, pero no emito ningún sonido, la persona que esté del otro lado tiene que hablar primero.
Silencio.
Despejó el teléfono de mi oído para ver si se a cortado, pero los segundos siguen marcandose.
—No se como han conseguido mi número, pero voy a aclarar las cosas de una buen vez. ¡No voy a hablar!. —el tono de mi voz es claro, sinceramente me estoy debatiendo en algo importante como para que me pidan respuestas sobre el evento de mañana.
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Editado: 05.11.2021