Los murmullos entre la gente no se hacen esperar, las preguntas son lanzadas al aire de manera estrepitosa, la entrada se encuentra llena de camaras que buscan de forma desesperada algún indicio de lo que sería el juicio del año.
Samantha esta sentada en su auto contemplando la escena, no parece querer salir de su cueva y ser el foco de atención de toda la gente, a sabiendas de los acontecimientos que le esperarían cuando las pruebas fueran anunciadas en voz alta.
Toma un gran impulso y se deja guiar por el grupo de guardaespaldas, todos los fuertes y musculosos hombres la rodean de poder ser atacada por los periodistas, aunque físicamente es imposible, era muy difícil dejar de escucharlos.
¿Samantha que pasará si no logras ganar el juicio?.
¿Cómo fue la muerte de tu padre?.
¿Que pruebas tienen?.
¿Hay más personas involucradas?.
Y la lista continúa.
Las puertas del tribunal se abrieron a su paso, está mañana decidió usar un vestido negro.
Algo elegante y un tanto discreto, que representaba muchas cosas para ella, una balanza bastante inclinada por una entera agonía.
Ningún desconocido podía entrar o mucho menos querer colarse, muchas vidas estaban en juego, no solo la de ella, ya que probablemente los aliados de James y Axel quieran una previa venganza, ya que los cobardes no tardaron ni dos minutos en dar la larga lista de ayudantes y asociados, aunque esa información estuviera hace mucho tiempo atrás en sus manos.
Samantha quería justicia, pero sería algo bajo querer matarlos, para ella basta con llevarlos a la cárcel y hundirlos.
Asher sabía muy bien cuáles eran las cartas que necesitaban poner sobre la mesa, al igual Samantha, los dos abogados que la esperaban era del más alto nivel y habían sido de mucha ayuda durante los meses de ausencia.
Ella los saludo cordialmente, de la misma manera en la que trataba a todo su personal, nunca tuvo afín de pasar con gente adinerada, en los pocos eventos se escabullia de su padre y se escondía en la cocina, formando conversaciones incansables con el personal.
—Buen día señorita Samantha. —saludan ambos abogados estrechando las delgadas y sedosas manos de la mencionada.
—Buen día, ¿Esta todo bien?. —pregunta.
Los hombres se debaten en si adelantar en este momento las noticias, pero uno de ellos aspira profundamente antes de entregarle una carpeta. —Tienes que viajar a América.
—¿Pasa algo ahí?. —pregunta ella con el ceño fruncido esperando respuestas.
—Varios asociados quieren reunirse con alguien de la familia, pero tú eres la única la que tiene el poder. —menciona el otro abogado rápidamente.
—No puedo viajar a Améri... —se ve abruptamente interrumpida.
—Sam ya estás aquí. —musita Heider colocándose a su lado—. Sería bueno que entren, pronto van a iniciar. —Los abogados asienten y entran a la sala para prepararse.
—¿Estás bien?. —pregunta Heider sosteniendo el rostro de Samantha, que está levemente contraído.
—Dicen que tengo que viajar a América. —musita pensativa—. Algunos accionistas quieren poner las cosas en orden.
—Puedes ir y venir. —Heider trata de buscar una solución a la inquietud de su hermana—. No será toda una vida.
—Supongo que tienes razón —concordo.
—Siempre tengo la razón —Heider lo dice de manera altanera.
Samantha rueda los ojos es escucharlo, el ego del primer gemelo suele ser más grande que toda Alemania. —Arreglaré eso después. ¡Vamos!. —expresa sonriente caminando a la sala.
Justo cuando ella decide hacer su aparición, James y Axel entran custodiados por varios policías, Madison tendrá un juicio por aparte, ya que hay muchas cosas que no han sido esclarecidas con respecto a su protagonismo, pero de lo que no hay duda es que a sido complice de algunas fechorías.
Emilia se encuentra sostenida enmedio de sus hijos, ambos la tienen tomada de la mano con un agarre fuerte.
Cuando observa a los culpables de la muerte de su esposo entrar, su cuerpo tiembla por qué los bocetos de esa noche llegan a su mente.
El crujir de los huesos de la persona que amaba, los gritos desgarradores y como nada parecía hacerles retroceder, los hombres encapuchados parecían ser felices haciendo tales actos escabrosos.
Nada se va a comparar a los años que sufrió siendo prisionera, pensando en cuando terminarían con su agonía, por qué a pesar del dolor físico, el dolor que la rasgaba por dentro era peor que cualquier sustancia tóxica.
Estaba muy receptible, y sabía que pasaría por un proceso largo, donde aprendería a volver a vivir.
Sin sobresaltarse con fuertes ruidos.
Sin temer que el enemigo llegará por la espalda y la alejara de las personas por las que había luchado toda su vida.
—Sam. —el tono desesperado en la voz de Axel hace levantar su cabeza de golpe.
Heider cubre a Samantha con su cuerpo, por qué Axel se sarandea entre los policías con la finalidad de ir a donde estaba ella.
¿Por qué nadie le cree?. Pensaba Axel moviéndose con fuerza, quería llegar hasta ella y explicarle que el nunca hizo nada en su contra.
Nunca la dañaría.
Asher se levanta rápidamente de su asiento e intenta golpear a Axel, pero Samantha se mueve rápidamente e impide que su tío de un paso más, dándole la espalda a Axel.
Malik tiene una de sus manos hecha puño, toda su piel se torna blanca e intenta levantarse, pero su madre lo detiene dándole una apretón.
No necesitan más escándalos. Le dice por medio de la mirada.
—No lo hagas. —dictamina Samantha viéndolo a los ojos—. No vale la pena marcharte con golpes, ellos no lo valen.
—Sam... Todo esto es una confusión, yo no hice nada. —Axel sigue hablando sin parar, con su tono de voz desesperado, Melina agarra del brazo a Asher deteniendo cualquiera de sus intentos, por que parece estar a punto de lanzarse sobre el hombre.
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Editado: 05.11.2021