En aquella habitación desolada nos encontrábamos Neithan y yo, después de aquel encuentro con la panadera, después de escuchar cada palabra que sus labios pronunciaron me sentí rara, los latidos de mi corazón empezaron a latir con menos frecuencia y mi mente estaba repleta de dudas.
No fue de ayuda todo esto al tenerla cerca, porque no pude preguntarle aquello que mi corazón añoraba y a la misma vez me aterraba saber.
Se trataba del origen de mi madre que de alguna manera tiene que ver conmigo.
No soporté por mucho tiempo tener sola esta carga ya que cada vez se hacía más y más grande. Así que decidí acudir con Neithan, quien de alguna manera esperaba mi visita; porque al entrar lo conseguí sentado en una dirección cercana a la puerta fijando su vista, esperando que algo sucediera mientras tenía las piernas cruzadas.
Al verme me regaló una pequeña sonrisa la cual no regresé con todo el ánimo del mundo y de alguna manera él comprendió o, al menos lo intento ya que pude ver como ladeaba la cabeza mientras me acercaba.
Nos miramos por un par de segundos ya cuando estaba de frente con él y ninguno emitió palabra. Su mirada denotaba insistencia ya que no la apartaba, como si de esa manera pudiera ver dentro de mí, como si tratara de descubrir lo que mis labios callaban.
Tragué grueso porque su mirada en verdad era persistente y empezaba a sentirme extraña, mi corazón aumentaba sus latidos de repente, tenía que parar con esto que me hacía sentir así. Desvié la mirada por algunos segundos y antes de acostarme en el suelo, como otras veces, estiré mi brazo y con mis dedos acaricié la pequeña melena de Neithan.
Ya mi espalda se empezaba a acostumbrar a lo duro del suelo, ya que eran menos las veces en las cuales amanecía con dolores en algunas partes de mi cuerpo.
Neithan no duró mucho para acomodarse a mi lado pero, algo de su acción me sorprendió, ya que en vez de acostarse de espalda como otras veces decidió hacerlo en boca abajo; donde acomodó sus dos brazos cerca de una de sus mejillas, teniendo así una perfecta visión de mí y yo de él.
Nos quedamos en silencio por varios minutos, al ver aquella acción de manera rápida desvié la mirada y la fijé en el techo, con la esperanza que no se diera cuenta de mis nervios a flor de piel los cuales empezaban a surgir en mí.
—¿Y tu abuela no sospecha? —preguntó cortando el pequeño silencio que se había instalado en el lugar.
Sonreí ante esas palabras, aún le faltaba cosas por saber a Neithan.
—¿Crees que ella vive a mitad del bosque por gusto? No soy la primera mujer que ama a un lobo.
Cuando aquellas palabras salieron de mis labios, sentí una sensación extraña; era la primera vez que pensaba en voz alta la relación que pudo tener Adelén con mi abuelo y como lo utilizaba como excusa para sentirme bien.
Noté como ambas cejas de Neithan se levantaron con sorpresa al escuchar aquellas palabras, también como un pequeño sonrojo empezaba a adornar sus mejillas; yo no me sentía del todo indiferente con aquella situación.
—¿Tú me amas? —preguntó perplejo.
Al escuchar eso fue donde entendí que mis palabras tenían peso para él y sentí un pequeño pánico porque no sabía que responder ante ese momento. Guardé silencio por algunos segundos mientras me miraba con curiosidad, esperando una respuesta de mi parte.
—Amo a Níveo —hice un pequeño silencio mientras observaba el mohín en los labios de Neithan al escuchar eso—; y esta más que claro que a ti igual —aclaré en un susurro.
Como reacción sonrió de oreja a oreja.
—Yo también te amo, Níveo también te aprecia mucho y como no hacerlo, si eres quien a cuidado de nosotros —confesó.
Aquellas palabras hicieron eco en mi mente y no pude evitar soltar una pequeña risa, la cual transmitía la alegría que en ese momento sentía.
—Es un placer tenerme en mi vida, Neithan —guardé un pequeño silencio para agregar—; hablando de eso, tenemos que hablar sobre algunas cosas. A parte, supongo que sientes curiosidad y quisieras saber a qué me refiero con "Amar a un lobo"
Observé como su cabeza realizó una pequeña asentimiento para luego esperar por mis siguientes palabras, le contaría lo que sabía de mi abuelo y su relación con Adelén.
Neithan se encontraba sentado prestando atención a cada palabra que mis labios pronunciaban, podía notar su leve sorpresa por todas aquellas cosas que decía; ya que desde un principio le conté algunos de los problemas familiares que se revelaban a mi alrededor.
—Eso fue inesperado —susurró sin poder creerlo.
Sentí un peso de encima menos al contarle mis pesares a Neithan; el cual prestó atención a cada palabra aunque, no fue tan larga la conversación sobre ese tema ya que no tenía conocimiento de todo, fue algo leve. Lo principal fueron mis dudas y la curiosidad que crecía en mi por no saber la verdad.
—Ni que lo digas —agregué—; ahora tendría que enfrentar a Adelén si quiero saber toda la verdad.
Neithan frunció el ceño para luego volver a su rostro sereno en cuestión de segundos, como sino entendiera porqué tanto me enredada en algo que se podía resumir en algunas palabras.
Necesito que me digas la verdad.
—Hazlo. ¿Qué tanto esperas?
Sonreí ante aquello soltando un pequeño ruido que podía ser como un "¡Ja!" para guardar un pequeño silencio y luego responder:
—Neithan no es tan sencillo como piensas —aseguré.
No sé pero me gustaba hablar de esto con Neithan, ya que podía escuchar su voz y sin importar las respuestas obvias que dijera de igual manera era agradable.
—En realidad sí lo es, solo deja de pensar en un qué pasara y haz que suceda para luego ver como resulta todo —explicó de manera obvia.
Miré su rostro decidido y solo pude soltar un suspiro, porque sabía que esto no llevaría a ningún lado, de alguna manera tenía razón ya que solo había una solución y no tenía mucho sentido estar repitiendo lo mismo.
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Editado: 26.06.2020