Un lugar en el mundo ( Trilogía Destino #1) (2013)

CAPÍTULO 2

Deambulaba por la calle como cada día, por lo menos hoy tenía suerte y había conseguido leche y un par de magdalenas, más de lo que había podido comer en cinco días.

Aquel tipo había conseguido cabrearla de lo lindo, con sus aires de grandeza y su afán de buen samaritano. ¿Qué se creía, que iba a aceptar su ayuda e iba a caer en sus brazos como una pobre princesita en apuros? De eso nada seguro que «ese»  sólo quería hacer su buena obra del año y que se sintiera agradecida, pero con ella no iba a funcionar.

De pronto llegó a un descampado y encontró un colchón de gomaespuma que estaba abandonado, lo cogió y lo metió en un hueco de un edificio abandonado, era su día de suerte.

—Oye tú, niña—dijo una voz que salía de aquella oscuridad—Me caes como del cielo muchacha. Anda que tenemos por aquí un techo, un poco de comida y… ¡Un camastro decente! Qué suerte tienes niña.

—¿Quién eres tú y que quieres conmigo?—preguntó con la voz entrecortada, estaba muy asustada.

—Nada niña, no quiero nada contigo….aún. Me preguntaba sin compartirías tus «posesiones» conmigo y quién sabe si algo más…

El hombre ese daba auténtico miedo, era un hombre alto y robusto, estaba medio calvo y tenía una barba bastante frondosa, le faltaban algunos dientes y apestaba a alcohol.

La chica estaba hecha un manojo de nervios, no sabía qué hacer. ¿Le plantaba cara o se iba de allí? Optó por la primera opción.

—Oye no sé quién eres ni que quieres, pero esta comida es mía este sitio lo encontré yo y aquí me voy a quedar y ni tú ni nadie me va a decir si tengo que compartir y con quién ¿De acuerdo?

—Vaya vaya vaya, la niña tiene carácter….Mmm eso me gusta, me encanta que la gatita saque las uñas.

El tipo empezó a acercase a ella, la chica empezó a retroceder pero se encontró con la pared, estaba atrapada. La muchacha comenzó a gritar y a llorar como una loca pero no hallaba la manera de escabullirse El hombre empezó a tocarle la cara con sus sucias manos y empezó a manosearla, ella estaba horrorizada y no conseguía pensar cómo salir de allí.                                                                                                           

—No grites más, no te va a servir de nada, llevo días siguiéndote y me gustas, sabía que no te ibas a resistir a mis encantos.

—¡Suéltame asqueroso! ¡No me toques! ¡Me das asco!—gritaba ella entre lágrimas.

El tipo saco una navaja de su gabardina y se la puso justo en la cara

—Mira niña, cómo no dejes de gritar y de patalear te va a ir muy mal y sería una pena que una carita tan bonita se viera con horribles heridas por no querer pasar un buen rato conmigo.

—¡Prefiero eso antes de que un asqueroso cómo tú me toque!—le escupió a la cara.

—¡Zorra! Ahora vas a saber lo que es bueno.

Le cogió la cara e hizo el intento de cortársela, pero ella se movió y en lugar de eso le hizo una pequeña herida en el cuello y él mismo se rajó la mano.

—¡Maldita! Mira lo que me has hecho ahora vas a desear no haber nacido en tu vida desgraciada.

La cogió y empezó a darle puñetazos en la cara en el abdomen, le pegó una patada en la cabeza otra en la boca y otras tantas en las costillas. Cuando se cansó de pegarle se dio cuenta de que estaba inconsciente, la tiró a un contenedor de basura y huyó de allí orgulloso de su hazaña.

Tras estar descansado llegó la hora de emprender camino al hospital, le esperaban veinticuatro horas agotadoras pero ese era su trabajo y además era lo que más le gustaba hacer en el mundo, siempre le cambiaba los turnos a sus compañeros y se quedaba con las guardias, en cierto modo estaba ocupado y no se sentía tan triste y solo.

—Álex buenas noches ¿Cómo te va?—le saludó su compañero de trabajo y gran amigo.

—Hola Dani, pues aquí estamos nos espera una larga noche y un largo día amigo.

—¿Un café para despejar la mente y mantenernos espabilados?

—Eso siempre, si no, no hay manera—dijo con media sonrisa.

La verdad es que desde que Nerea se fue, Álex no había vuelto a sonreír ni a reír ni a estar contento. No se parecía nada a aquel chico alegre que siempre estaba haciendo bromas que ayudaba a todo el mundo en lo que pudiera, ahora de ese chico no quedaba ni la sombra, Álex se había vuelto en un hombre reservado, frío con una mirada llena de amargura y tristeza.

Eran las cuatro de la madrugada y la noche estaba muy tranquila apenas había actividad, cuando apareció la ambulancia y se bajaron los médicos corriendo con la camilla. Habían encontrado a una joven en un contenedor de basura inconsciente, al parecer le han dado una brutal paliza.

Cuando se dispuso a examinar las constantes de la chica, la reconoció inmediatamente ¡Era ella! La chica que le había gritado aquella tarde, no se lo podía creer. ¿Quién le había hecho eso? Porque a pesar de su fuerte carácter tenía cara de buena persona.

Transcurridas varias horas ya estaban los resultados y no eran nada buenos.

—Ya tenemos los resultados de la paciente doctor Sierra—dijo la enfermera.— La paciente presenta varias fracturas en su cuerpo tiene seis costillas rotas, un hombro dislocado, rotura parcial del tabique nasal y un traumatismo craneoencefálico, y la analítica de sangre no está mucho mejor, los resultados arrojan que tiene principio de desnutrición. La pobre chica está muy mal tiene una fisura en el bazo y lo más probable es que haya que operar para extirpárselo, si consigue salir de ésta va a tener una recuperación lenta y dolorosa.




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