Álex no daba crédito a lo que había escuchado ¿Dani enamorado de Lucía?, Dani siempre ha sido el que iba dejando a las mujeres enamoradas y no al revés, y luego ¿A que vino eso de besarla? Menos mal que ella lo apartó y le dijo que no le correspondía, pero que lo quería mucho como amigo, a él la única vez que la besó, por poco se lo come y nunca le había dicho que lo quería ni como amigo ni como nada.
Lucía abrió la puerta, estaba todo oscuro, pensaba que Álex no había vuelto, iba a sentarse en el sofá a quitarse los zapatos. Se sentó por fin…pero encima de Álex.
—¡Dios que susto! ¿Por qué siempre apareces por sorpresa o a oscuras?—exclamó mientras intentaba levantarse de encima de él, pero no la dejó.
—Me gusta la oscuridad, por cierto ¿Dónde diablos estabas? No puedes ir y venir cuando te venga en gana—la miró a los ojos—Estaba preocupado por ti, pensé que te habías ido para siempre.
—No, cuando me vaya, lo sabrás, no soy tan ingrata ni tan desagradecida como para hacer algo así.
Se quedaron mirándose fijamente uno al otro durante un instante que pareció eterno, por fin Álex rompió el silencio.
—¿Por qué has dejado que te besara?
—¿Qué? ¿Estabas espiándonos?—dijo Lucía boquiabierta.
—No…vale sí, pero fue sin querer, pero dime ¿Por qué has dejado que te besara?
—Me ha pillado a traición, pero como habrás podido escuchar, no es correspondido.
Lucía se intentó levantar de nuevo pero, otra vez no la dejó hacerlo.
—¿Qué eso de que esta vez es la segunda vez que podrías haber muerto?
—No quiero hablar de eso, y ya déjame que me vaya a dormir estoy cansada.
—Me gustaría que confiaras en mí como yo lo hice en ti cuando te conté mi historia.
—Lo sé, pero es algo doloroso de lo que nunca he hablado, es muy difícil de asumir, aún hoy creo que no lo he superado.
—No te voy a obligar si no quieres, ojalá algún día tengas la confianza de hacerlo—le dio un beso en la cabeza.
—Está bien ya que esta noche se ha revuelto mi pasado te lo voy a contar y lo enterraré para siempre. Como habrás podido comprobar mi nombre es español pero mis apellidos no, mis padres eran extranjeros, rusos para ser exactos, llevaban viviendo aquí desde que se casaron, la abuela materna era española, y por eso decidieron vivir aquí, cuando yo nací, la abuela de mi madre acababa de morir y decidió ponerme su nombre. Cuando yo tenía seis años veníamos de Ibiza, de pasar las vacaciones, cuando aterrizamos en Barcelona cogimos el coche que estaba aparcado en el aeropuerto, nos dirigíamos a casa. Yo iba mirando el paisaje, me encantaba ver a los árboles pasar a toda velocidad, también me gustaba saludar a los pasajeros de los otros coches, mis padres empezaron a discutir, era algo muy habitual entre ellos, pero luego se reconciliaban rápido. De repente un camión invadió nuestro carril en sentido contrario y…—a Lucía se le hizo un nudo en la garganta, sus ojos se inundaron en lágrimas, pensó que no podría seguir pero lo intentó—Chocó contra nosotros, mi padre no pudo evitar el impacto y yo… salí despedida por la luna delantera—hizo una pausa para tomar aire— Me clavé un montón de cristales en el cuerpo, y el más grave fue el que tenía clavado en el esternón, al parecer perdí mucha sangre, el cristal me había seccionado una vena y no paraba de sangrar, estuve muchos meses en coma…No sabían si podrían salvarme o no, lo último que recuerdo del accidente antes de perder el sentido, fue la cabeza de mi padre aplastada contra lo que quedaba de luna delantera, tenía la cara llena de cristales, se quedó con los ojos abiertos y parecía que me miraba a mí pero…—Lucía se hundió y rompió a llorar—Él estaba muerto, estaba ensangrentado y mi madre estaba tirada debajo de una de las ruedas del camión, estaba aplastada…Eso es lo último que recuerdo hasta que meses después desperté, me contaron todo y me quedé en estado de shock, estuve semanas sin hablar con nadie, sola…estaba sola. Cuando salí del hospital—Lucía se serenó un poco—Buscaron a la familia de mis padres pero nadie quiso hacerse cargo de una niña a la cual ni conocían Con el paso de los años me enteré que mi padre era un mafioso y que igual el accidente que tuvimos no fue un accidente sino un ajuste de cuentas—Lucía suspiró— Yo no quise saber nada más de aquel tema. Estuve en el orfanato desde los seis hasta los dieciocho. A los dieciocho tuve que irme, intenté buscar trabajo, pero nadie quería a alguien sin estudios y sin experiencia laboral, me deje vencer y así es como acabé en la calle, así he vivido los últimos tres años de mi vida, pasando hambre y necesidades, pero jamás se me pasó por la cabeza robar, ni vender mi cuerpo como hacía gente que yo conocía. Sí, me han pegado varias veces por ingenua, yo nunca he pegado a nadie y la última vez que lo hicieron casi me matan. Esta es la historia de mi vida, es muy dura y sólo tengo veintiún años, casi veintidós y la vida sigue y no sé donde terminaré. ¿Estás contento? Ya sabes todo lo que tenías que saber, me voy a dormir buenas noches—ahora sí se levantó y se fue, esta vez Álex no se lo impidió.
No podía creer lo que acababa de escuchar, y pensaba que su vida había sido difícil, es cierto que perdió al amor de su vida, pero por lo demás no tenía queja nada, la vida le dio una familia que lo quería, una carrera y un trabajo.
Ahora sí que sentía que no podía dejarla ir, debía protegerla pero no sabía cómo, ella era desconfiada por naturaleza y al parecer no estaba acostumbrada a que la ayudaran, por fuera parecía una mujer fuerte, independiente, con mucho carácter, capaz de comerse el mundo, pero eso era pura fachada, por dentro era una niña asustada, con miedo a lo desconocido, falta de cariño, que había sido golpeada duramente por la vida y que no se atrevía a mirar hacia delante por miedo a ser humillada nuevamente.