SIGUIENTE

    Entre al hospital acompañado de Carol y de su mejora migo Sebastián, no me agradaban muchos los perros, al igual que los elefantes y gatos. Pero sabía que si se lo decía a Carol tal vez causaría una guerra de ideas o comentarios, y no deseaba pelear con nadie en ese instante. Llegamos a las zona de consultas, una señora estaba escuchando la radio, nos acercamos rápidamente,- ¿dónde están los enfermos?, pregunte, nervioso,-están arriba-, respondió,-¿conoce a Julián manrrique? Pregunte, mientras una gota de sudor se deslizaba por mi frente, por los nervios de no encontrar a mi padre. -No lo conozco, lo lamento, pero pueden buscar arriba. Respondió la recepcionista.

          Cada instante o palabra, me hacia pensar de que tal vez. Seria un error, pues por algo todo iba extraño, Carol se acercó a mi costado, estaba algo intranquila- tal vez puedas cambiar de opinión- dijo Carol, claro que no, ya estamos adentro, no pienso retroceder, Además perdí a mi padre una vez, no lo hare de nuevo-, dije, ella solo tomo como opción retroceder, como si supiera que jamás cambiaria de opinión, subimos las escaleras rápidamente, en el lugar se sentía la agonía, muchos gritaban de dolor, otros solo estaban echados tratando de cerrar los ojos, como si creyeran que el dormir seria su única salvación.

       Marcos estaba algo pensativo, cada momento con él se sentía algo tenso, parecía que tarde o temprano diría algo muy malo, ¿pero y por qué me trajiste hasta aquí?, dije lo más despacio posible, Marcos volteo a verme con una expresión preocupante, luego ello decidí no seguir haciendo más preguntas. El lugar se tornaba algo más oscuro cada minuto. Un ascenso ya hacia frente nosotros, dos hombres estaban parados en cada lado del ascensor – entra- dijo Marcos, espera, ¿adónde iremos?- eso no te incumbe, respondió Marcos, ¡¡bueno yo estoy dentro de esto, así que también es mi problema!!, Marcos se acercó,- debes confiar en mí, te prometo que apenas arreglemos todo este asunto, te dejare libre.