Entre al lugar con algo de nerviosismo, pero por lo que ya sabía ahora, estas chicas no les importaba lo que llegaría a ser una relación íntima o como sea. Sebastián parecía estar devorando un pedazo de pan con carne. – Sebastián— bueno muchacho tenemos que irnos. —...
--alto espera no tienen por qué irse, además el grupo aún no se moverá al menos por un día más. Tenían al parecer razón pero cuando les estuve a punto de decir que si o si teníamos que movernos un ruido como el de una explosión retumbo el lugar.
--¡!afuera!!— grito alguien desde lo poco lejos que estaba de la cabaña, Sebastián salto de inmediato. –¡!afuera, ya todos afuera!!. Salimos fuera de la cabaña y lo que notábamos fue algo sorprendente. Una ráfaga de luz explotaba todo a su alrededor. Ante lo que veía empezaba a reventar todo a su alrededor.
¡! Carajo!— ¡! corran chicas corran!!— la gente empezó a gritar desde lo lejos,-- ¡! Sebastián! el perro salió de inmediato, vamos muchacho vamos, corrimos lejos de aquella luz solar que derretía y quemaba todo a su paso.—¡!Alex espera!! Grito alguien, a lo lejos mire a Tyler corriendo hacia nosotros... luego de unos segundos Tyler ya se encontraba a nuestro lado corriendo.
A pesar de saber de qué la muerte se encontraba atrás nuestro, por mi curiosidad decidí voltear a ver lo que ocurría. El rayo del sol había logrado alcanzar a una mujer mayor, apenas este toco a la mujer, ella ya estaba derritiéndose como si fuera una cerámica derritiéndose por haber estado un mes entero en el sol. Gritaba por tal dolor que su cuerpo sentía al haber tocado al rayo.
No me gustaría estar en su situación, fue lo que se me paso por la cabeza. — chicos vamos sigan, debemos llegar a un lugar con mucha sombra. – yo conozco un carro que funciona, solo espero que el jefe ya no se lo haya llevado. El suelo ahora empezaba a sentirse muy caliente, parecía que estábamos encima de una sartén empezando a calentarse por el fuego.
Seguimos corriendo, aunque ahora parecía que el peso de los dos me jalaba al suelo. Como si la gravedad quisiera comerme entero.
La gente seguía gritando, luego de unos pasos más adelante, llegamos al supuesto carro. Estaba intacto aunque algo viejo. — ¡!si, bueno chicos la suerte nos acompaña!!.— grito Tyler dirigiéndose a todos en general.
Nos acercamos al carro, lo más rápido posible, cuando intente abrir la puerta del carro, este nunca quiso responde.
Cogí una de las piedras más cercanas, retrocedí un poco y con todo el peso posible la lance, viendo como este atravesaba el vidrio con un ruido que dejo algo incómodo mi oído.
Me dirigí y abrí la puerta. — ¡!chicas entren ahora!! Dirigí mi mirada a las cabañas. Pero cuando lo hice me di con la sorpresa de que ahora este fenómeno estaba más cerca. – ¡!vámonos Tyler! Luego meter a Sebastián al auto, Tyler me lanzo un pequeño saco. – ¡!oye amigo esto es tuyo!
Busque entre el pequeño saco y ante lo que veían mis ojos me quede algo paralizado, era la roca que me había dado Carol. Sebastián se quedó mirando atentamente a aquella roca media brillosa.
--¿oye donde lo encontraste? –bueno pues tu perro llego con él a este lugar. Supuse que era tuyo. – Bueno esa roca es muy hermosa— dijo una de las muchachas.