Mire los ojos de Tyler con una mescla de ira y de confusión. – ¿y por qué rayos no me dijiste nada? – Oye, pensaba decírtelo pero, la verdad es que estábamos ocupados— además no sabes cuidar una mascota. – ¿Tú crees que tengo tiempo para pensar en cuidar un animal?— es tu mascota ahora Alex— respondió Dayana. Su mirada era compasiva.
Baje la mirada, sabía que otra vez estaba algo indefenso, el problema era que no sabía cómo liberarme. Pero la ventaja era que no era el momento exacto ni adecuado.
Finalmente, decidí hablar. – se los contare después, primero vamos por Sebastián— Dayana dio un suspiro. – Claro, yo espero— bueno, ¿listos?- vamos.
Nos levantamos y corrimos, al edifico, unas pequeñas casas, nos estorbaban, lo cual nos dio la opción de tener que rodearlo. Cada paso, era cada vez más fuerte. Un eco tronaba en cada parte de la calle.
Ruidos empezaron a sonar a nuestras espaldas, parecían ser risas burlonas. – ¿Me parece o nos están siguiendo?— ¡! Alex, atrás! Mire lo que sucedía, un grupo grande de personas corrían hacia nosotros. – rayos, no paren chicos, están algo lejos pero pronto nos alcanzaran. Sin darme cuenta la noche se había vuelto sombría, el miedo era el cazador y nosotros la presa.
El edificio se encontraba a tan solo unas calles adelante, pero era ilusionante como de pronto todo era una película de terror, nuestras precauciones tenían que ser más grandes y precisas. Apenas un simple error lo echaría todo a perder, y claro moriríamos devorados o asesinados por unos dementes en plena noche.
Pare en seco, mirando a Dayana con algo de ira, ¿porque todo ahora se había puesto en mi contra? – a que te refieres, somos amigos se supone que estamos en esto juntos. – oye Alex, antes de que sigas hablando, em… Dayana tiene razón, el error fue más tuyo que el nuestro. – ¿De qué hablan chicos?—lance una pequeña carcajada.
Ante aquel tipo de comentario, los rostros de los dos, se veían serios, aquel cambio radical, fue algo muy inesperado. Primero tenía el apoyo de amigos que harían lo que fuere por seguir unidos para sobrevivir. Pero ante lo que estaba viendo en aquel momento, tal idea no era más que una simple ilusión que coexistía solo en mi mente.
Ambos se alejaron rápidamente sin pensarlo más, era algo ilógico como todo había dado un giro inesperado, nuevamente estaba solo en mi aventura. Con algo de temor por ser devorado me dirigí al edificio. Cruce la calle mirando todo alrededor.
Los ruidos de aquellas personas dementes ya habían cesado, pero a pesar de ello no podía darme el lujo de atraerlos hacia mí. Apenas entre se me vino un pensamiento a la cabeza, todo ahora parecía más loco que antes. ¿Cómo sabían a qué edificio se había dirigido Sebastián, si tal edificio quedaba muy lejos de la caza en la que nos encontrábamos? ¿Y por qué Sebastián se había dirigido a este edificio?... sabia y entendía que yo tenía la culpa, no me había dado cuenta para nada de la presencia de Sebastián, al menos hasta que nos adentramos a la ciudad.
Prácticamente estaba más preocupado en sobrevivir o en saber que ocurría, y no tome importancia a lo que me rodeaba. – Rayos— ¿qué clase de amigo era? ¿Acaso era mucho más importante lo que había alrededor, que lo que ya tenía al lado mío?
Me sentía un idiota, había podrido todo mis logros, aunque no hayan sido logros planeados, fueron muy inesperados e instantáneos. Además de la catástrofe, las enseñanzas de vida aún seguían en pie.
Luego de un buen tiempo finalmente había llegado al lugar, la calle estaba vacía y solo coexistía una pisca de luz, todo lo demás era solo oscuridad. Me adentre al edificio, el lugar sin duda era muy espantoso, las dudas invadían mi cabeza. Aun que tenía posibilidad de escapar sabía que no podía irme sin cumplir mi misión.