Ersaí come pan del que le dio el día anterior Filomena, y luego de eso; se va arreglar el fogón echando carbón, y dejando todo organizado para cocinar más tarde...
En ese instante, Lucrecia llega a la puerta de la casa de Martha, y toca, diciendo:
— ¡Ersaí! ¡Tu tía Martha te necesita al teléfono! ¡Ersaí! ¡Abre la puerta! ¡Abre la puerta Ersaí! No hagas enfadar más a tu tía Martha.
Ersaí escucha a Lucrecia y abre la puerta, diciéndole:
— ¿Usted no se cansa de hacer tanta maldad?
— No sé de qué me hablas, aquí esta tu tía al teléfono.
— Usted sabe de qué estoy hablando, pero usted algún día recibirá lo que merece.
— Recibe el teléfono, Martha espera por ti.
Ersaí coge el teléfono de Lucrecia, y le dice a su tía:
— Hola tía, ¿cómo esta?
— Mal, quiero que te vayas de mi casa.
— ¿Por qué?
— ¿Cómo que por qué? Volviste a hacer llamaradas en mi casa, y yo te dije que no las hicieras.
— No, yo no he prendido nada, lo que conseguí fue carbón, para recién cocinar más tarde.
— No me mientas, y te vas de mi casa.
— No te miento.
Lucrecia se sonríe en la cara de Ersaí. Cuando Martha le dice a su sobrino:
— Estate preparado, porque voy a buscar a cualquiera para que viva en mi casa, y que tú te vayas de ahí.
— Bueno tía, si esa es tu decisión, yo la captaré, lo único que te digo, es que no te dejes engañar de Lucrecia.
— Yo no me dejo engañar de nadie, y no me digas más nada y arregla tu ropa.
— Como tu digas.
De inmediato, Ersaí le entrega el teléfono a Lucrecia, quien se contenta aún más al ver el rostro de Ersaí, y le pregunta:
— ¿Qué dijo tu tía?
Ersaí le cierra la puerta en la cara y se va para la habitación, y comienza a meter su ropa en la maleta...
Después de hacer nuevamente sus maletas, Ersaí piensa en Filomena, y sale de la casa para despedirse de ella...
Justin está en el andén conversando con dos amigos del barrio. Cuando Ersaí deja sus pertenencias recostadas en la pared del frente de la casa, y le dice:
— ¡Justin! ¿Tu madre está en casa?
Justin mira mal a Ersaí, y le responde:
— Para usted, mi madre no está. Y la verdad es que no me caes bien.
Los dos amigos de Justin se miran las caras. Cuando Ersaí le expresa a Justin:
— Bueno, alégrate tú también, por que hoy es mi último día viviendo acá.
— Que bien que te vas.
Filomena abre la puerta, diciendo:
— ¿Quién se va?
De inmediato, Justin le expresa a su mamá:
— Hoy es el último día del vecino acá, no te parece genial.
Filomena le habla con dureza y firmeza a Justin, diciéndole:
— No creas que no te escuche, ¿cuándo vas a dejar la grosería?
— Mamá, yo no he hecho nada.
Filomena mira a los dos amigos de Justin, y les dice con voz fuerte:
— ¡SE VAN CADA UNO PARA SUS CASAS Y NO ME JUEGAN MÁS CON ESTE MUCHACHO!
— ¡Si señora!
Ersaí está presenciando todo esto. Cuando Filomena le dice a su hijo:
— Y tú te entras y quedas castigado.
Justin baja la cabeza y mira de reojo a Ersaí, como culpándolo de su castigo, y se entra a su casa. Cuando Filomena le expresa a Ersaí:
— Perdona a mi hijo.
— Tranquila, eso no tiene importancia.
— Claro que sí, no sabes cómo estoy luchando para que este muchacho no vaya a coger por el mal camino, pero es que el padre es muy permisivo con él, y así se me hace las cosas difíciles.
— Doña Filomena, yo venía a despedirme.
— ¿A despedirte?
— Si, me voy de acá, y no me podía ir sin despedirme de usted, porque usted ha sido una mujer muy especial conmigo.
Filomena se pone triste, y le expresa a Ersaí:
— ¿Pero cómo que te vas? Yo estaba tratando de convencer a Alfredo para un trabajo para ti, para que pagaras los servicios de la casa.
— No, la dueña de la casa me... la dueña de la casa le va arrendar la casa, y yo tengo que irme.
— ¿Y adonde te vas?
Ersaí le miente a Filomena para que esta no se vaya a preocupar, diciéndole:
— Me voy a casa de un tío, no se preocupe, yo voy a estar bien.
Filomena abraza a Ersaí, diciéndole:
— Me vas hacer falta, muchacho.
— Usted también me va hacer falta... bueno, ya me voy.
— Que te vaya bien.
— Gracias.
Ersaí coje su maleta de donde esta, y vuelve a despedirse de Filomena y va pasando. Cuando se acuerda de don Orlando, y va para allá...
Ersaí se va a despedir de Orlando, pero la mujer que está atendiendo los minutos, le dice que él no está, y Ersaí no le queda más de otra que irse...
En seguida, Ersaí se va caminando a cualquier parte, y camina por mucho tiempo, hasta llegar a unos edificios llamados Madeira, y se sienta a descansar en el andén, y la gente que baja y sube de los edificios, lo miran con extrañeza. Pensando que es un ladrón.
Una mujer que trabaja en un alto cargo de gobierno, se baja de su carro, pero cuando ve a Ersaí con esa maleta, se entra de nuevo a su carro y llama a la policía...
Ersaí mira lo que está haciendo la mujer, y dice en voz baja:
— De seguro está llamando a la policía pensando que yo le voy hacer algo... la gente está muy paranoica.
Ersaí se levanta y se va de ese lugar, para que la mujer pueda bajarse de su vehículo y pueda entrar a su residencia...
Ersaí se aleja bastante y se sienta debajo de un árbol, y pone su maleta aun lado. Cuando ve jugar a dos niños con un perro muy pequeño de color blanco, y se acuerda cuando él estaba pequeño, y jugaba en su barrio con sus amigos.
6:30 pm, se está haciendo de noche, y Ersaí se despierta. Cuando alcanza a ver a dos sujetos que se le llevan su maleta con toda su ropa, y de inmediato se levanta para ir por su ropa, pero uno de ellos le muestra un arma de fuego, y se detiene, y dice en voz baja:
— Que se la lleven, eso no les va a servir de nada.
Ersaí se levanta de ese lugar porque no es seguro para él, y se va caminando, hasta que le coje la noche, y ve desde lejos una panadería con un letrero que dice: Panadería y Pastelería Gustapan...