Un Millonario en Navidad

Capítulo 2

Violet estaba tarareando una canción que había escuchado en un centro comercial de la zona. Se acercaba la víspera navideña y todos compraban los regalos para su familia excepto ella. Pero igual le gustaba pasearse por allí y ver a las personas con grandes cajas.

Todo parecía tan alegre para estar tan triste. Violet se encontraba en pura soledad en la vida, que deseaba con todas sus ansias esta navidad encontrar a alguien a quien comprarle el regalo.

Continuó caminando pensando en si gastar el dinero que había ganado en comprarse algo a si misma o guardarlo para luego hacer las compras de la semana.

—¿Robando nuevamente? —Violet sonrió dándose la vuelta.

—Muy gracioso. —Collin rió, cosa que muy pocas veces hacía. —¿Haciendo las compras navideñas? —el asintió.

—Y tu... ¿Qué haces aquí? —preguntó mirando los ojos de Violet.

Aquella mujer era muy hermosa, tenía unos ojos oscuros y grandes, su cabello era café oscuro, su cara tenía el tamaño perfecto y su cuerpo era pequeño.

—Solo paseo, me gusta caminar por el centro comercial a estas fechas, las familias se ven tan felices.

—¿Y tu familia? ¿No es feliz? —la chica solo bajó la cabeza y se encogió de hombres.

—¿La gente es feliz en el cielo? Quizás sí, quizás no. No lo sé. —dijo dándole a entender que su familia ya no estaba con ella.

—Lo siento, ¿Qué pasó? —Violet lo miró.

—El accidente de avión del 2011. Mamá y papá salieron por un viaje de negocios y jamás volvieron. Tenía 14 años y como no tenía otros parientes la policía me llevó a un orfanato. Pero la gente que nos visitaba allí creía que yo era muy rebelde y jamás se quedaban conmigo. —a Collin se le encogió el corazón.

—De verdad, lo siento mucho. No tenía idea.

—No importa. Fue hace mucho tiempo y ya no me afecta.

—Si tu lo dices... ¿Quieres acompañarme a beber un café?

Violet y Collin fueron a tomar un café, estaban sentados en una mesa del Starbucks del centro comercial. Collin se ofreció a pagar los dos cafés, Violet se negó queriendo pagar el suyo, pero Collin insistió teniendo en cuenta en la situación económica de la chica. Un café no cambiaría su cuenta bancaria.

—Algún día tendré una familia a la cual comprarle regalos de navidad. —comentó la chica.

—Creo que eres capaz de ello. Encontraras a alguien que te quiera y te valore. —Collin ocultaba todas sus emociones. Era genial para ello. Pero en su interior el necesitaba salir de la soledad que su vida amorosa le daba.

—Quizás, pero por el momento no parece que vaya a encontrar a alguien. Creo que estoy bien así.

El teléfono de Collin comenzó a sonar y contestó rápidamente con preocupación.

Al otro lado de la línea la hija de Collin lloraba por un fuerte dolor de cabeza. A Violet le extrañó el repentino cambio en la personalidad de Collin.

—Cariño, aguarda. Voy en seguida, tranquila preciosa. —Violet no sabía que decir, no sabía con quién hablaba, pero estaba segura de que hablaba con una mujer a la que le tenía mucho aprecio.

Collin cortó el teléfono.

—Creo que tu esposa te necesita. Será mejor que me vaya y no tengas problemas. —le dijo la chica a Collin quien se encontraba dejando una propina sobre la mesa. Este miró fijamente a la chica.

—¿Esposa? —sonrió. —Me he divorciado hace un tiempo, ya no tengo esposa. —algo dentro del corazón de Collin se estrujó y miro los pechos de la chica intentando no cruzar sus ojos por su mirada.

Violet se puso feliz por alguna razón.

—Eso... Eso es... Lo lamento. —se disculpó por sentir que estaba interponiéndose en su vida.

—Leila es mi hija junto con su hermano Brandon. Son mellizos. —A Violet le encantaban los niños, pero Collin tenía miedo de que aquella muchacha saliera corriendo al saber semejante noticia. —no te pediré que me acompañes. —le informó.

—Puedo hacerlo si quieres, de todas formas, no tengo nada que hacer. —Collin no dijo nada y comenzó a caminar hacia las afueras del centro comercial. Violet lo siguió al ver la bolsa que se olvidaba al lado de la mesa donde minutos antes habían estado tomando un café

—Olvidas tus bolsas. ¿Quieres que te acompañe? Me encantan los niños. —confesó.

—No hace falta. —soltó.

—Insisto.

 

Se dirigían a la gran casa de Collin, quien le incomodaba la presencia de Violet en ese preciso momento. Había algo en la chica que le asustaba, pero no de la mala manera.

Violet miraba por la ventana del auto con gran adoración, jamás iba para aquellos lados porque su sustento económico no lo ameritaba. Todo estaba lleno de árboles y grandes casas. Le llamaba la atención cuál sería la de Collin.

Violet tenía la mirada de una niña mirando un juguete. Era adorable.

—Bien, llegamos. —comentó Collin. La mirada de Violet se iluminó al ver como unas rejas estilo Real se abrían. El lugar era digno de un rey si se lo preguntan.

—Vives... ¿Aquí? —Collin sonrió. —Es, es muy, grande. —a estas alturas, Collin creía que a Violet solo podría describirla como casa fortunas y debía cuidarse de ella lo mejor posible, aunque sus ojos lo encandilen con gran fuerza. —¡Me encanta! —exclamó la chica y Collin no dijo nada. —¿Sabes? Tengo el presentimiento de que no te caigo bien y te molesta mi presencia.

Collin dudo un momento en lo que debería responder.

La verdad era que, Violet, le parecía una chica a la que le encantaría aprovecharse de su fortuna y que por eso se encontraba allí.

Solamente la miró, y con sus ojos fijos en ella, Violet entendió que la respuesta era que si le molestaba.

—Bien, detén el auto. —ordenó. —volveré a casa caminando.

—¿Estás loca? —preguntó. —no llegaras jamás si caminas hasta allí. —ella lo miró. Tenía razón.

—No me importa.

—Está oscureciendo. —informó.

—Que tengas una linda noche con tus hijos. ¿Cuánto te debo?

—Definitivamente estás loca si crees que te dejaré volver. Se acerca una tormenta y podrías hacerte daño.



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En el texto hay: navidad, amor, millonario y pobre

Editado: 29.01.2019

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