CAPÍTULO 29

Poco a poco mis sentidos van despertando. Pero no me encuentro al cien por cien. Aún siento cierto letargo en algunas partes de mi cuerpo debido al anestésico.

¿Dónde estoy? No lo sé

¿Qué ha pasado? No tengo ni idea.

<< Sarabell, las obviedades están claras. Ahora vayamos a lo importante.>> me regaño mentalmente.

¿Qué es lo último que recuerdo? Un pinchazo en el cuello y un grito desgarrador de Logan. ¡Logan! ¡Álex! ¡Nathan! ¿Cómo estarán? ¿Cuánto tiempo llevo así? Contemplar la posibilidad de que es demasiado tarde para ellos me mata. Simplemente no lo soportaría. Solo rezo para que todo esto no haya sido en vano. ¿Por qué no están aquí conmigo?

Siento que la cabeza me va a explotar en mil pedazos, y plantearme tantas dudas no me ayuda. Me palpita tan fuerte que siento que el cerebro se me va a salir por los ojos. Me cuesta moverla, y sobre todo abrir los ojos.

Hago un esfuerzo y con sudor y lágrimas levanto la cabeza, sin quererlo, me encontraba mirando el suelo. Todo me da vueltas, y soy consciente de que debe ser los efectos de la anestesia que me han suministrado. Deseando que pasen pronto analizo mi entorno, a ver si de esta manera encuentro algún detalle que me diga dónde me encuentro. ¿Para salir de aquí? No creo. Me obligo a ir paso a paso.

Me cuesta adoptar mis ojos a la oscuridad del lugar. Solo una pequeña franja de luz entra por una ventana situada en lo alto de la pared, lo que me da a entender que estoy en una habitación bajo tierra. Es de día, pero está a punto de anochecer, los tonos rojizos y naranjas oscuros me ayudan a ubicarme temporalmente. Gracias a que adoro ver las puestas de sol, me he convertido en una experta en cuanto a los colores del día. Pronto anochecerá y me quedaré totalmente a oscuras. Me doy prisa en memorizar la habitación.

Me encuentro sentada en una silla de madera de lo más incómoda, con los brazos atados a la espalda, y las piernas atadas a las patas de la silla. Tiro de las ataduras de mis pies y se mueven, están medio sueltas, y el que me ha atado lo ha hecho a propósito así por un propósito o no se ha enterado de su desliz. En la pared de enfrente solo se encuentra la puerta, de un material duro, tal vez hierro. En la izquierda hay unas estanterías vacías y llenas de polvo, a la derecha veo un pequeño grifo y una taza de baño, que seguro que no siguen las medidas higiénicas necesarias. Y detrás mío el muro con la ventana en la parte alta. No hay mucho con lo que pueda trabajar. Sigo igual de perdida que al principio. Huele a humedad, y todas las paredes parecen estar hechas de piedra. Así que estamos en una zona con mucha agua. Cierro los ojos para comprobar si puedo escuchar algo, solo se oye el trinar de varios pájaros a través de la pequeña ventana. ¿Estoy en un bosque? Puede ser, Dropwood cuenta con una vasta extensión de bosques. Tan vasta que puedes perderte allí durante días, y eso significa, que estoy muerta. Nadie va a venir a buscarme, porque nadie sabe que estoy aquí. Los chicos son fantasmas y no les pueden ver nadie, así que no me van a servir de ayuda. Además, ¿Dónde están? Me es inevitable preocuparme por ellos, estaban débiles y solos, y solo espero que no les pase nada o que sean capaces de encontrarme.

No sé cuanto tiempo llevo aquí y eso me pone de los nervios, por la luz se que solo llevo horas encerradas, tal vez unas 24; pero el tiempo pasa tan lento que me parecen años. Debo despistar la cabeza pues sino acabaré volviéndome loca. Sin quererlo, vuelvo a pensar en los chicos, sobre todo en Logan y en lo desesperado que parecía cuando me secuestraron. Una lágrima cae por mis mejillas. Se ha convertido en alguien importante para mí, él y los demás, y no sé que haría si les perdiese. Cierro los ojos en un intento de descansar, y vienen a mí varios momentos que he pasado con los chicos, como si una película se proyectase en mi cabeza. Sonrío y solo pienso en ellos. Una brisa de aire me produce un escalofrío, pero me imagino que se debe a las condiciones del lugar. No tengo intención de abrir los ojos, pues mi cabeza necesita un descanso y debo guardar fuerzas si quiero salir de aquí, pero un sexto sentido me obliga a desobedecer a mi razón. Así que despierto de nuevo y no me creo lo que veo. Logan, Álex y Nathan están delante de mí tan confusos como yo. ¿Cómo ha pasado eso? Me miran, les miro, y los cuatro nos ponemos a llorar como idiotas.

— ¡Chicos! Estáis aquí. ¡Qué alegría que estéis bien! ¿Pero cómo? V pregunto entre emocionada e intrigada.

Logan corre hacia a mí y me analiza con la mirada. Sus preciosos ojos brillan de alegría y de preocupación. Pero sonrío para demostrar que me encuentro perfectamente.

— Menos mal que estás bien —dice con alivio. — Estamos como locos en el porche de la casa de tu tía cuando decidimos ir a buscarte por todas las partes de la ciudad. Después de horas y de casi un día estábamos desesperados al no encontrarte, entonces escuchamos tu voz llamándonos, cerramos los ojos y nos aparecimos aquí.

— ¡Que guay! No sabía que pudierais hacer eso —digo de verdad asombrada.

— Otra cosa que puedes añadir a tu lista — dice Nathan con ironía. Incluso a él le hecho de menos, y como no puedo estar enfadada ahora mismo, me río de ellos.

— Pues sí, lo haré. Menos mal que estáis aquí, me estaba volviendo loca pensando qué os había pasado. ¿Habéis visto donde estamos?

— No, hemos venido aquí directamente. Pero este lugar me produce una sensación extraña. No sé cómo decirlo

Observo con atención a los chicos, y me doy cuenta que lo que sea que haya hecho, les he quitado la suficiente energía para que estén bien, de nuevo están más pálidos de lo normal. Mi corazón se estruja de dolor, deseando poder ayudarles, pero no es el mejor momento.

— ¿Estáis bien? —pregunto preocupada.

— Solo algo cansados, pero bien. Resistimos.

— Sentaros en el suelo y guardad fuerza. Esperemos salir de aquí lo antes posible, no podría soportar perderos.