Luego de caminar por unos minutos llegue a mi destino, la casa de mi mejor amigo Alexander un criador de cerdos, es muy alto corpulento de test blanca ojos azules parecidos al mar no de buena forma si no de la peor cuando lo miras directo a los ojos sientes que te ahogas en una ola gigante sin ningún tipo de salvación te roba el aire sin que te des cuenta, por eso muy es respetado en Matera, el avía sido uno de los únicos que no sufrió las consecuencias del cambio de poder tan arrepentido , pero no solo se dedicaba a eso, el podía conseguir cualquier tipo de armas y además es un amante de las viejas costumbres italianas.
Toque la puerta y aquella bestia me recibio
— Cuanto tiempo sin verte Leonardo, como te trata la vida viejo amigo- dijo alegre mientras abría la puerta y me dejaba entrar
— Todo sigue igual Alex, muchas gracias por preguntar y dime tu como estas- dije entrando saludándolo con dos besos en las mejillas
— Igual que tu mi amigo- dijo cerrando la puerta una ves estuve adentro
— Y que gustas adquirir hoy- dijo curiosamente
— En la noche tengo una cena, quisiera que me prestes uno de tus inquilinos y de lo demás dame lo de siempre. le dije sentándome en su sofá
— Por su puesto, déjame pensar quién seria el indicado para esto...
Quedo pensativo por unos minutos y luego dijo
— Yo me encargo de llevar a donde siempre tu no te preocupes Leonardo, déjame cargar todo en una mochila y te lo entrego- dijo entusiasmado por que sabia que pasaría luego
— Claro muchas gracias, confió en que haya elegido al mejor de todos- le dije muy sinceramente
— Eso no lo dudes sabes que siempre tomo buenas decisiones- dijo en tono serio
Ese hombre es muy misterioso, tiene un pasado terrible, sus padres eran soldados de elite rusos enviaron una misión en Venecia, donde todo salió mal y su padre murió, Rusia hiso lo que pudo y los apoyo pero no era suficiente, su madre lucho y trabajo hasta la muerte por que su hijo sobrevivía y tenía un techo en donde quedarse, compro una granja y empezó a criar cerdos, luego de la muerte de su madre , Alexander busco la manera de vengar a sus padres.
Un día alguien toco su puerta y luego de una larga charla sobre cerdos y el clima, aquel hombre se disculpo por no a ver pudo hacer nada por sus padres, se identifico como un comandante de las fuerzas especiales, tenia el mismo objetivo que Alexander el cual era exterminar a esas personas tan crueles las cuales mataron a sangre fria a su padre. Le ofrecieron contactos y armas, pero el tenia que juntar gente en la cual podria confiar en su vida.
Busco y busco por mucho tiempo hasta que me encontré a mi, yo era un ser débil sin habilidades para nada acababa de perder a mis padres y avía escuchado rumores sobre el.
Fue duro con migo al principio, yo rogué por que me dejara unirme a el y juntos cumplir nuestros objetivos y el me rechazo mas de una ves hasta aquella ves donde me encontre con hombres de los Caruso, me golpeon hasta que perdí el conocimiento, luego de eso desperté en una casa que no conocía en una cama extraña y Franco me estaba cuidando, el me entreno y me hiso ver la realidad, le conté mi historia y decidió apoyarme, me dio un trabajo para mantener a mi hermano hasta que pudiera encontrar algo mejor...
Luego de esperar por casi 20 minutos llego con una maleta algo grande.
— Toma aquí esta todo lo que necesitaras- me dejó aquella maleta en la mesa dijo que estaba al centro de su sala algo rustica hecha madera maciza
— Muchas gracias Alex, en un rato vuelvo- le dije revisando el contenido de la misma.
— Por su puesto con gusto te esperare- dijo en un tono frio sin algun sentimiento reflejado en sus ojos.
Al salir de su casa me dirigí a la mía, mirando los alrededores mentalizándome para el acto tan abominable que cometeré después, me dio miedo, pena y asco imaginarme con esa sonrisa saludando a la gente, caminando tranquilamente, sabiendo perfectamente en la miseria que me hundo, en los actos que he cometido en aquella gente que asesine por un propósito hipócrita y tonto, pero no me puedo detener ahora, tengo que seguir adelante con mi propósito.
Luego de llegar deje la comida que compre para Massimo, seguido de eso me comencé a cambiarme y alistarme, terminando mire por la ventana hacia el cielo dedicándole unas palabras a mis padres y pedí perdón por todo.
— Perdonen por no poder ser esa persona que ustedes querían, es solo que la vida no es tan fácil y sin ustedes es aun mas difícil tomar buenas decisiones- dije recargándome en el marco de la ventana para luego seguir con mi camino
Saliendo de la casa mire a mis espaldas por una ultima ves mas y segui caminando, es una costumbre pienso de mas las cosas e imagino cualquier escenario posible en mi mente y si algun dia no regreso quisiera que mi hermano logre llegar a ser alguien grande , el a estudiar junto a mi todos estos años y no a manchado sus manos de sangre, no quisiera que en ningún momento de su vida lo agá, solo se atormentaría y estoy seguro que decaería en una depresión tan profunda que solo terminaría suicidándose, el no es tan fuerte y eso me pone triste.
Después de llegar a mi destino comencé a observar los alrededores, solo avía 2 guardias, Sabina tenia razón en verdad que serían discretos, no entiendo por que si nadie tiene el valor para suficiente interponérseles, por que intentan que nadie los descubra, puede que sean demasiado confiados o demasiado tontos.
Decidí ser silencioso tome el arco que me avía regalado Alexander el día de mi graduación de la Universidad, apunte y fui certero, el primer guardia avía caído, con un golpe seco y sin dolor, silencioso y mortal, apunte al segundo pero caminaba demasiado rápido , decidir acercarme mas y hacerte mi tiro, luego puse todos mis conocimientos para entrar a la casa sin ser descubierto.