Un mundo de asesinos - ¿y tú, qué clase de asesino eres?

Capítulo 15: Calabozos y secuestros

 

1

 

Newt caminaba con rapidez hacia la oficina de su jefe con dos policías a su espalda, aquel angosto pasillo parecía cerrarse cada vez más y sabía que una vez dentro de aquella habitación lo que le esperaría sería seguramente su despido. Abrió la puerta con esa delicadeza y silencio combinada con preocupación, tal y como lo haría un adolescente que acabase de llegar de una fiesta que ha durado tres días y al cual aún no le baja el efecto de la cocaína; desde luego Newt no sabía cómo se sentía el efecto de la cocaína pero suponía que si la hubiese consumido horas antes en ese momento tendría el valor suficiente como para plantarle cara a su jefe. «Al igual que el efecto de una botella de Whisky.» Pensó él.

—Adelante, Newt –Dijo el jefe del departamento haciendo una señal a los dos policías para que se retirasen y siguieran comiendo, eso era lo que se solía hacer cuando no era temporada de crimen- Siéntate.

Jane-Graham se sentó en aquella silla plegable de metal acolchada, la única que había frente al escritorio del jefe ya que él prefería tratar a los invitados uno por uno. Ese era su estilo, para que no se le escapase nada, y por si eso fuera poco anotaba algunas cosas en su bloc de notas que siempre tenía sobre su escritorio junto a su lámpara de lava roja. Todas aquellas acciones ponían nervioso a cualquier oficial o inspector que llegase a entrar a su oficina para hablar sobre alguna estupidez cometida. Tal y cómo era el caso de Graham. El silencio reinaba en la habitación.

—Eres uno de mis mejores agente y me duele mucho esto… -Comentó el jefe- ¡Pero la has cagado! –Gritó reclinándose en su silla en dirección a Newt y mirándolo con furia- Tres adolescentes han muerto y dos más se han presentado al hospital general hace dos días, uno con dos heridas de bala, una en cada hombro, el otro tenía cortadas de cristales en la cara y los brazos. ¿Sabes que ha pasado hoy? Me ha llamado el presidente: “Eres el comandante en jefe, tu responsabilidad es supervisar que la basura de tu departamento haga bien su trabajo y ahora, justo ahora debo dar un aviso público y explicar por qué ahora las personas no pueden salir con sus hijos a jugar a un parque cercano por la noche. Los índices de crimen han subido” Y tú sabes que eso no es verdad –Continuó el jefe- Sabes que siempre hemos tapado eso para que el presidente no se dé cuenta de que tan mierda es esta maldita ciudad donde vivimos. Pero los dos policías que te acompañaban hace un momento me han dicho que tú… ¡tú, el impecable Newt Jane-Graham! ¡Ha asesinado a uno de esos jóvenes y ha tenido el maldito descaro de llamar por la radio para pedir que lleguen a investigar el asunto! ¿¡EN QUE CLASE DE CABEZA DE PSICÓPATA CABE ESO!?

Newt guardó silencio porque sabía que no había una respuesta que llegase a convencer al jefe en tal situación. Lo más sensato era quedarse callado y seguir escuchando como el jefe se desahogaba frente a él para que al final, simplemente tomase una decisión y él sabía que no debía cuestionar tal elección. Eso era lo mejor.

—No te voy a despedir, Newt… -Dijo el jefe con una voz más calmada- Tampoco te quitaré tu placa… -Continuó- Eres como un hijo para mí, y así como un padre hace con su hijo…te voy a castigar…

« ¿Una semana sin ver televisión? ¿Sin salir? ¿No podré ver a mi novia?» Pensó Graham.

—Estarás un tiempo en el calabozo y te voy a liberar cuando lo crea necesario.

Y como si fuese una película de acción inmediatamente dos policías entraron por la puerta y le colocaron las esposas a Newt para posteriormente conducirlo a la zona más marginada de aquel edificio.

 

 

2

 

Tras una noche algo exhaustiva con persecuciones y explosiones por toda la maldita ciudad de Carbas; Joseph Davis había encontrado a los Asesinos sin Color restantes, claro, de los que él supiese su existencia, ya que algunos pudiesen haber faltado a aquella reunión. Él evitaba pensar en eso, complicaría las cosas. Los A.C. estaban en el hospital general y lo único que tuvo que hacer para tener acceso a sus habitaciones fue fingir estar desesperado y decir que su sobrino tenía dos heridas de bala, una en cada hombro. Tal y cómo se lo había dicho Whitemore.

Allí se encontraba él, en su ahora sucio Bugatti frente a la bodega que le había rentado días antes«…o tal vez semanas…» al viejo Redmayer. Él había ubicado a Cristian y se dio cuenta de que Cristian Reyes era aquel al que Whitemore le había dado dos disparos. Y al autodenominado Comprador de ratas blancas el cual resultó ser tan sólo un simple Asesino de Negro más, de esos sin importancia pero que tienden a gritar mucho cuando los tienes atados al suelo, con el vientre abierto a punto de ser comidos vivos a partir de sus entrañas por parte de perros hambrientos. Joseph Davis lo sabía por experiencia propia.



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En el texto hay: crimen, asesinos, suspenso

Editado: 22.01.2019

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