Un mundo de asesinos - ¿y tú, qué clase de asesino eres?

Capítulo 18: La aniquilación

 

1

 

Después de una transacción exitosa Ryan Salt salió del departamento de policía con las tres personas que ahora eran de su propiedad.

—Cada uno de ustedes me ha costado un millón –Comentó Ryan.

—Te he dado más ingresos que eso –Se quejó Whitemore.

Ryan se limitó a sonreír y alzó la mano para tomar un taxi. El auto se detuvo junto a él.

— ¿Te veo en la noche? –Preguntó Ryan Salt.

—Después de los fuegos artificiales.

 

2

 

Ellos estaban frente a la cafetería que era propiedad de Katherine. Todo estaba preparado para ir por ello, una cantidad de explosivo C-4 suficiente como  para cumplir su propósito  se encontraba en la parte trasera del automóvil de Davis.

— ¿Cómo sabes dónde se reúnen? –Preguntó Joseph.

—Se lo saqué al viejo antes de matarlo –Contestó Whitemore.

— ¿Y por qué tiene que venir él? –Cuestionó el chofer designado apuntando con el dedo pulgar al automóvil que se encontraba tras ellos.

—He pensado que Newt nos sería de ayuda. Tranquilo, todo acabará aquí. Después de esto nos vamos a Las Vegas con Miquel.

El auto se puso en movimiento hacia aquel lugar que se encontraba en una zona abandonada fuera de los límites de la ciudad, un área boscosa con algunas cabañas deshabitadas y un edificio privado del cuál hasta ahora se sabía su único uso: La sede de los Asesinos de Negro.

Una vez estando en el lugar aquel olor a putrefacción y agua estancada que se desprendía del lodo hizo que un pensamiento llegara a la mente de Newt.

«La última vez que estuve en esta zona.» Pensó Graham. «Había cadáveres a metros de distancia entre sí, tanto suicidios como ejecuciones. Al parecer hoy no será distinto.»

El frío azotaba toda la ciudad, Whitemore hacía tiempo que había dejado su gabardina blanca en su departamento pero pensó que aquella noche le haría falta, y no para representar a su grupo sino porque quería protegerse de la gélida noche. Joseph lo observó y subió los vidrios laterales.

—Jajá ¿Tienes frío? Que marica eres.

Walter Redmayer ignoró aquellas palabras.

«Después de esta noche tomaré mi retiro. Viviré en ciudad de Bakea en el Estado de Diana, será un lugar ideal.»

Joseph no repitió la pregunta. Se notaba la seriedad con la que Whitemore actuaba esa noche, no lo había visto así en años y eso era presagio de que saldría un plan a la perfección.

 

3

 

—Colocaremos uno en cada pared del edificio –Comentó Whitemore tomando el C-4.

Joseph caminó junto a él y tomó uno de los tres explosivos restantes.

«Odio trabajar con explosivos.» Pensó Davis. «Pero es la única forma de acabar todo rápidamente.»
Él sabía que el C-4 no se activaba ni aunque le disparasen, una de las dos únicas formas de detonarlo era con el control que Newt Graham guardaba.

Jane-Graham se encontraba observándolos con unos binoculares a unos cuantos metros de distancia sobre su automóvil.

—Esto me recuerda al tiempo que pasé con el escuadrón anti-bombas –Dijo para sí mismo.

Sólo habían sido unos cuantos años pero había aprendido a desactivar desde granadas hasta coches-bomba. Jamás se había detonado una bomba en su presencia y al parecer aquella sería la primera.

 

4

 

Todos los explosivos habían sido colocados y estaban a punto de ser detonados a mano de Newt Graham que sostenía el botón en su mano izquierda, Whitemore y Joseph habían cumplido parte de su propósito, él les iba a hacer señas para que se alejaran del lugar pero una voz lo distrajo.

—Propiedad privada –Dijo una voz a tras de él.

—Me perdí –Respondió mientras se inclinaba en dirección al suelo para tirar el control detonador.

— ¿Qué está haciendo? –Cuestionó aquella voz.

—Me encontraba investigando a los cadáveres de éste bosque. Soy inspector de policía –Newt sacó su placa y se giró en torno al que él creía que era un guardia de seguridad.

Una de las primeras cosas que pudo observar de aquel sujeto fue su vestimenta negra y una pistola Glock que llevaba en la cintura.

— ¿Por qué en su camiseta no pone Seguridad Privada? –Preguntó Graham.

Aquella persona que él ya identificaba como Asesino de Negro sacó su pistola y le apuntó al pecho a una distancia considerablemente lejana como para tratar de desarmarlo, por lo cual descartó tal opción.



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En el texto hay: crimen, asesinos, suspenso

Editado: 22.01.2019

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