Un nerd para navidad

Capítulo 16

26.12.23

Miraba a través de la ventana de mi departamento, me detuve a observar a la gente caminar por la calle. Llevaba varios minutos sin pensar más en nada. Había pasado la navidad sola otra vez, pero fue diferente. Nunca le había contado a nadie sobre mi pasado, sobre mis miedos. Lloré como otras navidades, pero está vez me sentí liberada. 

Compartir mi experiencia con Emiliano, había dejado la puerta abierta para la aceptación y el deseo de cambiar todo. Sin embargo, ahora me entristecía que la única persona que me había hecho ver todo diferente, estuviese por alejarse.

El timbre sonó sacándome de mis reflexiones y para mí sorpresa y alivio, era él quien se encontraba del otro lado de la puerta.

—Hola Vale —se aclaró la voz para continuar —, quise saber si estabas bien y tambien pedirte disculpas por lo de ayer.

—¿A qué te refieres? —pregunté.

—Sé que no eres igual que los demás. Tú eres distinta, solo estaba molesto —se veía avergonzado.

—Pasa —permití que entrara —. Me siento mejor, gracias por preocuparte y gracias por creer en mí también.
Sonrió ante mi respuesta. 

—¿Quieres tomar algo? —dije tratando de ser buena anfitriona.

—Traje chocolate —abrió la mochila que traía en su espalda.

Pasamos el resto del día sentados junto a la ventana. Sin pensar más que quizás los días a su lado estaban contados, me abrí completamente a él. Le conté de mí, de mi madre, del accidente y de mi vida caótica desde entonces.

—Creo que lo que necesitas es un nuevo comienzo —dijo después de escucharme.

—¿Un nuevo comienzo? —repetí un poco confundida.

—Jamás olvidarás tu pasado, pero debes crear nuevos recuerdos —se puso de pie —. Momentos que sustituyan todo lo malo. Ven dame la mano— me ofreció su mano y después de dudar unos segundos la tomé. 

Guíada por él y con nuestros dedos entrelazados, salimos del edificio y entramos a la primera tienda que exhibía aún algunos pinos en venta. 

—Esto no es buena idea, ya pasó noche buena —renegué al notar cuál era su intención.

—Eso no importa, es diciembre aún y podemos poner un pino entre los dos. Le hace falta algo de alegría a tu departamento —dijo sonriente señalando al pino a su lado. 

No muy convencida al principio, llevamos todo lo necesario para decorar el pino. Poco a poco colocamos las luces y los adornos navideños. Entre risas y jugueteos, Emiliano logró alegrar mi día y transformarlo. El resultado fue mejor de lo que esperaba, realmente se veía increíble. 

—Te lo dije, nuevos recuerdos —sacó su celular y colocó la cámara lista para tomar una selfie. 

Sin querer perder la emoción del momento, sonreí a su lado y con nuestro pino de fondo, tomó la mejor foto en la que había salido en muchos años. Observé la foto, nos veíamos muy bien juntos. Fue cuando recordé lo que había dicho el día prevío.

—¿A qué te referías cuando dijiste que te irás? —pregunté de la nada con un toque de melancolía que no pude ocultar.

Se me quedó mirando, pues mi pregunta había sido súbita y tal vez debía pensar en la mejor respuesta.

—Toda mi vida he querido viajar al norte. A un lugar más tranquilo, en dónde pueda sentirme yo mismo —contestó mirándome a los ojos.

—¿Y ese lugar en donde será? —pregunté curiosa.

—Pienso viajar al noreste de Canadá, me gustaría ver las auroras boreales. Pintarlas y disfrutar de ellas. 

—Quisiera ser tan valiente como tú para seguir tus sueños —suspiré.

—Aun puedes serlo —se acercó a mí y tomó mi mano una vez más—. Ven conmigo. Empecemos de nuevo. Hagamos nuevos recuerdos.

Su propuesta me tomó por sorpresa y por un instante sentí que sería una de las decisiones más importantes de mi vida.




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