3 años antes.
Más allá de las ciudades de fuego, atravesando el rincón más perdido de la tierra. Donde la felicidad de muchas personas equivalía a la miseria de una sola.
El destino de todo un reino estaba por atrapar a un nuevo gobernante, a una persona que tendría que remplazar al Rey Reece primero y a su amada esposa Ivana ll. Quienes tras tomar la sólida decisión de cruzar el basto mar, buscando una nueva alianza entre Ethermoor y Broat Wright fueron atrapados por este.
Para nunca más salir de las profundidades.
Dejando a su único hijo huérfano.
(...)
—Joven amo Greyson... Está confirmado.
—¡¿Estas seguro?!—. Cada persona en el palacio sabía cuanto era que el joven Greyson Flint amaba a sus padres.
Incluso unos días antes había insistido en ir con ellos al reino Ethermoor para ayudar de alguna manera. Era astuto, además de hermoso, e inteligente. Pero sus padres se lo habían impedido sin si quiera la oportunidad de renegar, después de todo, él no dejaba de ser un jovencito de 17 años que aún no debería involucrarse en esas cosas.
—No se han encontrado los cuerpos... Pero no hay señal alguna de que llegaran al reino de Ethermoor, o de que esten en tierra o en el mar... Al menos en la superficie.
Los ojos se le tornaron brillosos. Aquel chiquillo está en su punto.
—¡Quiero que nuevos barcos partan en su búsqueda! ¡Y que no descansen hasta traer noticias con ellos!—. La desesperación del príncipe se notaba en su tono de voz.
Siempre era calmado y alegre, amable con todos, sus decisiones no eran ejecutadas sin pensar, como justo ahora.
Ante el miedo de su rostro, y las lágrimas de su ceño que trataba de contener. Nadie dijo nada, y todos siguieron sus órdenes.
Se sabía que las tormentas habían empeorado, que las olas en el mar que dividía a los reinos, ciudades y aldeas era cada vez más imposible de cruzar, o al menos sin arriesgar por completo la vida.
En sus intentos desmoralizados el príncipe trato de embarcar entre los soldados que se prestaban antes el servicio. Pero todos en el palacio, desde las sirvientas con las que el pequeño príncipe se había criado jugando, hasta la mano derecha de su padre, Jake, quién siempre habían cuidado de él, se lo habían impedido.
No podían quedarse sin gobernantes, ahora que todos sospechaban la muerte de sus reyes.
Lo único que alimenta sus limitadas esperanzas era ese pequeño príncipe que caía en el dolor lentamente.
(...)
Tras un mes entero de búsquedas, de innumerables muertes resultado de atravesar el mar con clima enviado por Poseidón en los peores humores. Jake, en ese entonces un joven adulto de 30 años, cruzó las puertas de la habitación real, donde el príncipe se resguardaba últimamente.
Llegando al fin con las peores noticias.
—Los pocos hombres que han sobrevivido encontraron esto joven amo—. De entre la oscuridad de esa habitación llena de lujos, pero sometida a la tristeza de un corazón roto brotó una pequeña luz.
—¡Quita las cortinas!—. Ordenó el joven, ya que con la luz de la vela recién encendida no era capaz de distinguir nada.
Jake haciendo un suave ruido con sus zapatos al movilizarse en la habitación lo hizo, mostrando no solo la claridad en el lugar, sino también el desorden, y el pésimo estado del príncipe.
Grayson Flint segundo, el joven amo y única esperanza de todo el reino de Broat Wright, tenía su rostro de piel clara y fina lleno de enormes ojeras, debido a las noches de insomnio, su cabello rubio despeinado, y sus enormes ojos azules tan rojos como cerezas.
No parecía haber un joven en ese cuerpo, se veía tan moribundo que era de esperarse que todos a su alrededor murieran de la preocupación.
—Esto es lo que han traído los hombres consigo—. Lo que Jake mostraba ante el príncipe era una botella de cristal, igual a las que su padre llevaba con vino para ofrecer al rey Oliver de Ethermoor.
Pero no solo eso, podía ver un papel doblado en la botella.
—¡Muéstrame Jake!—. De inmediato cruzó entre las sábanas y se sentó en la orilla de la cama.
Jake se arrodilló ante el príncipe, y cedió la boleta entre sus manos. Con nervios hasta en yema de sus dedos el príncipe destapó el corcho y luego de batallar un poco tratando de sacar su contenido la nota salió.
Voló entré las sábanas, y por un segundo solo la observó con miedo.
Desdobló el papel y su contenido era una carta. Una carta de los reyes de Broat Wright.
De papá y mamá.
Querido Greyson. Las cosas están mal. Se que el capitán no nos quiere preocupar, pero la manera en la que el barco se mueve de un lado a otro, y la lluvia llenas de rayos está causando un escándalo nos dice todo lo contrario.
Todos están desesperados, pero nosotros realmente solo nos invade una sola preocupación. Ese eres tú querido hijo. Sabés que te hemos amado más que a nada, que daríamos todo por tí.
Sabía que traerte no era una buena idea, y perdona mi vida por lo que estoy a punto de pedirte, pero, siento que no nos podríamos marchar en paz, sin saber que vas a estar bien y serás feliz.
Así que, por papá y mamá, que te aman más a sus propias vidas:
Cuida de tí. Eres nuestra posesión más valiosa, y mi vida te amamos cada segundo hasta quedar sin aliento suficiente.
Pero, y perdona que te pidamos tremenda carga; también cumple el deseo de tu padre y vuelve el reino un lugar más hermoso, un lugar donde el amor sea lo primero, la familia lo segundo, y la felicidad no tenga ni siquiera un número.
Talvez dejamos mucho en tus manos, quiero que sepas que no hemos tenido opción, pero, si en otra situación nuestra voluntad sería la misma. Porque eres lo más bello que llegamos a contemplar, y sabemos que el reino de Broat Wright queda en las mejores manos.
De mamá y papá...
Qué aún no quería irse, pero no tuvieron opción.