Greyson Flint
El rey de 21 años.
—Su Majestad su solicitud de alianza con la cuidad de Brilthot fue aceptada y las personas que estaban aquí para verlo están satisfechas después de su visita—. Jake tenía una leve sonrisa, lo sé.
Cada vez era mejor, después de todo, 3 años bajo el cargo de rey de Broat Wright debían haberme enseñado a sobrevivir ante la vida de una nación. Todo caía ante mis hombros, no había nadie además de mi. Era una carga de miles de vida a mi no tan insignificante nombre.
—Puedes retirarte Jake—. Si fuera por mí no estaría ahora aquí, sino en un baño de perfumes, algún pasaje para eliminar la tensión de mis músculos.
Incluso preferiría estar en el jardín real oliendo las flores, y no cargando está ropa tan fina y llena de piedras preciosas.
—Hay algo más su Majestad... Rhys está aquí—.
—¡Agh! Ese idiota está aquí de nuevo... Cada vez que viene interrumpe mi trabajo—.
Rhys era lo que se podría llamar middle (Lo que se definía como la persona que predice el destino de la familia real) ya fuera malas energías, posibles conflictos, o incluso la pareja destinada de algún miembro real.
Aunque siento que hubo algún error con Rhys, él es todo un idiota bromista. No parece tomar nada enserio, él no es como su padre, que predijo y ayudo al encuentro de mis padres cuando ambos tenían 16 años.
Ha pasado mucho tiempo desde eso. Y el padre de Rhys se retiró al igual que su abuelo, ya que las personas a las que estaban destinadas a servir, murieron.
—Dijo que era urgente—.
—Jake, tú sabes que Rhys es un idiota ¿Cierto?—. Asintió.
—Pero esta vez parecía no bromear, por eso insisto en que su majestad lo vea—. Si Jake lo decía, supongo que debo ver a ese chico.
—Deja que venga—. Ordené, al tiempo que cuestionan mi decisión.
(...)
Estaba orgulloso de todo lo que había logrado. La felicidad absoluta del Reino significaba que la voluntad de sus padres era cumplida.
Aún cuando el rey no fuera feliz, aún cuando yo no fuera feliz, no del todo. Sentía que la felicidad que mis padres querían para mí, no era más que una ilusión. No podía poner mis sentimientos primero que al reino, por lo cual los años de mi desempeño como rey, también equivalían a soledad.
Soledad absoluta.
—¡Greyson, estoy aquí!—. Su voz chillona, como no podría diferenciarlo.
—Llamalo majestad...—. Jake que venía al lado de Rhys lo corrigió. —No seas imprudente—.
—Pero si soy mayor—. Alardeo sus 22 años.
—¡Habla! Porque sino disfrutaré decirle a los guardias que quiero tu cabeza por incertidumbre—. Por supuesto que solo quería asustarlo un poco.
Rhys trago con fuerza, ato su cabello casi blanco, dejando ver sus ojos verde esmeralda. Rasgos hereditarios que definían a la familia de los middles.
—¡Su majestad!—. Al fin este malcriado me llama correctamente.
Sus ojos brillaron cuando se acercó a mí, subiendo los escalones hasta donde el trono donde posaba sentado estaba. Lo que alteró a la escolta de guardas que estaban conmigo.
Pero los detuve con un gesto de manos, dejando que continuará.
Rhys tomo mis manos, y la sorpresa me invadió. No parecía ser el chico bromista que me molestaba de vez en cuando, sino justo ahora su mirada era igual que la de su padre.
—Su destino lo llama dentro de dos días... Vaya y camine por la cuidad, allí lo encontrará—.
—¿A quién?—. Fruncí el ceño y miré a Jake, también hacia los guardias que parecían igual de sorprendidos que yo.
—A la persona que acabará con su desdicha e infelicidad... Encontrará así como sus padres antes que usted el amor verdadero—.
—No creo en esa estupidez Rhys—.
Rhys no respondió, sus ojos Esmeralda volvían al color y poco brillo de siempre. Su expresión luego de soltar las manos del rey fue de confusión.
—¿Qué ha pasado?—. Preguntó el joven.
—Acaba de suceder—. Mencionó conteniendo la emoción Jake. —¡Sucedió lo mismo que les pasó a sus padres su majestad!
El resto estaba lo suficientemente sorprendidos como para ser capaces de mencionar alguna palabra.
—Bueno lo que sea... Invítame a comer Greyson, algo en mi cabeza me está diciendo algunas cosas que creo debes saber—.
Abrí los ojos, todo esto era tan nuevo para mi que aun sin saber que diablos pasaba, hice lo que Rhys decía.
—¡Preparen un banquete y sirva lo justo ahora en el gran salón!—. El rey no sabía si creer o no lo que había visto.
Pero sintió necesario escuchar cualquier tipo de dato que le fuera útil.
Así que, apurados y riendo por la rapidez en la que el rey había logrado someter a todos en la locura, debido a sus órdenes tan repentinas, el lugar fue un caos por un rato hasta que la voluntad del rey fue cumplida.
(...)
Rhys había sido vestido con las mejores ropas de su talla, incluso casi podía opacar al rey. Nadie podía negar que el chico era bastante atractivo. Además que también se había criado jugando con el joven en ese entonces príncipe, y ahora rey Greyson.
—¡Bien! ¡Habla!—. Rhys a penas le puso atención al rey.
Estaba hipnotizado con el pavo frente él, las frutas de la mejor calidad, y demás en todo el banquete preparado solo para ellos dos.
—¿Qué?—.
—Dime que escuchas—. Exigió el joven rey. Tratando de ser paciente.
Y eso era un gran esfuerzo, había perdido un poco de su paciencia con el pasar de los años.
—Dijo que cumplas con lo que te ha dicho... Qué no debe ser otro dia—. El chico se empezó a llenar la poca de comida.
—Entiendo, pero ¿Cómo sabré quién es la persona?—. Tenía razón en dudar un poco, ¿Qué pasaba si el elegía a la persona incorrecto?
—Dice que lo sabrás al verla... Que al igual que a tus padres será como si tu corazón se detuviera, que quisiera ir hacia él—.