Me despierto de mi larga siesta, pude descansar la verdad, me siento como un bebe, reviso mi celular y ya son las cuatro, me percato de que hay un mensaje de Cristina y Fernando, Cristina me dice que viene para mi casa para salir y quiere que me vista linda, por otro lado, Fernando quiere salir con Cristina y conmigo para hablar, se me hace extraño, pero no le doy tanta mente y me preparo para salir, la verdad me vendría bien tomar un poco de aire y charlas con mis amigos.
Cuando voy a entrar al baño siento que tocan la puerta, así que bajo rápidamente a mirar quien es, a lo que me voy acercando a la puerta puedo ver que se trata de Cristina, giro la perilla y dejo que pase, la reparo y está muy bien arreglada, ella me mira y enarca las cejas.
—Cristina: ¿ya te bañaste o te vas a bañar? — inquiere dudosa
—Reachel: apenas me voy a bañar, si no me hubieses interrumpido con el timbre ya estuviera saliendo de bañarme — le digo obvia
—Cristina: muévete entonces — me gira sobre mi cuerpo y me va empujando para que me dirija a mi habitación a bañarme.
Llegamos a mi habitación, entro al baño a ducharme y Cristina queda en mi cama, oigo que me grita.
—Cristina: ¿eso es lo que te piensas poner? — escucho un tono de reprobación
—Reachel: sí, no encuentro que más ponerme — le digo, no oigo que dice nada, así que procedo a terminar de bañarme, luego de unos minutos salgo del baño y quedo atónita con lo que veo, un desorden en toda mi habitación y yo había organizado todo, veo a Cristina buscando en mi ropero — ¿Qué es esto? — pregunto incrédula con una ceja levantada.
—Cristina: no me gusto ese atuendo y decidí buscar en tu ropero a ver qué encontraba y así que conté con suerte — me dice con una sonrisa.
—Reachel: el otro está bien — le digo y ella niega.
—Cristina: no, acércate — me dice — este outfit es el indicado — dice con una sonrisa, me acerco, miro lo que tiene en la cama y quedo sorprendida con lo que estoy viendo, realmente está bello — ahora ve y cámbiate, muero por verte — me ordena aún no comprendo su emoción y el porqué tengo que ir tan arreglada para hablar con ellos, no digo nada solo alzo los hombros y prosigo a vestirme.
Cristina me termina de retocar el maquillaje para poder irnos.
—Cristina: ya estás lista, te puedes mirar — dice con una emoción.
Me levanto de donde estaba sentada y me quedo parada frente de la cama, ya en su mismo frente está el espejo, me cuesta aceptar lo que estoy viendo mis ojos, ¡realmente eso soy yo!, me voy muy linda, el atuendo, el maquillaje y el peinado quedaron perfecto. Llevo puesto una falda ajustada al cuerpo que me llega por los muslos con una abertura en la pierna izquierda, es de fondo azul con flores blancas con un corsé blanco ajustado en los pechos con unas mangas largas y anchas, un maquillaje no muy cargado, un poco de polvo, rubor, pestañina, delineador y labial mate color rosado pastel y un moño recogido con el cabello suelto y unas pequeñas lanas en el aire en los laterales de las sienes.
—Cristina: estás divina — me elogia.
—Reachel: lo estoy, gracias me veo realmente linda — digo con lágrimas en los ojos.
—Cristina: tú eres hermosa — se acerca donde mi y me toma de las manos — solo que se deben resaltar ciertas cosas para hacer que la hermosura sea más asombrosa — me dice.
Ya me encuentro con Cristina y Fernando hablando de todo un poco, riéndonos de cualquier cosa de la vida.
—Fernando: pelas, quiero llevarla a conocer un lugar muy bello y quiero saber sus opiniones para pedirle a Sofía ser mi novia — nos dice.
—Cristina: yo lo quiero conocer, ¿tú no Reachel?, esta Sofía incluida en el cuento quiero saber dónde le pedirán ser novia — me pregunta
—Reachel: claro que sí, yo igual tengo que saber, falta el resto de las chicas — les digo.
Nos montamos en la moto de Fernando y él se dirige al lugar que nos quiere mostrar para pedirle ser su novia a Sofía, aunque este camino se me hace muy familiar, trato de hacer un poco de memoria y recordé que por aquí queda la vía hacia el páramo, fue aquí donde Sebastián me trajo para hablar y Fernando piensa hacer lo mismo.
—Reachel: este camino yo lo conozco, por aquí se llega al páramo — les comento.
—Fernando: sí, pensé que no lo conocías, quiero ver que piensa ustedes al respecto del lugar — me dice y yo sonrío, el entrar ahí me traes tan lindos recuerdo y también quiero ver como se siente ir por primera vez sin Sebastián.
Llegamos a la entrada del páramo, nos bajamos, yo inspecciono un poco todo el lugar y está igual de bello como la última vez.
—Cristina: Reachel tienes que ponerte esto — me llama y volteo hacia donde ella y veo lo que tiene en sus manos y me produce curiosidad, es un pañuelo.
—Reachel: ¿y eso para qué? — indago curiosa.
—Cristina: tú solo póntelo y ya verás — dice, pero igual no me siento confiada.
—Reachel: ¿por qué no puedo ir normal — pregunto extrañada — se supone que tengo que mirar bien el lugar, ¡no! — digo incrédula.
—Cristina: porque no se puede, tú vas a ver el lugar, claro, pero tiene que ir con el pañuelo cuando lleguemos al punto te lo quitaré — me comenta y yo sigo desconfiada.