Capítulo dos
Dos meses antes
— Eva ¿Hacemos el grupo los cuatro? —La voz de Matteo llego a mis oídos. “Claro” le contestaron las chicas. Nuevamente los profesores pedían hacer grupos para hacer actividades y nuevamente Fernanda quedaba sola, ósea yo.
Suspiré y deje mi vista en el cuaderno donde había copiado sin una pizca de prolijidad lo dictado por la profesora. El barullo de los equipos dando ideas y riéndose me agobiaba.
Cerrando mis ojos intente concentrarme para que en mi mente se reflejara una idea de algún ejemplo para escribir.
“En XXX supermercado habría que mejorar las cajas automáticas, agregando más personal para crear más rapidez en la compra y así no acumular personas haciendo fila”
Sonreí al pensar el ejemplo y lo escribí, esperaba que estuviera bien. Me levante y fui al escritorio de la profesora, era una señora bajita y rellenita, ella es una de las profesoras que más bien me cae.
Ella leía mi ejercicio y asistía con su cabeza, por mis adentros estaba saltando de alegría. Agarro su celular para pasar el “11” (la mayor nota es 12 puntos) de nota que me había puesto en el trabajo.
— Muy bien, Fernanda ¿Con quién hiciste el trabajo? —Me pregunto mientras buscaba mi apellido en la tabla de notas.
— Con nadie, lo hice sola —Ella dejo de buscar mi nombre y me miro, parecía que me tenía lastima.
Asistió y me retire a mi asiento, odiaba cuando pedían hacer el trabajo en equipo.
— Fernanda, puedes salir de clase ya que terminaste —me aviso la profesora, yo asentí y me levante para retirarme de la clase. Me sentía mal al ser tan apartada de todos.
Me senté en un escalón donde daba el sol, apoyando mi espalda en la puerta de vidrio a mi espalda.
— ¡Fernanda! —Sentí una voz alegre e inmediatamente supe de quien se trataba, solté un suspiro al encontrarme con una persona conocida.
— Isma —Dije bajo, le sonreí al ver al chico de pelo castaño claro acercarse con una sonrisa— Vamos, acompáñanos a comprar algo en la tienda de la vuelta.
Me fije en su sonrisa y a su espalda los 5 chicos que nos esperaban. Sentí que Ismael me agarraba del brazo y me levantaba para luego sostener mi mano y empezar a caminar fuera de la institución, mire a mis espaldas y los 5 chicos nos seguían.
— Es lindo volver a verte ¿La última vez fue hace 3 años? —Me preguntó, haciendo una mueca como si estuviera confirmando sus palabras— Bueno, a finales de 2019 cuando terminamos las clases.
— Te extrañe, idiota —Le hice saber, él me miro sorprendido ya que no era de demostrar mis sentimientos ni decir cosas tiernas— No me mires así, el grupo que teníamos en tercero de secundaria era realmente bonito, siempre fuiste un chico con el que me lleve a la perfección.
Él apretó mi mano con una sonrisa, mostrando sus dientes blancos y bien alineados. Siempre había envidiado ese detalle de él ya que yo tuve que usar por un año y medio brackets para emparejar mis dientes.
— Hola, me llamo Jean —Uno de los amigos del castaño claro se puso a mi lado.
Todos esos chicos me daban confianza, por lo que sentía realmente bien.
— Me llamo Fernanda, amiga de este estúpido —Levante mi mano derecha, la cual estaba agarrada con la mano de Ismael.
— Otra vez el maltrato animal a mi ser —Se quejó mi amigo de ojos grises.
Al llegar al almacén Ismael se ponía el barbijo y sacaba el dinero de la cartera.
— ¿Me compras algo? —Le pedí jodiendo, me gustaba bromear en que ellos me tenían que mantener.
— Claro que no, fea —Me respondió mientras entraba a la tienda.
Yo me quedé con los chicos los cuales ahora sabía que sus nombres eran; Genaro, Franco, Henry, Exequiel y Jean.
Esos chicos eran realmente amigables, me integraron al grupo en menos de 1 minuto.
Sentimos como Isma salía del almacén y me tendía un paquete de galletitas. Yo la quede mirando como si me estuviera jodiendo.
— Vamos, es tuya —Me dijo mientras me hacía agarrar las galletas.
— Estaba jodiendo, Isma. Toma —Le dije mientras le volvía a tender el paquete de galletitas, él negó con la cabeza y empezó a caminar— ¡Ay, es que eres el mejor! —Le abracé por los hombros y él sonrió.