Mis ganas de ir a trabajar son nulas por dos razones:
Una no tengo la energía para hacerlo. Anoche me quede llorando hasta tarde.
Dos me da miedo salir a la calle, si a Landon se anima a atacarme de nuevo, talvez no tenga tanta suerte como ayer, la gente no siempre te ayuda.
Después de pensarlo decido que debo seguir con mi rutina, me pongo el uniforme y me arreglo y me tapo las ojeras con maquillaje. Camino las pocas cuadras de distancia de mi departamento hasta mi lugar de trabajo.
Mi puesto es de tomar los pedidos, es algo robotizado, suerte no sé cómo no falte hoy, Arthur me mira un par de veces de reojo, supongo que nota que algo me pasa. En cuanto tomamos el descanso de medio día para comer un poco, Arthur no aguanta más su curiosidad.
-Ellie-me mira- ¿pasa algo? No sé si debería contarle esto, pero igual termino haciéndolo, cuando termino mi relato Arthur tiene sus ojos muy abiertos.
- ¿Y porque no lo denunciaste? - pregunta.
-Porque no hubiera servido de nada, habría salido libre en un par de horas.
-Si necesitas ayuda en algo-musita-dímelo. En respuesta le sonrió mientras asiento con mi cabeza.
El resto de la jornada sigue con normalidad, pero aun con miedo voy a mi departamento. Una sombra esta parada delante de la puerta del edificio, noto que empiezo a temblar congelada en mi lugar.
La sombra se incorpora, camina lentamente hacia mí, me tranquilizo al ver que no es Landon, sino el chico que me salvo ayer.
Ya puedes volver a respirar
-Hola-dice el-yo quiera saber si estas bien. Pongo cara de confusión, digo le agradezco que me haya ayudado ayer, pero no tiene que venir todos los días.
-Estoy bien-aseguro-gracias. El es pelinegro de ojos grises, muy delgado y alto, es muy guapo. Lleva una camisa sin mangas que deja ver sus tatuajes. Contra todo instinto de no invitar a desconocidos a mi departamento.
- ¿Quieres entrar? - le pregunto antes de que pueda arrepentirme. Acepta entrar, una vez adentro, le ofrezco tomar asiento en el sofá y le invito un vaso de refresco.
Me siento al otro lado del sofá, aun me genera un poco de desconfianza.
- ¿Por qué me ayudaste anoche? - me escucho preguntar. Sus ojos grises me observan fijamente antes de responder.
-Porque no me gusta ver a hombres que abusan de las mujeres- afirma- Por cierto, me llamo Alex.
-Me llamo Ellie- me presento. Ahora me siento un poco más cómoda con él. Hay un silencio incomodo cubierto por él.
- ¿Puedo hacerte una pregunta indiscreta? -asiento. ¿Por qué estabas sola con ese tipo? Seguro no es la primera vez que hace eso.
Silencio
-No importa, lo siento se que es mi asunto. Alza sus manos fingiendo inocencia, eso me hace sonreír.
-Tienes una sonrisa muy bonita-exclama.
Mas silencio
-Bueno, no te quitare mas tiempo- musita. Se da la vuelta, abre la puerta y se va. Dejándome como una idiota que no pudo responder.
…
Alex viene dos veces a la semana para asegurarse que este bien, no entiendo porque se toma estas molestias conmigo, no nos conocemos de nada.
El solo se para en la puerta del edificio, me ve entrar en el lugar y se va. Hasta se había ofrecido traerme de mi trabajo.
Hoy es la tercera semana que lo hace, a veces lo invito a pasar. Preparo algo para invitarle y conversamos un poco. Alex es pintor, uno muy bueno he de decir.
- ¿Por qué te tomas estas molestias conmigo? - le pregunto- No nos conocemos de nada.
-No lo sé- dice el- yo solo quiero asegurarme que estes bien-dice mirándome. Me sonrojo sin poder evitarlo. Mi sonrojo lo hace sonreír, me he dado cuenta que se forman pequeños hoyuelos cuando sonríe.
-Este-empieza nervioso-y-yo quiera saber si querías ir a un lugar conmigo. Me sorprendo por su propuesta.
-Claro- acepto. Sonríe
- ¿El sábado está bien? - asiento- bien, te paso a buscar el sábado. Se va, mas que querer ir con él, es por gratitud, por cuidar de mí.
…
Después que me mude a esta ciudad, no había la oportunidad de conocerla. Alex me lleva un restaurante chino muy bonito y grande, nos sentamos en una de las mesas, pedimos la comida.
- ¿Por qué eres pintor? -lo interrogo.
-Porque me gusta dar vida a mi imaginación- afirma. - ¿Y tú?
- ¿Yo? - cuestiono confundida.
- ¿No hay nada que te guste hacer? - indaga.
-Bueno, me gusta diseñar ropa- respondo. Antes de todo mi desastre, estaba por dar un examen de ingreso para una universidad de diseño. Obviamente no pude hacerlo, ojalá algún día Landon me deje en paz y yo pueda cumplir ese sueño.
Seguimos conversando, me cuenta sobre su infancia. Una no muy buena, por cierto, su mama tuvo que criarlo prácticamente sola porque su papa los abandono cuando era un niño. Me cuenta cómo empezó a interesarse por la pintura.
Entre risas y anécdotas pasa la noche, seguimos hablando hasta un mesero nos indica que ya van a cerrar.
Riendo salimos del establecimiento, el frio de la calle es intenso. Me arrepiento de llevar una chaqueta muy delgada, Alex parece notarlo porque se saca su chaqueta y me la pone por atrás. Me doy la vuelta y veo la musculatura de sus brazos y sus tatuajes.
Editado: 19.07.2022