Mario y Matthew seguían siendo pricioneros de los Tampsis aún, era hora de idear un plan para salir de allí, pero no era tan fácil como lo parecía.
—Hermano tenemos que hallar la forma de salir de aquí.
—No creo que podamos escapar, y ellos no nos van a liberar. Ni siquiera sé que quieren de mi esos mal nacidos, su propósito era hacerme sufrir con lo que más me importaba y lo lograron.
—Entonces si te importaba la bruja esa... ¿Qué pasó con Matthew?
Matthew río por el descaro de su amigo, pero enseguida le respondió.
—La verdad es que no sé. Es algo sumamente complicado.
—Cuentame, tenemos tiempo.
—Todo empezó cuando Paúl me encargó matar a Relevancia, luego me mandó a destruir todo el linaje hasta que no se recordara el apellido Miller. No sabía porque lo estaba haciendo enrealidad, pero le debía la vida así que no tenía de otra. La última Miller era Adele y llegué a su familia unos años antes de que su madre quedara embarazada de ella. Su padre y yo fuimos muy buenos amigos, estaba esperando el día en que naciera para matarla y dar por finalizada mi misión, pero ahí fue cuando se complicó todo, cuando nació la vi y todo fue como una película que pasó por mi cabeza, la ví crecer, nos vi juntos. Y desde entonces siempre estuve observándola desde lejos, el sentimiento siempre estuvo ahí, pero cuando lo reconoci y se lo hice saber fue demasiado tarde.
***
Adele ya estaba despierta y dispuesta a ir a clases. No llegaría tarde igual que el día de ayer, este día trataría de ser puntual.
Se dispuso a salir de casa, pero la voz de la pequeña Patricia interrumpió su salida.
—¿No me llevarás a la escuela hoy?
Esta se dió vuelta y vió a la nena vestida.
—Claro, Vamos. —Le extendió la mano, esta la tomo y enseguida se pusieron en camino.
Una vez llegaron a la escuela, Adele dejó a su hermana en el lugar correspondiente para luego irse a su clase... Todo fue igual que el día anterior, incluso la mirada de aquel chico sentado al fondo de la clase que la miraba con mucha intriga.
Adele no se dió cuenta el día de ayer sobre la mirada fija de aquel chico, pero hoy la sentía. Era como si quemara sus entrañas con la mirada. Miró hacia atrás intentando toparse con aquellos ojos que la acosaban silenciosamente.
Cuando esta le miro aquel chico no se inmutó en apartar la mirada y ella tampoco, no fue una mirada de amor, más bien una mirada de curiosidad el uno por el otro, aquel chico no parecía ser igual a todos y era algo que a Adele le preocupaba, pues ella tampoco era normal. Y su anormalidad se debía a que era mitad bruja y mitad Nosferatu. El tal vez podría ser uno de los dos. Todas las posibilidades estaban abiertas.
Estos dos aún seguían mirándose, Adele estaba intentando llegar más allá de aquellos ojos y en su intento un rápido, pero visible cambio de color apareció en los ojos de aquel muchacho. Era un color Amarillo fluorescente Adele volvió en sí luego de su pequeño trance y volvió su mirada al frente de la clase tranquilamente, como si nada hubiese pasado.
El día de clases terminó y Adele caminaba por los pasillos dispuesta a ir a casa, aquel chico parecía estar en todo lugar, solo sentía su mirada perseguirla por los pasillos.
Salió de la escuela un poco desesperada, no se sentía para nada bien, por alguna razón su cabeza daba vueltas y de momento a otro veía todo blanco y luego se regulaba su visión. Intentó caminar bien, pero una punzada en su cabeza acompañada de un fuerte mareo la hizo detenerse y apoyarse de uno de los árboles que había en la acera.
Sus ojos se tornaron blanco y acompañado de un terrible y atormentante dolor todos sus recuerdos volvieron a ella nuevamente. Los vio volver uno por uno, y empezó a comprender muchas cosas de las que le había dicho Blake.
Ese dolor parecía no terminar. Soltó un grito ahogado y enseguida perdió el conocimiento, aquel chico que observaba todo lo que acababa de pasar se acercó lentamente al lugar, la tomó en sus brazos y se la llevó de allí.
***
Pasadas unas horas Adele abrió los ojos, pero lo que vio no fue totalmente de su agrado.
Se encontraba en un lugar totalmente desconocido, se incorporó en la cama que estaba acostada y enseguida vio a aquel muchacho sentado en una silla.
—¿Que hago aquí?—Preguntó un poco confusa.
—Te has desmayado. —fue la respuesta que este le dio a Adele.
—Venga, y no hay una enfermería en la escuela, ¿que te traes entre manos? Ya me consta que no eres un simple mortal.
—Vale, igual se que tu tampoco eres una simple mortal, por eso te he dejado ver lo que soy. Escucha, desde que llegué a este pueblo he estado observando a tu familia, he visto que todo lo que hacen es anormal y también hice presencia de tu muerte, lo importante de todo esto es que necesito tu ayuda.
—Necesitas mi ayuda... ¿Y que te hace pensar que tengo la obligación de ayudarte?
—No la tienes... Tampoco hay razón alguna para que lo hagas, pero bien pueden crearse.
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Editado: 19.02.2019