Flashback - 1859, París.
La fiesta había comenzado hacía más de dos horas, la música era alegre, los Moreau estaban allí. Era un momento bastante importante para la política del país y muchas personas influyentes habían concurrido. Mientras liberales y conservadores luchaban por sus ideologías, la familia de su engendrador buscaba sacar tajada de ellos incitando a la rebelión.
Meribeth tenía el cabello recogido, con algunos rizos rubios cayendo alrededor de su rostro, y llevaba un hermoso vestido de color borravino. Su acompañante, Arquimimo, se acercó por la izquierda y le colocó la mano en la cintura.
— Querida — le susurró al oído, — me ausentaré por un momento.
— Sí, no hay problema — respondió ella sonriéndole, sin demostrar el alivio que sentía en su interior, sabiendo que era observada.
Lo miró alejarse, era alto y bello; y, como la mayoría de los vampiros, tenía esa sensualidad exacerbada que hacía que las mujeres se volvieran a verlo. Lo observó desaparecer detrás de una puerta de la mansión en la que se encontraban.
Se dirigió rápidamente al jardín, la noche era clara. Ribeth caminó por los pasillos formados por setos, levantando con sus manos levemente el ruedo de la falda para que no se ensuciara y se sentó en un banco a esperar.
— No me gusta — la voz de Nicholas provenía de un punto detrás de ella, se volteó con velocidad y le vio, reclinado sobre un árbol, a dos metros de distancia.
— Solamente le estoy conociendo — respondió.
— Si lo dejas que te toque, morirá.
Fin del Flashback
***
2010 - Amsterdam (Punto de vista de Evan)
Descendiendo por la escalera metálica de aquel oscuro tugurio perdido en medio de la gran ciudad, luces intermitentes dejaban ver apenas el lugar por donde caminaba.
Evan fue directamente hacia el bar sin prestar atención a la gente que se interponía en su camino bailando y bebiendo. Algunas mujeres viéndole alto y bello intentaban detenerlo; en otra ocasión lo habrían logrado, pero ahora, un motivo importante lo había guiado hasta allí.
Al llegar hasta la barra se dirigió al más alto de los bármanes, quien notó su presencia de inmediato.
— Victor, necesito ver a Nova — le dijo Evan inclinándose sobre el mueble de las bebidas.
— No creo que sea oportuno — le respondió renuentemente. — No le ha caído bien la noticia de tu boda.
— Lo imagino, pero es importante que hable con ella, tengo información.
— Está bien, pasa — le abrió una puerta en el piso, se introdujo en ella y descendió por una escalera caracol, el ambiente estaba tenuemente iluminado, decorado de suaves telas traslúcidas y almohadones distribuidos desordenadamente, esto le gustaba porque le recordaba la habitación de su madre en su casa de Oriente Medio. Un aroma misturado, marihuana, opio y algún perfume francés se percibía por detrás del fuerte olor a tabaco.
— Evan… — dijo la mujer con voz sedosa desde el amplio futón en el que se encontraba cómodamente sentada. — No imaginé que vendrías tan pronto, ¿que no te has casado hace… dos días?
— Sí, lo hice por mi madre, lo sabes — le dijo acercándose a ella, sorteando los obstáculos de ropa y objetos desparramados en el piso. — Pero he venido por otro asunto.
Ella se acomodó en el diván con interés mientras él se acercaba a sentarse a su lado.
— En el que también está involucrada tu madre, por supuesto —replicó ella con malicia.
— En parte — masculló él desviando la mirada.
— Tu sentimentalismo me asquea, sinceramente. Pero vayamos al grano, dime qué te trae por aquí.
— Los Tradicionalistas.
Se miraron un momento en silencio.
— Hmm — la rubia se tocó el cabello con los dedos de su mano derecha ordenándolo hacia el lado opuesto. — Ellos han estado introduciendo elementos en todas las religiones y sectas, la sospecha es que intentaran despertar una nueva “inquisición”, pero están bien consolidados, aún no podemos llegar a infiltrarnos por completo. Se están tomando el trabajo de buscar en cada lugar a los más fanáticos y hacer adeptos, es su forma de repeler la dispersión, también se dice que están buscando la forma de levantar un ejército de esclavos…
— Arquimimo FerHernandez se ha presentado en mi boda, ahora se hace llamar Cardenal Arquimimo, es la mano derecha del Papa… — La mujer se tocó el mentón de manera pensativa, Evan continuó hablando. — Mamá habló con él y le dijo que por el momento no estaba detrás de nosotros, pero que debería intentar volver a los orígenes, que es el único camino a la salvación.
Ella rio con sarcasmo.
— Pero qué soberbia tan grande — el joven sonrió al oír las palabras de ella. — Los Tradicionalistas buscan despertar a los antiguos y derribar todos los gobiernos instaurados en el mundo, ellos quieren destruirnos a nosotros y a todos los que no piensen como ellos o no les sean de utilidad. Necesito hablar con tu madre.
— Ella ha regresado a su casa, pero si me das unos días organizaré una reunión entre ustedes.
— Sí, mientras más rápido, mejor.
— Bien, me voy antes de que esa niña me empiece a extrañar.
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Editado: 08.05.2023