Cameron.
La miro de pies a cabeza y debía admitir que lucia preciosa con ese vestido maternal que llevaba puesto, sus hermosos ojos azules combinaban a la perfección. Ella me mira con sorpresa sin poder creer que yo estaba aquí.
Pero como no si ha pasado una semana, una semana que no sabía nada de ella.
--¿Te quedaras ahí parado sin decir nada?—Pregunta algo irritada al no ver ninguna reacción de mi parte.
“Mueres por decirles muchas cosas, ¿no?”
No…
--Valentina yo…—Respiro profundo.—Quería saber si estabas bien.—Su mirada se encontró con la mia por unos segundos, soltó una risita irónica y se apoya contra el marco de la puerta cruzándose de brazos.
No me cree.
“Está bien que lo dude, ¿no es así?”
Claro que esta bien que dude, ella no debía confiar en mi si después de todo sigo siendo la misma basura de quien se enamoró.
“¿Seguirá enamorada de ti, Wells?
Si estoy aquí es para confirmar si vio esas malditas fotos, era la primera vez que me sentía preocupado de que una chica supiera de mis engaños.
“Es porque ella realmente te importa…”
--Ha pasado una semana.—Soltó ella, rompiendo el pequeño silencio.—¿Y vienes aquí ahora a preguntar cómo estoy?—Su ceño se mantiene fruncido.
“Debes disculparte con ella”
“Debes pedirle que vuelva a la penthouse”
No voy a pedirle que regrese y al parecer no ha visto las fotos que le envió Jackson.
--Pero vine ¿no?—Me paso la mano por el cabello.—Quiero saber si estás bien.—Insisto.
Masajea su vientre y suspira.—Estoy bien, estamos bien.—Dice, bajando su mirada a su vientre.
Mi hijo también está bien…
Nuestras miradas se volvieron a encontrar y pude notar que tenía ojeras, se veía cansada como si no hubiera podido dormir en noches.
—Preciosa debes escoger el modelo y color de la cuna…—En ese momento Jonathan se para detrás de Valentina pasando una de sus manos por sobre sus hombros.—Cameron.
¿Preciosa?
¿Escoger el color de la cuna?
Jonathan me da una mirada fría, aprieto mis puños al notar tanta su cercanía a ella y le susurra algo al oído, Valentina no dice nada y vuelve a entrar al departamento sin antes mirarme con decepción. Mientras que su amigo sale y cierra la puerta esperando a que Valentina no escuchara nada.
“Tal vez ella esperaba algo más…”
--Valentina no vio ninguna de las fotos.—Avisó, por alguna razón me sentí tranquilo al oír eso.—Dime, ¿no es por eso que estas aquí?—Pregunta, este suspira y vuelve hablar.—Tuviste suerte, de ser yo quien viera esas estúpidas fotos, Wells.—Bufé.
¿Y esperas a que te lo agradezca?—Él se ríe y menea la cabeza.
--No.—Contestó.—Quise evitar que la mujer a quien amo, siguiera sufriera por tu culpa. —Añadió.
“La mujer a quien amo”.
Debería actuar un poco más como el, que si se preocupa por ella, en cambio yo solo la he logrado lastimarla…
--¿Tanto la amas?—Pregunté, Jonathan da un paso hacia mí.
--No te imaginas cuanto.—Admitió.—No es necesario preguntarte a ti lo que sientes por ella.—Una sonrisa sarcástica se forma en sus labios.—Porque no creo que sepas amar nada ni a nadie, Cameron.
--En eso estamos de acuerdo, Jonathan.—Aseguré.—Y no esperes que algún día te lo agradezca.—Dije refiriéndome a las fotos y dicho eso me doy media vuelta para largarme de aquí.
Volví a subirme a mi auto y no pude evitar apretar el volante de este, saber que están juntos, saber que ella duerme bajo el mismo techo que ese imbécil me hacía sentir celos.
Él la ama y yo ni siquiera sé lo que siento…
“Y esa fue tu oportunidad para pedirle que regresara”.
Valentina:
Quería saber si estabas bien.—Repito sus palabras.
Una semana sin saber de él y viene recién a preguntar cómo me encuentro, debo confesar que si me sorprendió verlo y creí por un momento que venía a pedirme a que regresara—Que tonta—Pensé, estoy consciente que le he causado problemas con fu familia sobre todo con su padre.
Hace un par de día había leído un artículo que hablaba de la familia Wells y en una parte de el salía un primo de Cameron comentando acerca de su paternidad y el gran cambio de su vida como si el tuviera la certeza que las cosas entre nosotros estaban de maravilla.
Desvié la mirada de la laptop al momento en que Jonathan se sienta a mi lado. Llevábamos una hora para ser precisos viendo algunos de modelos y colores de cuna para mi pequeño hombrecito, no había podido conciliar el sueño muy bien estas dos últimas noches ya que mi pequeño no dejaba de moverse y no tenía ganas de salir de compras al centro comercial.
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Editado: 15.04.2019