Cameron.
Es sábado por la mañana, me encontraba fumando en la terraza esperando a que Mery bajara y se fuera de una vez. Anoche habíamos salido luego de que salí de mi trabajo, pasamos una buena noche pero esta sería la última vez que la volvería a ver, quiero alejarla definitivamente de mi vida.
Miro la hora y son recién las nueve de la mañana, por lo que me había dicho mi madre ayer por la tarde es que Valentina iría almorzar con ellos a la casa para que pudieran pasar un poco más de tiempo con mi hijo. Sé que le dije que este fin de semana no iría pero cambie de opinión y aún tengo tiempo para llegar a casa de mis padres y poder verlos.
Luego de me desahogue de alguna manera con mi madre sentí que nuestra relación mejoro mucho más, necesitaba decirle en la manera en cómo me sentía y como me sentí desde que era un niño, ella al igual que yo lloramos hablando de todo lo que sentíamos de como ella también se sentía luego de la muerte de mi hermana mayor y que tanto para nosotros como para la familia fue una gran pérdida, me dijo que mi padre había llevado ese dolor en silencio y que hasta el día de hoy no asimilaba la pérdida de su hija, sé que aún tiene fotos de ella y conmigo en su habitación y en su oficina de trabajo a pesar que había quitado todas las fotos que estaban en la sala, por lo que me contó mi abuela es que saco las fotos para disminuir el dolor.
—No puedo creer que me estés corriendo.—Dice una voz femenina a mis espaldas.
Me giro hacia atrás donde veo a Mery ya vestida mirándome fijamente.
—Anoche fui claro contigo.—Le recordé, ella da un paso hacia mi.
—No me puedes pedir de un día para otro que me aleje, hemos pasado por muchas cosas juntos y lo sabes.—Murmuro, su voz sonaba dolida.
Cierro los ojos con frustración y a los segundos lo vuelvo abrir, creo haber sido claro con ella desde que nos conocimos y eso fue hace más de un año. No quiero volver a tener la misma conversación otra vez y menos discutir con ella cuando no llegaremos a ninguna parte.
—Fui bastante honesto contigo ¿no lo recuerdas?—Mery vuelve a dar otro paso con la intención de tomar mi mano pero yo retrocedo.—Debemos admitir que tú y yo nos la pasábamos muy bien en la cama y en todo lo que tú quieras, pero sabes perfectamente que yo nunca busque una relación con ninguna chica con las que me he involucrado.—Ella menea la cabeza la cabeza y yo continuo.—Y fuiste tú también quien dijo que no querías involucrarte en algo serio con ningún chico y yo lo entendí a la perfección.—Note como lágrimas bajan por su mejilla.
—Dijiste que me querías…—Intentó controlar su voz que estaba al borde de quebrarse.
—Y lo hago, Mery.—Hay un silencio y noto cierta ilusión en sus ojos.—Pero estoy enamorado de alguien mas y créeme que de mi parte yo ya no te volveré a buscar así que te voy a pedir que te vayas, por favor.—Señale la puerta, ella me mira con sorpresa por lo que acaba de escuchar, aprieta sus puños y sin decir ni agregar nada más se va saliendo por esa puerta y espero no volverla a ver.
“Es como que acabaras de terminar un noviazgo…”
Supongo que sí.
Luego de que ella se fue subo hasta mi habitación para vestirme e ir me a casa de mis padres que se que iba a tardar un poco en llegar. Pero antes pasaría a la tienda a comprar los pañales para mi hijo y llevárselos.
***
Aproximadamente cuatro hora de viaje, sino hubiera sido por el tráfico que había tal vez hubiera llegado un poco antes. Me bajo del auto tomando las bolsas de la tienda y camino hasta la entrada, toco el timbre y en menos de cinco segundos María es quien abre la puerta y me mira con sorpresa.
María es la empleada mas joven de esta casa, mi madre fue quien la contrato ya que ella necesitaba on urgencia un trabajo para poder costear sus estudios en la universidad. Es una chica realmente hermosa y cuando la conocí quede encantado con ella, cuando yo aún vivía con mis padres ella y yo tuvimos una aventura en donde solamente se basaba en tener sexo y nada más, fuimos muy discretos y la verdad es que en algún momento si me llego a gustar pero después conocí a Valentina y todo cambio. La traje a la casa para presentarla como mi novia oficialmente y fue entonces que María y yo nos alejamos.
Parecía sorprendida al verme, abre la puerta permitiéndome entrar y mira para comprobar que ninguno de mis padres estuviera cerca.
—¿Qué haces aquí?—Pregunta en un murmuro.
—¿Acaso no puedo venir a mi propia casa?—Alcé una ceja y ella niega con la cabeza.—Y deberías llamarme joven Cameron o joven Wells.—Bromeo y ella me da un golpe en el hombro.
—Por lo que tenía entendido no ibas a venir este fin de semana, Cameron.—Se cruza de brazos.—Además ya todos terminaron de almorzar.
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Editado: 15.04.2019