Entre peces que caminan y ven la transparencia el aire, entre pavorreales que cantan y vuelan junto a las aves no me atrevo a ver el café burbujeante que me mira con pena, con ganas de derramarse. No digo que un elefante que vuela con sus orejas no oiga, pero si susurro con aquellos ojos mientras con los tuyos me gritas diré que una mariposa es de venus mientras que tu vestido lo hizo aquel conejo que baila, aún si mi irrelevancia no te afecta y aquellas aves de rayas amarillas con negro no te dan miedo mientras tocan la trompeta a tu oído, diré con susurros rogando que no entiendas mis lamentos tallados en aquella calada de tabaco y ultimo trago de desvelo, que tras el humo me hace alucinar aquello que quise con aquello que fue gritándome que tus ojos no son cafés y son negros mientras me hablan de aquel colibrí que pudo tocar tus cabellos.