Un Psicópata Se Enamoro de Mi

Capítulo 21: La Trampa de las Ilusiones

Marina avanzó por el laberinto con un sentido renovado de determinación. La última prueba, el espejo, había sido una experiencia agotadora pero reveladora. Aunque aún no podía ver la salida, sentía que cada prueba la acercaba un paso más a la libertad.

El pasillo por el que se encontraba ahora era diferente a los anteriores. Las paredes estaban decoradas con tapices antiguos, y el suelo estaba cubierto con una alfombra de terciopelo rojo que se sentía suave bajo sus pies. La atmósfera en el pasillo era más cálida y menos opresiva, lo que contrastaba con el ambiente siniestro que había estado experimentando.

—¿Qué es esto? —murmuró Marina mientras avanzaba con cautela.

De repente, escuchó un ruido detrás de ella. Al volverse, vio que una figura encapuchada aparecía de la nada y avanzaba hacia ella. La figura era una especie de espectro, con una capa negra que parecía flotar en el aire. La presencia era inquietante, y la energía que irradiaba parecía palpable.

—No tengas miedo, Marina —dijo la figura con una voz susurrante—. Este lugar está lleno de ilusiones. Aquí, nada es lo que parece.

Marina sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sabía que el psicópata había preparado esta etapa del laberinto para probar su percepción y su capacidad para distinguir la realidad de la ilusión. El espectro parecía desvanecerse y reaparecer en diferentes lugares a medida que avanzaba, creando una sensación de desorientación.

—¿Qué quieres de mí? —preguntó Marina, tratando de mantener la calma.

El espectro se detuvo y levantó la mano, señalando hacia un gran espejo en la pared. El espejo estaba enmarcado con intrincados detalles dorados y reflejaba una luz tenue que parecía emanar de su interior.

—Mira en el espejo —dijo la figura—. Allí encontrarás la verdad sobre ti misma y sobre el camino que debes seguir.

Marina se acercó al espejo, sintiendo una mezcla de curiosidad y aprensión. A medida que se miraba en el espejo, vio que el reflejo no mostraba solo su imagen, sino también una serie de escenas distorsionadas y perturbadoras. Cada escena parecía un fragmento de sus propios miedos y ansiedades, mostrándole visiones de fracaso, dolor y desesperación.

—Este espejo —dijo el espectro— es una trampa de ilusiones. Te mostrará lo que temes, pero también te revelará la verdad oculta en tu interior. Debes enfrentar estas visiones para seguir adelante.

Marina observó las imágenes en el espejo. Vio escenas de su vida que preferiría olvidar: momentos de rechazo, fracasos y desilusiones. Cada visión era una bofetada emocional que la hacía sentir vulnerable y expuesta.

De repente, una de las escenas en el espejo cambió. Vio al psicópata en un entorno oscuro, con una mirada maniaca en su rostro. La imagen parecía más realista y aterradora que las anteriores. Marina sintió un nudo en el estómago al ver al psicópata tan cerca de ella, incluso en su reflejo.

—No te dejes engañar por lo que ves —dijo el espectro—. La verdad es que el psicópata no es más que una manifestación de tus propios temores y dudas. Lo que realmente importa es cómo enfrentas estos miedos.

Marina intentó concentrarse en el mensaje del espectro. Sabía que no podía dejarse consumir por el miedo y la desesperación. Las visiones en el espejo eran perturbadoras, pero también entendió que eran solo ilusiones creadas para probar su fortaleza.

—Debo ser fuerte —se dijo a sí misma—. No puedo dejar que estas visiones me detengan.

Mientras enfrentaba las visiones en el espejo, Marina comenzó a notar que las imágenes se volvían más difusas y menos impactantes. Su determinación le daba la fuerza para desafiar sus propios temores, y a medida que avanzaba, el espejo parecía mostrar una imagen más clara y coherente de su camino a seguir.

Finalmente, la figura del espectro se desvaneció, dejando a Marina sola frente al espejo. El espejo ahora mostraba una escena diferente: una puerta dorada en el fondo del laberinto. La puerta parecía estar al final de un pasillo largo y oscuro.

—Ahí está la salida —dijo el espectro, cuya voz ahora parecía lejana—. Pero el camino hacia ella no será fácil. La verdadera prueba está en tu capacidad para seguir adelante a pesar de las dificultades.

Marina se levantó con una nueva resolución. Sabía que el camino hacia la puerta dorada no sería sencillo, pero estaba dispuesta a enfrentarlo. Con paso firme, se dirigió hacia el pasillo oscuro que conducía a la puerta, decidida a superar cualquier obstáculo que se le presentara.

A medida que avanzaba, el laberinto parecía volverse cada vez más oscuro y más complejo. Las paredes estaban cubiertas de manchas y símbolos que cambiaban constantemente, y el suelo estaba lleno de trampas ocultas que amenazaban con hacerla caer. Sin embargo, Marina mantenía su enfoque en la puerta dorada, sabiendo que cada paso la acercaba más a la libertad.

Finalmente, llegó al final del pasillo y se encontró frente a la puerta dorada. La puerta estaba adornada con intrincados detalles y parecía emanar una luz cálida y reconfortante. Marina sabía que había llegado a un punto crucial en su viaje y que la salida estaba cerca.

Con una profunda respiración, Marina abrió la puerta dorada y se adentró en el siguiente desafío del laberinto, lista para enfrentar lo que le esperaba. Sabía que el psicópata no se detendría ante nada para mantenerla atrapada, pero también entendía que su propia fortaleza y determinación eran las claves para superar los desafíos que se le presentaran.



#6977 en Novela romántica

En el texto hay: crimen, psicopata, romance

Editado: 01.09.2024

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