Un reino de ensueño

Capítulo uno

En el reino de Marashaling los hermanos Yatm y Yetm eran los caballeros invencibles, los famosos campeones, muy respetados por todos, incluso a pesar de tener sólo doce años de edad. Ambos tenían poderes elementales, Yetm tenía poderes de fuego y tierra; él ayudaba en la construcción del reino y calentaba las frías noches de inverno de la ciudad capital mediante un sistema de calefacción, similar al aire acondicionado de un edificio, sólo que este sistema abarcaba toda la capital y el calor era producido por su poder; evidentemente quedaba exhausto pero todos lo admiraban por su altruismo. Yatm tenía poderes de agua y hielo, ayudaba a cuidar el bosque interior del reino, lugar sagrado para la realeza; también refrescaba a todos en los calurosos días de verano, lanzando chorros de agua hacia el cielo que después caía en forma de lluvia, esto lo hacía bastante popular. Ambos solían tener encargos especiales, trabajos que nadie más podría cumplir, como domar a los búfalos-canguro que atacaban a las carrozas de los pueblos, o detener la invasión de los peces voladores que apestaban todo a su paso, incluso entretener a la princesa en impresionantes duelos de entrenamiento contra ella o su guardián. A pesar de esas proezas especiales, eran admirados más bien por las labores de calentar o refrescar a los ciudadanos de la capital cuando era necesario... hasta aquel incidente que cambio todo. Cierto día la encomienda fue muy distinta a lo habitual, debían encontrar la causa de la continua desaparición de la gente del reino.

 

Era un día soleado pero fresco, el viento soplaba cada vez con más fuerza, a los lejos grises nubes se acercaban. Bajo ese cielo cambiante, los hermanos merodeaban por el bosque en busca de pistas.

 

―Yatm, ¿crees que la bestia sea grande?

―¿Cuál bestia?

―Las personas han desaparecido en los bosques de las afueras del reino, lo más probable es que se trate de una gran bestia. ―Dedujo Yetm.

―Pues espero sea una grande y fuerte. Los únicos que nos dan pelean son la princesa y su guardián. ―Explicó Yatm.

―Pero sabes que siempre se contienen contra nosotros ¿no?

―Si, claro, pero comienzo a aburrirme. Después de vencer a la bestia les pediré que los duelos sean más difíciles.

―Al paso que vas jamás los encontraremos.

―Debería haber una forma más rápida de buscar. ¿Por qué no usas tu modo cohete para explorar más rápido la zona?

―Para empezar, porque sólo puedo hacer eso una vez por día, además...

 

Ambos se callaron, su atención se tornó sobre un rápido galope acercándose. Los hermanos se prepararon para luchar. Las pisadas ya estaban muy cerca. Saltando un arbusto, llegó a ellos un caballo montado por el panadero de la capital. Sus ojeras y la sombra en su mirada relataban el horror que debía haber vivido. Detuvo el caballo para intentar explicar la situación, pero solamente alcanzaba a balbucear y tartamudear.

 

―¿Dónde? ―Preguntó Yetm ansioso.

 

El panadero, con tembloroso brazo, señaló la dirección con su dedo, marcado por las riendas que agarraba con tanta fuerza, y luego continuó su huida. Los hermanos no lo pensaron dos veces para apresurarse hacia ese lugar.

 

―Yatm, ¿querías que fuera un cohete? Voy a ser un cohete, agárrate fuerte de mí.

 

Yetm creó una armadura de roca de un tono gris oscuro, y formó delgados tubos alrededor de sus antebrazos y piernas. Yatm abrazó a su hermano por la espalda y luego ambos volaron por los aires, propulsados por intensas llamaradas que salían de los tubos en las extremidades de Yetm.

 

En pocos segundos llegaron al sitio ubicado por el panadero. Charcos de sangre cubrían el suelo, sus ojos no podían creerlo. Tuvieron que tragar su saliva para poder respirar. Siguieron un camino de sangre hasta que encontraron a la bestia. Era muy grande, como un oso mediano y con forma de lobo, pero no tenía ojos, nariz, ni pelaje, ni cola; en cambio, tenía una piel viscosa y arrugada como la de un gusano. También tenía muchas aberturas en la piel, que se abrían y cerraban como bocas, estaban llenas de lo que parecían ser filosos colmillos. La bestia devoraba la cabeza de alguien.

 

―Terminemos con esto de una vez. ―Pidió Yatm horrorizado.

 

Al mismo tiempo que lo decía, de sus pantorrillas segregó decenas de miles de litros de agua, llegando a cubrir las patas de la bestia. Después, con un corto movimiento de manos, convirtió el agua en hielo, atrapándola. Con otro movimiento de manos creó frente a él un afilado pico de hielo, del tamaño de dos brazos. Tan fácil como lo creó, lo disparó contra la bestia. Pero poco antes de que el pico lo atravesara, las bocas de su piel soltaron un alarido ensordecedor, tan horrible como la combinación de un rugido y un grito de muerte. Esto produjo una especie de barrera de vibraciones sonoras, que ralentizó el pico de hielo, pasando su velocidad de ser similar de una flecha a la de una tortuga, y además el pico sufrió múltiples fisuras.

 

Por un instante, el pico parecía levitar inmóvil. La bestia pudo fácilmente atraparlo con su hocico principal y destrozarlo. El hielo que detenía sus patas también se vio debilitado por fisuras, y con pura fuerza bruta pudo liberarse sin problemas. Los hermanos estaban petrificados, atónitos ante un enemigo con un poder aterrador. Yetm no podía creer que algo fuera capaz de liberarse del hielo de su hermano, al menos, tan fácilmente. Dedujo que esa horrenda monstruosidad poseía tanto poder como la princesa Marashaling, y si era así, sus posibilidades de derrotarla eran mínimas. El pensamiento de huida pasó por su mente, pero un profundo sentimiento de heroísmo lo obligo a quedarse y pelear.

 

Yatm se encontraba sorprendido, inmóvil y con los pies todavía cubiertos de hielo. Enfurecida la bestia, se abalanzó sobre él. Yetm, con su poder explosivo se adelantó y alcanzó a interponerse. La bestia estaba en el aire cuando él, con sus brazos extendidos dio un aplauso, de los tubos en sus antebrazos disparó una gigantesca llamarada que podría cubrir por completo a un gran oso. La bestia, salvaje e implacable, atravesó las llamas alcanzando a morder el hombro derecho de Yetm y parte de su pecho. Tenía su armadura de roca, pero no fue suficiente, los colmillos la habían perforado. Yetm no pudo evitar gritar.



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En el texto hay: comedia, reinos, aventura

Editado: 25.12.2020

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