Un Tequila Para Mi CorazÓn (ya en físico)

CAPITULO 1

Estaba sentada en una de las cafeterías más comunes de Brooklyn, cuando lo vi por primera vez. Entro con un traje de tres piezas, no llevaba corbata pero aun así se veía hermoso, sus ojos azules como el cielo, aquellos labios voluminosos, y ese porte varonil, de hombre maduro con metas atrasadas.

Se sentó en la mesa contigua frente a mí, él no me estaba mirando y yo solo lo veía de reojo escondida bajo mi libro favorito de Jane James. Toma un sorbo de su café caliente, su vista fija en el ventanal que dejaba ver las calles y la mayoría de las tiendas que se encuentran alrededor.

Mis ojos se van hacia aquella mano suya que giraba una argolla de plata, por un momento sentí como mi estómago se revolvía y la rabia empezaba a emerger como lava ardiente.

¿Por qué? No lo sé, pero lo que si sabía era que él estaba esperando a alguien. El tiempo paso, y aquel hombre aún seguía sentado en el mismo lugar y con su vista en las calles. Cansada de verlo así me levanto y me siento frente a él.

-Dicen que para el mal de amores es bueno un tequila- murmuro, el hombre de ojos bonitos se sobresalta y me mira al fin. Su ceño se frunce y hace una mueca bastante irrespetuosa.

-¡El haciendo está ocupado niña!- dice con repugnancia. Me quedo unos segundo visualizando sus ojos enojados pero vacíos, y me pregunto qué mujer le habrá roto el corazón.

-No soy una niña, tengo 23 pronto cumpliré los veinticuatro, pero ante que todo me presento Señor…

-Mariano Bescossi- responde odiosamente.

-Violeta Fabela, como le decía señor Mariano no hay mejor cosa para el mal de amores que un tequila.

-¿Por qué crees que necesito un tequila?- pregunta confundido- ¿y qué sabes tú de mal de amores, acaso has amado a alguien?- vuelve a preguntar. Ladeo mi cabeza y me encojo de hombros.

-Nunca he amado a alguien, pero no es necesario saberlo, ni mucho menos sentirlo, a veces con solo ver es suficiente, aparte de que también en los libros románticos reflejan muy bien la tristeza y el dolor de un corazón roto.

Él sonríe de lado, pero después la borra con rapidez volviendo a coloca ese rostro serio- no sabes lo difícil que es sentir como esa persona destruye todo lo bonito de aquel amor que jurabas seria para siempre.

-El ser humano es egoísta y desalmado, pero no podemos dejar que eso nos derrumbe, a pesar de que nos duela en el alma, tenemos que seguir adelante con una enorme sonrisa, dando a demostrarles a esas personas que nos destruyen que no son indispensables, y que se puede ser feliz sin necesidad que estén presente.

-Se nota que has leído muchos libros- dice lo obvio.

-Solo los suficiente para conocer cosas que pocas personas ben- respondo con simpleza, ambos nos quedamos en silencio por un buen rato hasta que el mira su reloj.

-Creo que es mejor que me valla, fue un gusto conocerla señorita Violeta- yo también me levanto, extiendo mi mano y él la toma un poco dudoso.

-Igualmente.

-Espero que algún día nos volvamos a encontrar, y poder compartir un poco más de tiempo- asiento, el me suelta la mano y se da media vuelta para marcharse. Verlo salir por las puertas de vidrio fue bastante incomodo, mi estómago se revolvió por completo y el aire se acorto. Mi mano aun sentía esa corriente, un leve cosquilleo parecido a la comezón, pero No. Sabía que era lo que estaba sintiendo ahora, y es aquello a los que todos le llaman “Amor”.

Se construye muros para que las personas no pasen, yo construí el mio para que nadie me dañe.

Att: Edimar Herrera.

 




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