EPILOGO

Los tiempo son como los viejos reloj de arena, cada granito cuenta, mi vida no fue fácil, y quien dijo que la vida era fácil, solo un tonto cree tal aberración. Y como una vez lo dije, solo cosecharas lo que sembraras, es por ello que este preciso momento estaba cosechando lo que con tan solo una semana sembré.

Tomo con fuerza el ramo de lirios blancos, estaba más que nerviosa, ese cosquilleo en mi estómago aun esta allí, sacándome pequeñas sonrisas, recordándome que el hombre que está en el altar es más que el chico que conocí por casualidad.

Un vestido sencillo de encaje y tul color blanco, junto con una corona de flores como tocado era lo que le daba vida a mí look de novia feliz. Muerdo mi mejilla mientras camino en pasos lentos hacia el altar, donde mi amor esperaba por mí.

-Había pasado dos años, el suficiente tiempo para conocer hasta la mínima cosa de nosotros. En esos meses juntos, construimos nuestra propia micro empresa, somos felices con lo poco que tenemos y seguiremos juntos hasta el resto de nuestras vidas.

Hoy cerrábamos otro siclo, y abríamos uno nuevo, nos atamos una vez en cuerpo y alma, y en este preciso momento nos uníamos al sagrado matrimonio, seguros, dispuestos a todo lo que venga.

Cada día me doy de cuenta de lo mucho que perdí y lo poco que gane, pero me siento conforme a pesar de la circunstancias, no todo el tiempo se vence la batalla.

-Acepta usted a Mariano Bescossi, para amarlo, respetarlo, serle fiel en la salud y en la enfermedad, estar a su lado hasta que la muerte los separe.

-Acepto.

Se puede hacer miles de imposibilidades en un día, y la pregunta es ¿lo hiciste bien? O te equivocaste en algunas cuando resolvías otras.

-Mi amada señora Bescossi…

-Señor Bescossi, me gusta cómo suena eso- lo beso, ambos disfrutamos de cada uno de nosotros. Nunca nos cansábamos, es como si no obtuviéramos suficiente del otro. Creo que eso es amor, estar complementados, completos, llenos, derrumbando miel y flores en un camino de rocas filosas y calientes.

***

Se puede perdonar el pecado más no al pecador.

Sé que dije que mi historia es triste y lo es, pero hubieses leído mi historia si hubieses sabido que tenía un final feliz, acaso no te dio curiosidad, o lo hiciste por que viste que era diferente, ¿acaso no lo es?

FIN.

Termino de escribir el libro, suelto un leve suspiro, saco copia de cada hoja  antes de levantarme tomar mi bolso y encaminarme hacia la planta de abajo. Allí me encuentro a mi esposo, preparando el biberón de nuestro pequeño diablillo.

Me acerco a ellos, y me poso tras mi esposo, lo rodeo con mis brazos y le doy un tierno beso en su omoplato- buen día amore…

-Buen día- su voz suena apagada, pero sabía la razón por la que estaba así, es por eso que escribí nuestra historia y le saque copia. Dejo el manuscrito en la baldosa de la cocina, él lo miro con el ceño fruncido.

-No importa lo mucho que te halla dolido perder una parte de tu cuerpo, solo recuerda que yo estoy aquí, queriéndote, aceptándote tal cual eres mi amor, y aun por más que inteste alejarme de ti eso no pasara.

-Sabes bien que soy una carga para ti, más ahora que tenemos un hijo- responde con amargura, siempre era lo mismo, se odia tanto, pero no se da de cuenta de que yo lo amo.

-Nunca serás una carga para mí, cuando lo entenderás- dejo un tequila sobre la besa- no importa cuando te duela el corazón, el tequila es un buen aliviador, recuérdalo mi amor.

“Ámame sin importar cuanto duela hacerlo”.

Palabras de la autora Edimar Herrera, las dificultades de la vida no son los causantes de tus fracasos, aquí el único que deja que fracase eres tú mismo, no le eches la culpa a algo que solo trata de darte motivos para seguir luchando.

Cuando te sientas triste, recuerda las cosas bonitas que pasamos juntos, veras que el dolor se ira y la remplazara la alegría.

No seas tu propio obstáculo, se mas bien el que los quite no el que los ponga.

ERES MI AMOR INEDITO ESE QUE APARECIÓ, Y NUNCA SE MARCHO AUN POR MAS QUE LO INTENTO.

UN TEQUILA PARA MI CORAZÓN.