Un Toque Dulce.

Capítulo 36. Furia, traición, tristeza.

Jin.

–¿Jin? ¿Estás bien? –peguntó la voz de Meredith, llamando muy ligeramente mi atención, pero no hice caso, quería estar solo –. Jin, estamos preocupados por ti, ¿crees que podríamos pasar para ver que estas bien? –insistió.

–No creo que quiera ver a alguien, de lo contrario, ya hubiera salido –se escuchó decir por parte de Anya.

–Pero tampoco podemos dejarlo solo, no ha salido en todo el día de ayer.

–Tal vez quiera estar solo, eso fue lo que le dijo a Jimin y Tae.

La plática sobre si seguir insistiendo en verme o dejarme solo siguió entre ellas, mientras yo sólo estaba suspirando. Tienen razón, no he salido desde el día de ayer que regresé a la residencia, ni siquiera para ir a comer. En la madrugada salí para buscar algo de comer y seguir encerrándome, cuando una bandeja frente a la puerta de mi habitación llamó mi atención. Tal vez alguno de los chicos la dejó ahí, respetando mi privacidad, así que la tomé y volví a encerrarme.

No he querido hablar con nadie, no he querido ver a nadie, me siento lo suficientemente furioso, traicionado y triste para querer ver o conversar con alguien, así que prefiero tomar distancia, para no desquitarme con nadie. Las chicas afuera de mi habitación ignoran las cosas por las que estoy pasando, y claro, de seguro buscan la mejor manera de ayudarme o algo así, pero no creo que esta vez puedan lograr un cambio positivo en mí.

Irritado por el ruido que están haciendo, hago las sabanas a un lado, poniéndome de pie para ir a la puerta y abrir de repente, silenciándolas de golpe por lo que hice.

–¿Pueden dejar de hacer tanto ruido? Están comenzando a irritarme –pedí sin una pizca de amabilidad, de hecho, fue bastante seco y grosero.

–Definitivamente a ti te pasa algo, nunca habías usado ese tono de voz con nosotros –señaló Anya sorprendida.

Exacto a eso me refería cuando decía no querer interactuar con alguien. Estoy mucho peor a la vez en que me sentía perdido, no sé con certeza cuales van a ser mis reacciones, si voy a lastimar a alguien u ofenderlo, y aunque una parte de mí se disculparía de inmediato, la otra no tanto, sólo quiere desahogarse.

–¿Podemos pasar y hablar contigo? –peguntó Meredith con voz suave.

Me sentí como un niño tratado de ser calmado por su mamá, era el mismo tono que ella usaba cuando quería que Rosie se tranquilizara cuando estaba triste o enojada, así que vuelvo a suspirar, tratando de calmarme un poco.

–Les advierto que, pasando esta puerta, puedo hacer o decir algo que puede ofenderlas o algo así, por lo que me disculpo de antemano –avisé, dejándolas pasar a mi habitación.

Ellas aceptaron los términos al pasar, observando mi habitación, que no estaba destruida o hecha un desastre, lo único desarreglado era la cama y la bandeja con la comida que me habían dejado, que estaba en el escritorio. No hay ninguna clase de desorden que les diera alguna pista de cómo me encontraba.

–¿Y bien? ¿A qué se debe este cambio de humor? –preguntó Anya de manera directa.

Como no tenía ganas de hablar de eso, tomé la carta que Kate me había dejado, arrugada porque la apreté fuertemente entre mis dedos cuando regresé de la casa del señor Turner, dándoselas mientras volvía a acostarme en la cama.

–Léelo y te darás cuenta del porque –fue todo lo que dije.

No la leyeron en voz alta, lo que agradecí en silencio, porque no soportaría escuchar en voz alta todo lo que me escribió. Clavé mi vista en el techo, esperando a que terminaran de leer la carta, teniendo una muy leve esperanza de que ellas me dieran una posible respuesta del porque se fue de este modo.

–De acuerdo. De todas las posibilidades contempladas, esta ni siquiera estaba en la lista –confesó Anya, dejando la carta a un lado.

–Ya se me hacía muy raro que no contestara mis llamadas, pero no creí que pasaría algo así –compartió Meredith, girándose para verme –. ¿Tenías alguna sospecha de que algo así pasaría?

–Ninguna, me tomó por sorpresa como a ustedes.

–Y he de suponer que su papá no tiene idea alguna de su paradero –comentó Anya, dándole puntos por su inteligencia.

–Supones bien. Llamó a sus padres, a su cuñada, incluso a Bahar, pero nadie sabe nada, desapareció.

–Ella no puede desaparecer –me contrario Anya, haciéndome fruncir el ceño, levantándome de la cama hasta estar sentado.

–¿No? ¿Entonces qué está pasando? ¿Se fue de viaje? ¿Se tomó un año sabático? Date cuenta de los hechos, niña. Ella se fue, sin decir un digno adiós, sin dejar una decente explicación. Se fue y rompió mi corazón en tantos pedazos, que ni siquiera sé si será posible repararlo.

»Se fue dejando una confesión que esperaba escuchar de frente, no leerlo en una carta que sería su ultimo recuerdo, que me negará la oportunidad de decir mis propios sentimientos y que se decidiera a romper una relación que creía bien, eso es demasiado injusto –siseé, sintiendo de nuevo las ganas de llorar, pero cerré fuertemente los ojos para que eso no sucediera.

–Tranquilo, Jin. Anya no se refería a eso, ¿verdad? –le cuestionó Meredith, mientras palmeaba mi espalda con suavidad.



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En el texto hay: esperanzas, amor, bts

Editado: 02.02.2021

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