(…) Con la noche a su favor, Damián llevaba a Dave desmayado sujetándolo del brazo, hasta que llegaron a la iglesia abandonada. Una vez allí Damián tomó la capa del mago, la tendió en el piso y recostó al mago sobre ella – gracias mago – susurro Damián dándole la espalda
– te salve la vida – exclamó Dave
– nada de eso, solo me ayudaste un poco, por eso te agradecí. Pensé que estabas desmayado al igual que la niña escuálida –
– sólo me sentí un poco mareado y si te salve la vida. No se seas mal agradecido demonio, acéptalo -
– ayudaste eso es lo que paso – dijo serio
– está bien no tienes por qué alterarte – dijo Dave mientras se levantó… – por cierto… ¿dónde estamos?
– es una iglesia abandonada, aquí fue donde aparecí la primera vez –
– pará ser un demonio, eres un demonio muy extraño, no sigues las reglas –
– reglas – menciono confuso
– si, reglas. Como no poder entrar a una iglesia… atormentar familias, invadir casas… mira incluso sangras – dijo señalando unas gotas de sangre en el piso
– esta iglesia ya no es sagrada, debió haber sido abandonada hace años, en cuanto a lo demás, creo que has visto malas películas de terror, y la sangre que está en el piso, es tuya – contestó para luego emprender el vuelo
(…) En cuanto salió volando se dio cuenta que aún estaba muy fatigado por la pelea. Le costaba volar así que se detuvo en la terraza de una casa, se sentó en una banca que estaba ahí procurando no hacer ruido, allí esperó unas horas hasta sentirse mejor mientras pensaba – esto no debería estar pasando –.
(…) Dave salió de la iglesia y fue directo a casa, quien era esperado por “minino”, una vez Dave abrió la puerta aquel pequeño gatito maullo, dando a entender que lo había extrañado. – se me hizo tarde minino, sabes que no puedo llevarte al centro – pronunció Dave… – además el mundo está más raro que nunca – añadió.
(…) Así Dave pasó la noche contando a minino lo que había sucedido. Por otro lado Damián había descansado lo suficiente, o al menos para ir con Karlie. Extendiendo sus alas voló lo más rápido que podía, no se detuvo hasta que llegó a casa de Karlie. Una vez llegó vio que no había ninguna luz encendida, rodeo la casa porque le parecía extraño no sentir ninguna presencia dentro de casa; trató de entrar por la ventana que daba a la habitación de Karlie, pero estaba cerrada. Así que fue al techo, por un momento pensó en que Karlie pudo haber sido atacada, por eso no sentía a nadie en su habitación, por otro lado pensó en romper la puerta y entrar para confirmar sus sospechas, pero eso llamaría la atención de los vecinos. Se levantó, extendió sus alas apunto de emprender el vuelo escucho abrirse lentamente la ventana y se detuvo. Bajo del techo vio que en efecto la ventana estaba abierta, pero quien la abrió se preguntaba, aún no podía sentir la presencia de Karlie. Tal vez es una trampa asimilo, pero estaba dispuesto a enfrentar lo que fuera que este esperándolo allí. Alzo su garra izquierda, la empuño para desvanecerse entre las sombras, así entró por la ventana… estaba muy oscuro para que pudiera ver algo, silenciosamente fue al interruptor para encender la luz, apenas se encendió el foco pudo ver que todo estaba en orden. Karlie estaba boca abajo sobre su cama, pero Damián aún no podía sentir su presencia estando ella ahí. Dudoso preguntó – ¿eres tú, Karlie? –
– Si – ella respondió con nostalgia
– estás segura – refutó mientras dudaba que fuera la verdadera Karlie… – Apenas llegue vi que no había ninguna luz encendida y no pude sentir tú presencia, incluso ahora no puedo sentir tu presencia, Karlie – dijo acercándose lentamente para atacar –
(…) Damián estaba listo para clavar su garra en la espalda de Karlie, cuando… Karlie se dio vuelta para ver a Damián directo a sus ojos, lo que él vio era un rostro lloroso, que parecía haber llorado por horas y horas. Con la voz entre cortada y desanimada ella dijo – ya es muy tarde como para tener las luces encendidas – a lo que Damián respondió – lo siento, no tengo noción del tiempo Pero ¿Qué tiene tu rostro?, ¿Qué le pasa a tú corazón?... Esta no eres tú – dijo mientras se sentó junto a ella
– papá ya se fue, de nuevo – dijo suspirando… – solo quiero dormir – dijo mientras se dio vuelta dando la espalda a Damián
– ¿Por qué te pone tan mal ver a tú padre? – preguntó confuso
– no me pone mal verlo, me pone mal que se vaya, porque no se cuando lo volveré a ver – contestó nostálgica
– por eso tienes los ojos llorosos… Pero sabes que él va a volver, ¿verdad? –
– si, pero al despedirse me dijo “adiós mi estrella fugaz” –
– ¿Por qué te llama así? –
– La primera vez que me lo dijo fue cuando era niña, creo que tenía siete años. Yo jugaba mucho con diamantina de colores, la usaba para dar color a mis dibujos. Pará finalizar mis dibujos, remarcaba los bordes de la cartulina con diamantina dorada, usaba mucha, en exceso. Apenas terminaba de hacerlos, corría deprisa e iba a enseñarle mis dibujos a mi padre, dejando un rastro de diamantina dorada por donde había pasado. Mi padre al verme me sostuvo en sus brazos diciendo “ahora que hiciste mi estrella fugaz”.
Antes de que se fuera a su nuevo empleo, siempre me llamaba así, “baja a comer mi estrella fugaz”, “¿Qué libro leeremos hoy mi estrella fugaz?”, “suerte en tu día primer día de clases mi estrella fugaz”. Me encantaba cuando él llegaba a casa todas las noches y lo primero que preguntaba a mi madre era “¿Dónde está mi estrella fugaz?”.
Ahora cuando me dice “adiós mi estrella fugaz”, me pone tan mal que siento alfileres y agujas clavándose en mi corazón – pronunció con lágrimas en sus ojos –
– imagino que las despedidas siempre son dolorosas, pero al menos tú pudiste despedirte de tu padre – dijo mirando hacia arriba
– estamos igual de jodidos – dijo levantándose para abrazara Damián por detrás –
– si, pero ahora tenemos que concentrarnos en otras cosas – dijo al ponerse de pie con Karlie en su espalda… – así que ya puedes soltarte, descansa. Mañana continuaremos con tu entrenamiento –