(…) En esa habitación completamente destrozada por Treidsek y Emma, estaba un demonólogo de rodillas frente a los pies de Emma, siendo sostenido del cabello con una mano. Lleno de moretones en su rostro apenas podía hablar. Emma no perdió tiempo y rápidamente degolló al demonólogo. – toma los objetos – señaló Treidsek, Emma giro, tomó los objetos del un falso piso. Era una moneda y un reloj, dos objetos pequeños sosteniendo un gran poder.
Emma los tomó, los guardo en su bolsillo, para luego ambos salir de allí.
[Mientras tanto en Baldwin]
(…) Era hora de salida de Karlie, ella había pasado el día tranquila pues Emma no había ido y sus amigas no se atrevían a fastidiar a Karlie. De camino a casa como lo habitual, tomó el autobús. Luego de unos minutos se bajó en la parada de más cercana a su casa, camino unas cuadras hasta que llegó a la puerta de su casa; apenas abrió la puerta sintió una corriente de aire helado recorrer su cuerpo. Sin darle importancia, subió a su habitación a cambiarse de ropa, se quito la blusa, apuntó de quitarse el brasier… reviso el armario, pensando en que Damián podría estar allí. Abrió las puertas del armario, pero allí no estaba él. Más tranquila se quito el brasier de prisa, arrojandolo por los aires… una vez más sintió aquella helada brisa, está vez venía de la puerta, estaba entre cerrada. Dando lentos pasos fue a cerrar la puerta por completo, apenas agarro la perilla de la puerta; sintió nuevamente la helada brisa, esta vez venía de detrás de su espalda. Un poco temerosa de dar la vuelta se acercó más a la puerta, para salir de la habitación. Giro la perilla abrió lentamente la puerta y en un rápido movimiento salió de allí.
Fuera de la Habitación, Karlie sostenía la puerta con ambas manos, dejó que pasen unos minutos. Con el corazón calmado decidió entrar a la habitación, abrió la puerta, miró fijamente toda la habitación. Sin encontrar cambios entro en ella, cerró la puerta con seguro. Se quitaba la falda mientras volvió a sentir la helada brisa, esta vez giro rápidamente, pero no había nadie a su alrededor. Esta vez su mirada se dirigió a la ventana, no estaba cerrada por completo, entonces pensó – estúpido demonio, no cerró la ventana – Cerro la ventana, no perdió el tiempo en cambiarse y ponerse hacer sus tareas.
(…) Cerca de anochecer, Damián junto con “minino” reposaban en el techo de la iglesia. Damián había conseguido un poco de comida para dársela al pequeño gatito, mientras el comía, Damián algo consternado lo acariciaba.
El sol se oculto por completo y las luces de la ciudad se encendieron. Damián tomó a “minino” en sus garras para llevarlo a casa de Karlie.
Desde fuera de casa, Damián espero a que Karlie saliera de la habitación para el poder entrar con “minino”. Apenas Karlie salió de la habitación Damián abrió la ventana con el filo de su garra, una vez entró, escondió al gatito en el armario… Karlie entró a la habitación, encontrando a Damián cerrando las puertas del armario, – ¿Qué haces? – le preguntó curiosa. Damián un poco nervioso respondió – nada, sólo salía –. Karlie un poco desconfiada contestó – ok – mientras veía fijamente al armario.
(…) Damián se sentó frente a las puertas del armario, mientras Karlie sentada en el escritorio terminaba sus tareas.
Desde dentro del armario “mínimo” arañaba las puertas, Karlie sin regresar a ver preguntó a Damián – ¿Qué fue eso? –, mientras que con su garra araño la puerta desde fuera Damián respondiendo – fui yo –… – no hagas eso, mi madre preguntara después – dijo Karlie continuando con sus tareas.
Otro ruido se escucho desde dentro del armario, esta vez “minino” escupía una bola de pelos. Karlie escuchó el ruido y preguntó – ¿fuiste tú, Damián? –, a lo que él respondió – si –… Un fuerte maullido se escucho dentro del armario “miauuuu”, el gatito quería salir, escuchando el maullido Karlie exclamó – me vas a seguir mintiendo –… hubo un pequeño silencio antes que Damián respondiera – no –. Karlie fue astuta, se levantó, miró a Damián a los ojos y le pidió de favor que le trajera un hoja en Forma de estrella para su trabajo de biología – no soy tu sirviente – refunfuño Damián – por favor necesito esa hoja – suplico Karlie.
(…) Damián se levantó, refunfuño un poco y salió de allí en busca de aquella hoja. – vamos a ver que ocultas Damián – proclamó Karlie. Abrió la puerta del armario y del fondo salió un pequeño gatito maullando, – así que a ti te ocultaba – dijo aliviada.
Luego de unos minutos Damián entró por la ventana, encontrando a minino jugando en el regazo de Karlie. – Lo encontraste. Aquí tienes tu hoja – dijo Damián, mientras ella jugueteaba con “minino” le respondió – no eres bueno ocultando cosas. Realmente no la necesito, solo fue para que salieras –. Sintiéndose engañado Damián respondió – tramposa –
(…) Damián camino unos pasos, para sentarse frente a ellos – así qué lo sabes. Pensé que no lo querrías por tu corto tiempo y terminarías echándolo a la calle –… – se nota que no me conoces. Primero me deshago de ti antes que de este gatito – contestó Karlie alegre.
Un poco entusiasmado por escuchar a Karlie, Damián se atrevió a seguir hablando de “minino” – no lo reconoces, ¿o si?... El gatito que juega en tu regazo se llama “minino” –... – ¿también hablas con gatos? – Karlie preguntó jocosa, para enseguida decir – no lo reconozco, ¿debería? – Damián le relato, en donde había encontrado a minino y quien era el dueño. A lo que Karlie respondió – sólo vi a “minino” una vez, supongo que algo malo le debió haber pasado algo a Dave para que lo haya dejado por ahí tirado. Además tiene algo de sangre en su pata… ¿te lo trataste de comer? – preguntó molesta.
Sorprendido y molesto Damián contestó – ¡estás loca! Primero devoro al mago antes que a este gatito. Necesita que lo limpien, tal vez un baño le haga bien – propuso Damián
Asustada por qué Damián fuera al baño, Karlie se levantó tomó a “minino” y mientras salía de la habitación dijo – yo lo baño. La última vez que estuviste en el baño casi lo destruyes – Damián se quedó allí viendo a Karlie cerrar la puerta – exagerada – exclamó