Ya había enviado la carta a su tía Philipa hace tres días y acababa de recibir una respuesta favorable.
Entiendo la situación querida. Puedes estar tranquila, diré que estuviste a mi lado en todo momento, incluso a Josh, espero que te recuperes pronto. Lamento profundamente la perdida de Augus, recuerda que siempre podrás contar con esta pobre anciana, el Barón tenia algunos amigos en Eton procurare cuidar a Edwards en tu ausencia.
Espero que puedas hallar lo que buscas en medio de la paz. Aunque quisiera darte más tiempo, ocho meses es todo aquello que puedo ofrecerte, ya que Josh regresara. Tienes ese tiempo querida, espero que sea suficiente.
P.D.
No olvidaré enviarle aquellas cartas que me enviaste para Charlotte de tu parte, yo me encargo, aunque dios sabe que ella no se encontrara feliz de recibirlas de mi parte.
Quien soy yo para negarme dicha diversión.
Con cariño Philipa Wiksen
Sabía que podía contar con ella, tenía casi todo preparado. La tía Charlotte se había marchado hace apenas media hora en dirección a Londres, pensaba irse con unos parientes, pero cuando escucho conveniente que cierto vizconde había regresado a la ciudad había decidido regresar a Londres.
Suponía que debía de alegrarse por dicha circunstancia tan favorable, después de todo si su tía lograba casarse con el vizconde ello lograría librarse por completo de las atenciones que él quisiera tener con ella, y eso sin duda alguno sería una gran fuente de alivio.
Guardo aquella carta en un pequeño cajón en el despacho de su padre, recordaba perfectamente bien que el solía guardar algunos documentos en el mismo cuando estos eran importantes, dado que había sido hecho como una especie de doble fondo tenías que tener una llave para poder acceder a él, y afortunadamente era algo que estaba en su posesión desde hace ya algunos años.
Salió del despacho perdida en sus pensamientos, mientras se dirigía a buscar a Pru. Sabía perfectamente bien que ella había decidido acompañarla dado que creía que irían a Yorkshire, un lugar tranquilo en el que rara vez la nobleza buscaría como medio de algún inicio del remolino social. No podía negar que sentía cierto temor de contarle la verdadera naturaleza de sus planes, más tampoco era algo que pudiese evitar. Logro encontrarla leyendo en el salón.
— Pru, ¿te importaría acompañarme a dar un paseo? — sugirió señalando el jardín
— Claro Regina — respondió con rapidez, dejando el libro que llevaba en la mesita y siguiéndola hacía la puerta lateral que daba paso a los jardines.
— Pru, yo debo de ser sincera contigo — menciono con tranquilidad, o por lo menos aquello esperaba que era lo que se trasmitiese a través de sus palabras — no voy a ir a Yorkshire.
— ¿De qué hablas Regina? — pregunto confusa, su reacción era una entendible y completamente normal para cualquiera en su situación — le dijiste a tu tía que irías a Yorkshire.
— Mentí. Si pienso ir de viaje, pero es un poco más lejos — dijo divagando un poco, dado que decir que tenía un destino fijo era algo que aún no se había terminado de plantear.
— ¿A dónde piensas ir exactamente? — dijo con extrañeza.
— Pienso viajar por el continente y tal vez pasar uno o dos meses en Francia Pru. Comprenderé si no deseas acompañarme ahora, no quiero que te sientas obligada a venir.
— Pero que harás sola allá Regina — dijo confundida — mejor dicho ¿cómo se te ocurrió esa idea?
— Fue papá el que me lo pidió — contesto tranquilamente recordando aquella carta, y todas las veces que la había leído en la pasada noche, como si necesitara aprenderla para recordarse él porque estaba haciendo lo que hacía — encontré una carta de parte suya, y supe lo que tenía que hacer.
— Entiendo, si el conde lo dijo — parecía pensar con cuidado sus palabras — pero aun así, deberías de considerarlo mejor Regina.
— Pru tu mejor que nadie sabes que es necesario que me case — añadió con cierto pesar y resignación — necesito asegurarle un futuro estable a Edward, necesito que tenga a un guía ahora que papá ya no está, pero antes de eso quiero ver un poco del mundo. Algo que solo encontrare fuera de los salones de Londres, algo de una vida que jamás podría disfrutar. Entenderé si no vienes conmigo Pru, solo te pido que no le digas nada a nadie por favor.