Un villano en Navidad

Capítulo 4

¡Feliz Navidad!

Melanie

Lo observo con pesar, no era mi intención secuestrar a mi propio jefe, colocarle mi gorro de navidad y luces de colores alrededor de su cuerpo. Con toda mi mala intención las enciendo total, ya me encuentro desempleada, parece que está jugando pin pon con los ojos, lo mueve de un lado a otro ordenando con su mirada gélida que lo liberé. —Cuando llegué a la compañía era una navidad —Rueda los ojos al escuchar a Gaspar, necesitaba el trabajo y la señora Isabela me hizo el milagro de navidad, pude llevar el sustento para mi mesa, fue la navidad con mayor abundancia después de siete años de mala suerte. —Su voz se quiebra. —Había dejado de creer en la navidad, pero ese día todo cambió, mi familia volvió a sonreír, mis hijos no se acostaron sin llevarse un bocado a la boca como tantas noches

Escucharlo provoca en mí sentimientos encontrados, así era su madre, un alma pura y buena, con un corazón tan enorme como el mar que tanto adora el señor Noel.

—Vestía andrajos cuando ella me contrató, aunque me veía como un vagabundo, su madre me dio una oportunidad, desde ese día aprendí que debemos ser multiplicadores de buenas acciones, así fue que empecé a multiplicar la bondad de la señora Isabela.

Mi jefe suavizó sus rasgos, honestamente, siento que escuchar lo buena que fue su madre, no lo hará cambiar, al contrario, la tristeza calará más dentro de su corazón. Así como Gaspar muchos, cada uno tiene una bonita experiencia vivida con la jefa. —Definamos a la señora Isabela en una sola palabra.

—Amor.

—Humildad.

—Cariño.

—Dulzura.

—Navidad.

—Bondadosa.

—Carismática.

Al ver la mirada acuosa de mi jefe decidió detener la actividad, lo menos que deseo es lastimarlo. —Chicos es suficiente, nuestro ex jefe no la está pasando bien. —Camino hacia él, quitó la mordaza.

—Excepcional —Expresa y empieza a derramar algunas lágrimas, lo abrazó, el tiempo se detuvo, escuchó los pasos al alejarse, los chicos salen de la estancia uno a uno, en silencio quitó las guirnaldas, rompo la bolsa negra en la cual lo envolvía y le acercó el retrato de su madre.

—Es nuestro regalo de despedida. Espero que encuentre la paz que necesita señor Noel, la navidad es hermosa, no es por la fecha, sino todo lo que significa, es un iniciar desde cero, se olvidan los problemas, los malos momentos se dejan atrás, es el momento ideal donde reemplazamos el odio por amor, le deseo una bonita noche buena. —Camino hacia la salida, lo dejo aferrado al cuadro de su madre, le doy privacidad, la amargura lo hace ser una persona que no es. Al llegar a la entrada donde me esperaban todos los chicos, me asusté de inmediato al ver que todos tenían un semblante trágico.

—La puerta se trabó, están diciendo por la radio que una tormenta inició, observamos por la ventana y se encuentra cubierta de nieve, no se ve nada, quedamos sepultados debajo de la nieve. —Llevo mis manos a mi boca, me quedo estupefacta. No habían pronosticado tormentas, eso fue la mala aura nuestro exjefe.

—Lo que nos faltaba… Quedarnos encerrados en navidad con el gruñón ¡Qué mala suerte! Descubiertos, despedidos y soportar quien sabe por cuantas horas tenerlo cerca. —Suelta Lorena enojada, la abrazo, ella es muy sensible, descarga su frustración en mi hombro, llorando, acaricio su espalda.

—¿Se terminaron las galletas de la abuela? —Suaviza su voz al hablarme. Acaricio su espalda. —Necesito endulzarme para no cometer una locura.

Sonrió. —Buscaré las que me quedaban, las deje en mi escritorio, bueno el que era.

—Te espero aquí. —Caminó con lentitud. Mi celular timbra; es mamá.

—Estamos resguardados mamá, pero lamentablemente nos quedamos encerrados en la farmacéutica —Eso le llamo Karma, por amarrar al villano, nos quedamos encerrados con él. —Si madre, tendré cuidado. Un beso, cuídense ustedes. —Cuelgo y busco en mis cajones hasta encontrar los tres paquetes de galletas que me sobraron.

Al girarme él me miraba desde la puerta de su oficina. —No me robo nada. —Alce mis manos. —Vine por las galletas de la abuela, apenas podamos salir nos iremos de su empresa. —No quiero ser grosera, pero guerra avisada no mata soldado.

—No desconfío de mis empleados.

—Ex-empleados, no acaba de echar ¿Lo olvido? —Se acerca a mí.

—No conocía tu lado malvado —Trago grueso.

—Ya lo conoció, mejor no me provoque. —Me alejo, huyó de su alcance. Me sigue y no esperé que me atrapara.

—Disculpa. —Expresa mirándome a los ojos.

—Conmigo no se disculpe, el resto si necesita una disculpa de su parte. Ha sido cruel, un verdadero villano, les arruinó la navidad a todos los chicos al despedirlos, dependen de este trabajo para sobrevivir. —No me cohibí, me toma de la mano y camina conmigo. Se aclara la garganta, intentó soltar su agarre, pero se me es imposible.

—Lamento lo que acaba de ocurrir, no se encuentran despedidos, sé que fui un inconsciente al actuar de esa manera, mamá amaba su compañía, adoraba la navidad y sin dudas ustedes definieron perfectamente a mi madre. La prohibición de cero navidades caducas desde este instante, las navidades serán como cuando ella se encontraba viva, gracias por su retrato, sin duda fue una buena forma de hacerme ver lo mal que me encontraba, celebren, total ya nos encontramos encerrados, continúen con la celebración y tú —Me observa sostiene mis mejillas. —¡Feliz navidad! —Pega sus labios de los míos dejándome sorprendida.



#188 en Otros
#36 en Relatos cortos
#91 en Humor

En el texto hay: humor, navidad, jefe

Editado: 04.01.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.