Mis instintos son tuyos mi Luna.
-Un caballero es simplemente un lobo paciente. –Lana Turner
Tenía las manos sudadas y podría jurar que casi había una zanja bajo sus pies de tanto caminar de un lado a otro, Phoebe practicaba su discurso de disculpa mentalmente "Lo siento mucho por irme así" "Se que parezco una niña pero no lo soy y lo lamento" y es que con su abuela jamás habían tenido una discusión de tal grado, no tenia que ver con el orgullo que no encontrara las palabras adecuadas para poder disculparse si no mas bien con los nervios de admitir enteramente que la había cagado con la cara muy limpia, estaba consiente que la mayor se había propasado de la línea al decirle que era solo una "niña" pero ella también había desaparecido, había dejado que todo se saliera de control y por dios había follado en la casa que ambas compartían.
Inhala. exhala. toque de puerta, uno, dos segundos, dos, cinco segundos, tres, un minuto. Suspiraba con frustración ¿Acaso iba a ignorar que estaba allí? se preguntaba.
Lo cierto era que la mayor llevaba un par de segundos observándola con una risa contenida ¿Estaba ella tan nerviosa como para no olerla? La verdad era que ella misma se sentía una bola de luces de navidad de esas que puedes pasar horas desenredando, estaba ansiosa a la espera de lo que sucedería entre las dos. Sabía que Phoebe ya no era una niña y ella tenía que enfrentar lo que era mejor para su hija y no para ella misma pero era tan difícil.
–Estoy justo aquí – La voz de su abuela inundo los oídos de la menor, la hizo tragar y temblar un poco girando sobre sus pies oliéndola en el acto era calor de madre su pura esencia. Ambas mujeres se miraban a los ojos con arrepentimiento sin saber como empezar.
–Abu-uela yo.. – Se rascaba el brazo con nerviosismo y la mirada gacha, la menor miraba concentrada hacia alguna astilla en el pórtico de madera (como si eso le fuera a dar las palabras correctas) tratando de decir algo.
–Lo siento Phoebe – la mayor suspiro y se paso las manos por su encanecido cabello –Yo no debí decir esas cosas, se que Orión no es un mal hombre, se por mano propia que tu eres una mujer capaz solo que... sigues siendo mi bebé y y-yo- se corto su voz.
Phoebe abrió sus ojos perpleja pues ella esperaba disculparse pero no que Aeelen se disculpara, ella era mayor y admitir su equivocación debió ser difícil para alguien de su edad pocos adultos admiten cuando se equivocan.
–N-no yo te debo una disculpa – Sus ojos verdes se inundaron de lagrimas –Se que fue una abuso hacer lo que hice en la casa que compartimos, se que todo ha sido muy rápido yo supongo que quería un poco de todo el amor que decías que merecía tener y –Paso sus manos por su cara una y otra vez limpiando las lagrimas – Solo me sentí tan apreciada que parecía correcto y cuando dijiste esas cosas –
La mayor se acerco sorprendida de todo lo que ella misma había causado, se le atortujaban las entrañas ella misma sabia las inseguridades de su pichón y había instalado nuevas dudas en ella, como si fuera incorrecto vivir lo que ella misma y con mas descaro había vivido en carne propia con su propia pareja hace muchos años.
–Dije cosas sin pensar, desde el enojo y el miedo. Tengo miedo de perderte Phoebe no creo que seas una cría, ni una persona inmadura – la tomo entre sus firmes brazos, abrazándola tratando de envolverla con su aroma maternal –La posibilidad de que el te dejara embarazada y que tu formaras una nueva familia donde no entrara yo me invadió por completo, tu abuela ha sido una vieja muy tonta – Sin darse cuenta ella también estaba llorando, culpaba a las malditas hormonas Omega pero tenía claro que esto solo era el resultado de sus tantos sentimientos por su bebé.
–Jamás habrá otra familia para mí donde no entres tu, si- si yo quedara en cinta yo no querría a nadie mas que a ti allí, para mí – La observo a los ojos, esos ojos amarillos que tanto quería –Si yo me casara a la única que querría para llevarme al altar es a ti –La tomo de sus envejecidas manos poniéndolas en sus mejillas –Si yo me enfermara solo querría tu olor y tus paños mojados allí, para mí. Cada aspecto de mi vida siempre lo he imaginado contigo allí mamá no hay nadie que pueda ocupar tu lugar – Y lo decía desde lo mas profundo de su corazón.
Phoebe nunca la llamaba así; mamá pero se sentía tan bien y tan correcto. Eso le calo hasta los huesos, ella siempre la había querido, amado y necesitado. Recuerdos de como le mostraba su primera pintura, el primer diente caído, de como tejió para ella una bufanda a escondidas solo porque le gustaban las cosas a crochet, de sus miles de obras de pedazos de fideos con brillantinas de colores que habían sido solo para ella. Aeelen temblaba de nostalgia y amor se había dado cuenta que siempre había sido la persona de Bee y ahora que ella podía ir por logros mas grandes todavía quería que ella estuviera ahí para admirarlos y apoyarlos.
–Te amo mas que a nada en este mundo, he sido una anciana muy mala – ambas rieron.
Orión no quería incomodarlas así que se quedo allí un poco mas observando a su manzanita ser feliz, quería que esa sonrisa y las miles de sensaciones que el mismo tenia en carne viva por el vinculo estuvieran siempre que se pudiera allí, su cachorra estaba feliz y eso lo hacia feliz. Luego carraspeo un poco acercándose, dispuesto a disculparse por haber sido tan duro.
–Aeelen – saludo, inclinando su cabeza en señal de un respeto muy cauteloso. Tenía que cuidar por donde pisaba pensó.
Bee solo podía quedar embobada viendo su cabello mojado, ahora llevaba unos jogger y una camiseta vieja sin logo que se le pegaba a su cuerpo mojado mostrando esos kilómetros de musculo acentuarse. Podía jurar que se le veía la silueta de su polla, sacudió la cabeza tratando de concentrarse en lo que sucedía.
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Editado: 23.05.2024