Un zorro para un lobo.

Capitulo 12

Una verdad absoluta.

 

Las mariposas son traicioneras, ten cuidado donde baten sus alas porque pueden causar un caos.

-ACRC-

 

Las entrañas se le revolvieron y tal vez un pequeño atisbo de apego ansioso salió a flote cuando escucho esas palabras ¿Una boda? Ya escucho que estaba cancelada, que el no tenía intenciones de casarse con nadie más pero... porque algo dentro de la Omega la seguía manteniendo celosa, preocupada. Sabia por clases de tratados lo importante que eran las uniones entre manadas y también sabia lo complicado que se ponía el tema cuando aparecía un compañero de por medio en esas situaciones, los pleitos nunca terminarían.

A pesar que la ley estipulaba que bajo la aparición de cualquier compañero la unión debía ser irrevocablemente terminada porque el regalo de la diosa había llegado a su vida para así ser bendecido se habían desatado guerras por que alguna de las partes se negaba (Generalmente la parte sin compañero, apegada a su ya vida y familia) y terminaba todo en un desastre de masacre de familias. Sintió el acido subir por su garganta pero trago con fuerza.

Orión no podía despegar su ojos de la cara de preocupación de Phoebe, era obvio que estaba tratando de asimilar lo que le dijo, tenia los ojos muy abiertos y respiraba entrecortadamente pero trataba de disimularlo tragando saliva, su cuello era la evidencia de todos sus nervios y su olor, su delicioso aroma estaba poniéndose intenso.

—No tienes de que preocuparte amor, yo me encargue. Tenia que dejar en claro que mi compañera estaba presente en mi vida, así que ofrecí que firmaremos tratados— Tomo esas pequeñas manos entre los cayos de las suyas—Te debo mas de una disculpa hoy—

Amor. Amor. Amor.

Debería estar concentrada en los contratiempos pero estaba ocupada derritiéndose por el mote cariñoso, se enternecía por dentro completa y se sentía peligrosamente cómoda con ello ¡Joder! Ella no le había dicho ni un te quiero pero el la consideraba su amor. 

Podía dejar de lado el tema principal.

—Esta bien, ya lo solucionaste— tomo un mechón de pelo llevándolo tras su oreja—No me debes disculpa alguna, gracias por arreglarlo imagino debió ser un problema—

Orión tenia el ceño fruncido  ¿Por qué le agradecía? Era su deber como su alfa mantenerla feliz, sana y salva.

Feliz. Sana. Salva. Por la mierda que ese era su mantra ahora.

—También tengo que disculparme por dejar que entrenaras tan pronto y mas con alguien que al parecer no te trato con cuidado— tiro de ella, abrazándola —¿Te lastimo mucho? Creí que sería mas cuidadoso contigo—

—Estoy bien, ya te lo dije. No voy ha romperme tan fácil— le musito con humor, se separo observándole era tan bonito cuando se preocupaba por ella.

—Lo se pero tu no eres un soldado, debió tenerte mas paciencia al iniciar. Me molesta lo magullado que se ve tu brazo, lastimar a un compañero sin conocimientos es deshonroso—y no mentía para él no era bueno lastimar al débil. 

—Si no fuéramos pareja ¿Tu hubieras sido suave conmigo?— 

Mierda, en el clavo.

Sonrió —No, te hubiera apaleado. Mis métodos no son los mejores por eso le pedí a él que te entrenara— Admitía que estaba ligeramente abochornado, sus mejillas por un segundo se sintieron caliente, le había pillado.—Pero dime, porque sentí tanta ira atraves de nuestra tira ¿Qué te irritaba tanto?—

Miéntele. Fue el impulso pero no quería seguir haciéndolo, últimamente le mentía demasiado.

—Sus métodos son un poco mas... psicológicos, es todo. Déjame a mi ocuparme de él Orión—unió sus manos emprendiendo marcha —Entonces ¿Te quedaras mas tiempo? Quiero estar contigo—

El alfa se dejo mangonear, poco le importaba donde paseaban. Quería besarla. 

Quiero estar contigo.

El quería estar con ella, todos los días del mundo.

—Se supone que termine con las cosas externas pero la verdad es que mi trabajo nunca termina— soltó un resoplido—Desde que apareció Megan me he cargado mas las cosas para darle tiempo a James de que la mantuviera pero converse con él que teníamos que repartir mas cosas entre los dos, ya no estoy solo y no puedo concentrarme en tantas cosas si solo puedo pensar en ti—

No estaba solo, eso todavía era difícil de asimilar. Tenia una persona que lo esperaba, que quería compartir con él, que compartiría aventuras y sueños, en la que podía apoyarse, tenia alguien a quien amar y que lo quería de vuelta. Siempre era difícil volver a la soledad de casa después de ver como todos regresaban a sus parejas pero el ya no tenia que pasar por eso.

Bee se detuvo, ella tampoco estaría sola de nuevo. giro sobre sus pies lanzándose de nuevo a los brazos de su Alfa y no pudo evitar arrugar su rostro al sentir el hombro doler contra la opresión.

—Vamos a ver a Oliver, tiene que verte el brazo con urgencia— la acaricio con cariño, guiándola hacia una de las pequeñas casitas continuas a la mansión.

—Hace mucho que conoces a ¿Milo?— La menor sentía curiosidad, quería saber el porque de su odio repentino. También inconscientemente quería tratar de arreglar algo que ella no rompió. 

Orión la miro de soslayo, deteniéndose con cuidado en esa pregunta ¿Le interesaba acaso ese beta? No, basta es solo el instinto se repitio.

—Si, desde la guerra para ser exactos. Era un mocoso en el lugar equivocado, lo rescate de una muy mala persona y lo entrene para que sobreviviera— Se detuvo para dejar pasar unos niños quienes admiraban las marcas de su pareja —¿Por qué preguntas?—

—Na-nada en particular, no es importante— Phoebe se puso nerviosa, jugando con su mano libre, rascándose el pulgar con el índice— ¿Con mala persona a que te refieres?—




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