Un zorro para un lobo.

Capitulo 20

lo único que hare es llevarte cada alma que me pidas.

 

Necesito compañeros vivos, que me sigan, porque se sigan a sí mismos, y vayan adonde yo vaya»

 

La bestia iba vestida de pantalones de vestir y camisa negra, parecía la misma parca en su traje lúgubre, los presentes lo miraban con nerviosismo pues podían casi oler su muerte en cada paso. Sus zapatos de charol brillaban tanto que pocos sabían que era con el propósito de tener una excusa por si lo ensuciaban, nadie esperaba un hombre tan alto, ancho y de una cara y brazos llenos de cicatrices menos suponiendo que solo era un segundo. James sonreía desde su asiento claramente mas grande que los demás en la habitación, era su trono, uno hecho con el propósito de dejar en claro varias cosas y cuando siendo el Alfa, este se levanto cediéndolo en dirección al hombre recién llegado los invitados contuvieron un jadeo de asombro. Orión sonreía de boca cerrada, sabia que irradiaba poder y que les había quedado mas que claro a los invitados quien era el rey del juego.

El Alfa Lobo esperaba ver más, pero los cuatro hombres de la habitación eran por mucho meramente comunes a sus ojos y no hablaba de sus rostros. Era fácil analizar que dos de ellos eran meros escoltas. Segundos y no de la clase guerrera. Pero los Alfas que se removían en sus asientos se veían inexpertos, aun el encanecido y mayor, sus manos se veían suaves como si jamás hubiera hecho ningún trabajo y su piel no tenía cicatriz de batalla alguna, ni marcas de sol por trabajo, ni músculos especialmente grandes. Era una mediocridad, parecía un hombre vanidoso con ese cabello blanco meticulosamente peinado hacia atrás y su traje caro pero genérico completamente pulcro, casi podía sentir el olor a pachulí en la sala de ellos. Entonces pudo pasar sus ojos al rubio cenizo a su lado, se veía incluso mas delgado que Milo, no veía ningún atisbo de un cuerpo marcado bajo su traje, detallo con cuidado sus ojos ámbar, su nariz refinada y sus labios perfectamente dibujados Que femenino aún así ambos eran Alfas, mas altos que una persona promedio y se habían atrevido a abusar de su cargo.

—Señores, ha que les debo su inesperada visita —Sus pies subieron en cruz al escritorio, dejándolos sonar estrepitosamente y se permitió recargarse de manera despreocupada sobre el cómodo y ostentoso asiento de su amigo.

El hombre mayor apretó el mango de la silla donde estaba, indignado por el trato de ese guerrero delante de su presencia. Para Slavion cualquier hombre debía doblegarse, el era un León dorado, un rey de la sabana y todo aquel debería arrodillarse delante de él, sin embargo, recordaba porque estaban en aquel jactancioso lugar y tuvo que contenerse, planto una de sus típicas sonrisas hipócritas esas que le encantaban a los idiotas, porque eso eran todos para él incluso su sucesor, quien lo había metido en ese problema primeramente.

—¡Oh! Alfa Astra, lo habíamos estado esperando—Le declaró con un poco de sarcasmo y enojo— Me honra que por fin apareciera, imagino que debe tener un trabajo ocupado puesto que vamos con mas de dos horas de retraso— la molestia de la espera, allí estaba.

Orión miro en dirección a un James muy risueño, recostado cómodamente de la pared a su lado. ¿Alfa Astra? Gigantón bastardo, se estaba burlando de la muerte de los presentes sin decoro alguno. Le agradaba.

— No esperaba su visita señor Slavion, tengo una agenda muy ocupada y una mujer muy demandante. Como sabrá, eso ocupa todo de un buen Alfa— La sorna inundo su voz y la dejo ser despreocupadamente— Ahora, si podría dejarme en claro los motivos de su visita, me apenaría que perdiera mas tiempo por mis percances— sus garras empezaron a jugar contra el mármol, un dedo tras otro. Impaciente. ha orión le cargaban las formalidades de las reuniones entre manadas, pero esta vez, solo esta vez, era como jugar al gato y el ratón.

El joven en la habitación empezaba a enfadarse, Asher no podía creer como un segundo era capaz de hablarles así, a Alfas tan importantes como ellos. Sin embargo su padre le había dejado claro que no hablara si no era solicitado y solo por eso se mantuvo en silencio.

—Lamentamos la visita sin previo aviso, sabemos que somos vecinos lejanos— Estaban al otro puto lado del país, eran mas que lejanos— Sin embargo es un asunto de suma importancia, una miembro de la manada. Una muy importante — El hombre arrugo el rostro con una pena fingida— Ha huido con una Omega que pertenece a mi circulo, necesitamos que la Omega menor sea devuelta, es de suma importancia su recuperación para su pareja— Miro a su hijo— Mi pobre hijo, ha estado desesperado buscándola. Creemos que se fue por un terrible malentendido—finalizó, el hombre era un mal mentiroso. Orión podía detallar las pequeñas gotas de sudor arremolinarse en su frente y su falsa mueca flaquear ante su mirada pesada.

Pareja, pareja de su hijo. Los ojos de Orión se tornaban mas negros con cada palabra y los colmillos empezaban a verse con cada mínimo movimiento de sus labios. Miro hacia un James impasible, los había tenido allí dos horas y no les había dicho nada, esos imbéciles no tenían ni idea.

—Si yo también lamento su visita— Declaró, dejando a la vista sus colmillos— Esta Omega de la que hablan ¿Es tu vinculo? ¿Es ella acaso tu compañera?— La oportunidad piadosa estaba allí, flotando en la pregunta en dirección al chico. Vamos niño, no tomes la oportunidad dame el gusto de destruirte.

Asher miro a su padre quien le asintió entonces cual perro entrenado se dejo ser, esta manzana quien no había caído tan lejos del árbol sonrió igual que su padre, una manzana podrida. Paso sus manos por su cuello y tiro un poco de la camisa, dejando entrar el aire, dejando en evidencia ante Orión el atisbo de olor a miedo, uno que lo alimentaba.




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