Lara Rossi
Habían pasado cuatro días desde el ataque sufrido, hoy en la mañana despedimos a los compañeros y compañeras que perdieron a su mate, cuando tu otra mitad muere el compañero decide mudarse lejos esperando que su momento llegue, es algo que puede pasar rápido o puede tardar muchos años.
Anoche Luciano se quedo en mi cabaña, pasamos casi todas esas horas hablando de trivialidades, cosas que nos gustan a ambos y algunas cosas que nos ha pasado. Le conté sobre la muerte de mis padres, y como eso me llevo a tomar el trono desde muy joven, la batalla que Alessandro y yo tuvimos hace tantos años atrás y como me quedo una gran cicatriz en el cuello. El estaba fascinado con todo lo que le conté, no dejaba de alagar lo hermosa que era y que la cicatriz me daba un toque mas fuerte.
A la hora de dormir me sentí nerviosa, en mis 275 años de vida jamás sentí ese sentimiento muchos menos por un hombre, no voy a decir que soy una santa, pero siempre he tenido a quien he querido, pero con el es distinto, su rostro, su sonrisa, su mirada, como dice las cosas. Te cautivan y te hacen olvidar cualquier cosa que ha pasado. Tengo como media hora en mi cama intentando levantarme, la idea es prepararle el desayuno y que vea que no solo soy una máquina de tortura si no que tengo cualidades de ama de casa (risa interna), todo el mundo sabe que el agua se me quema yo jamás seré buena en la cocina.
Bajo las escaleras y un rico olor llega a mis fosas nasales, parece huevos con tocino y café con leche, el mirar dentro de la cocina veo como Luciano se mueve como todo un artista dentro de esta, me siento mas tranquila ya no tengo que lucirme en algo que no se me da.
_ Buen Dia, Como se encuentra mi loba preferida. – que te digan eso se siente como estar en las nubes
_ Buenos Días amor, me siento perfecta gracias a que tu estas a mi lado. – dije con una sonrisa de oreja a oreja.
_ Así mismo me siento yo estando contigo. – dejo la bandeja que tenia en las manos y se acerco para darme un beso.
En un abrir y cerrar de ojos el beso se volvió mas profundo, me tomo de la cintura y me subió al mesón de la cocina y se coló en medio de mis piernas, me sentía tan caliente el simplemente hacia que mi temperatura subiera de una manera descontrolada. Solo tengo puesta una camisa larga con la que me gusta dormir y pantis, mientras que el solo lleva un pantalón de pijama y nada mas por lo que se siente. Su torso esta desnudo, es un placer tocarlo y sentir como tu cuerpo está perfectamente formado.
_Si seguimos así no comerás nada. – se separa de mi buscando aire
_ En este momento no tengo hambre. – lo miro con una ceja alzada y una risita que me delata.
Sin pensarlo se aferra nuevamente a mi boca devorando cada parte de esta, sus manos ahora están por debajo de la camisa siento cosquillas, de una manera muy suave pone sus manos en mis pechos y con masajes muy sutiles me hacen gemir, la sensación que el produce en mi cuerpo es exquisita.
_ Quiero más Luciano, mucho más. – no alcance a decir mas nada cuando la camisa que llevaba puesta salió por mi cabeza, me encontraba desnuda en la cocina de mi hogar en manos de un hombre que sacaba de mí, las mejores actitudes que pudiese tener.
No escuchamos en que momento la pueta principal se abrió, nos dimos cuenta cuando un carraspeo nos saco del trance en el que estábamos.
_ Aquí no pierden el tiempo. – Laia, Piero, Luka y Marco. Estaban parados con la boca abierta. Laia sonreía por la cara que los dos pusimos.
En un movimiento muy rápido Luciano me bajo y me puso detrás de él, la pena invadió todo mi ser, jamás mis amigos y compañeros me habían visto de esta manera. Definitivamente tendrían que dejar de meterse a mi casa de esa manera.
_ ¿Ustedes no saben tocar la puerta? – Luciano estaba muy molesto, podía sentir como su olor cambio, antes olía a lujuria y deseo, pero ahora huele a frustración, celos y amargura.
_ No esperábamos encontrarlos dando se “amor” – esta vez fue luka quien hablo. – vinimos porque necesitamos hablar con ustedes, pero podemos volver después. - dijo
_ solo voltéense para yo ponerme ropa decente y esperen aquí. – hable detrás de la espalda de Lu.
El se volteo y sus ojos cambiaron sabia que Bill estaba ahí, le di un casto beso en los labios y comencé a vestirme para subir y ponerme unos pantalones, no quería que Luciano se pusiese mal por la poca ropa que tenia puesta.
Unos minutos después baje con una camisa para Lu en la mano, así como él no quería que nadie me viera yo tampoco me sentía cómoda con el semi desnudo delante de Laia.
_ Espero que la intromisión a mi hogar sea para algo realmente productivo e importante. – mi tono de voz tenia ese toque de mal humor, y quien no lo tendría si en la mejor parte nos interrumpieron.
El teléfono de Luciano comenzó a sonar y al contestar sus palabras fueron “Pequeña te he extrañado”, en mi cerebro se formo un choque, con quien estaría el hablando, a quien le dirá pequeña. Ya los celos me están invadiendo, aquí se atrevía a tratar con tanta confianza.
_ Disculpen, Lila tenia una consulta. Pero no se logra comunicar con Marco. – al escuchar el nombre de la Gamma me sentí más aliviada, la noche anterior Lu me conto como ella siempre ha sido su mejor amiga y como se metía a defenderlo de los problemas que se le presentaban.