Una antagonista perfecta

6| Gaudi

— ¿De qué te ríes? —Pregunta mi padre desde la cocina cuando me ve dejar las llaves de la puerta sobre el llavero de la mesada. Paso a su lado dándole un beso en la mejilla al pasar por su costado, no lo vi en todo el día y me alegro de hacerlo ahora.

— Salí con Max a la feria, la restauraron otra vez — Informo y ocupo la silla que sobra en frente. Cojo  una manzana verde que descansa sobre el frutero y le doy un mordisco — Maxwell no tenía muchas ganas de ir, pero al final lo convencí y la pasó bien, se subió conmigo a los autos chocadores y hasta hicimos un picnic con unos...

Noto que él ya no me está presentando atención, su teléfono suena y se distrae con el ruido. Me hace un gesto con la mano para que me detenga.

—Lo siento, princesa — Se disculpa cuando se da cuenta que lo observo — Es que la empresa está intentando financiar un nuevo proyecto y la oficina de finanzas está hasta el borde de trabajo. — Asiento comprendiendo lo que me dice y vuelve a disculparse — Cuando termine esta llamada me cuentas. Lo prometo.

Vuelvo a asentir sabiendo que las llamadas nunca terminaban.

Me levanto de la silla, rendida a que mi padre vuelva a la cocina y termino mi manzana para dejarla en el cesto de la basura. Susan ya terminó su jornada de trabajo así que reviso que dentro del microondas me haya dejado la cena; lo hace y saco mi ensalada de patatas con pollo. Tomos los cubiertos del cajón donde se encuentran sirviéndome un vaso de agua. Dejo todo sobre una bandeja y subo con ella hasta mi habitación.

En la escalera me encuentro a mi madre, ella baja con su ordenador en mano y alza la comisura de sus labios cuando me ve.

— ¿Qué tal fille, cómo te fue en la escuela? —Pregunta cuándo me ve pasar por su lado.

—Genial, el jueves tuvimos una prueba de aritmética y me fue bien. Yo...

—Me alegro, ayer me llamó el profesor Thomas para decirme que tu nota en el ensayo de economía y negocios fue la mejor. Estoy orgullosa de ti, sabía que iba a serlo — Me comenta llevando su mano a mi hombro y dando un leve golpe sobre este. Mi profesor  había sido compañero de mamá en la universidad, la mayoría del tiempo la llamaba para felicitarme o recomendarme alguna universidad de negocios, mi madre creía que eso era porque Thomas era un profesor disciplinado que se preocupaba por el bienestar de sus alumnos, pero yo no era ingenua, a él se le caía la baba por mi madre. — Hoy me toca organizar unas reuniones para un evento de caridad. Quizá quieras ayudarme, te vendría bien ir aprendiendo del tema.

Mis dos padres trabajaban juntos en la misma empresa. Naves & H, una empresa de cosméticos que tenía bastantes edificios de venta internacionales, mi padre había dedicado su vida a estudiar economía y finanzas para poder heredarla luego de que mi abuelo jubilara. Era una herencia familiar. A su vez mi madreestudió marketing y contabilidad. Ella es la encargada de suministrar los eventos caritativos que le daban buena imagen al negocio y también se encarga de administrar las exportaciones de venta.

Al ser la única hija y posible heredera es casi mi obligación hacerme cargo de ella cuando termine mis estudios. Ellos nunca me lo han dejado por supuesto pero no puedo defraudarlos, mucho han trabajado ellos para conseguir el estatus que le empresa tiene en la actualidad,  como para que yo desperdicie sus esfuerzos.

— Lo haría, pero tengo tarea que hacer, mañana tengo examen de lengua — me excusé. No es una mentira, si tengo un examen mañana y a pesar de haber estado toda la semana estudiando aún siento que me faltaba repasar más — Pero a la tarde no tengo nada que hacer, puedo ayudarte.

— Genial —  reconoce y de todas formas vuelve a mirar la pantalla de su celular. 

En el fondo, me duele el pecho, porque sé que aunque yo tuviera el mayor tiempo del mundo disponible, mi madre no lo tiene para mi. Siempre finge que me escucha aunque su cabeza esté perdida en otra cosa, mamá es así. Pero la quiero, la quiero porque todavía tengo el recuerdo de cuando años atrás las cosas aún no eran así, todavía tengo presentes las salidas y las cenas en el living mirando la tele, las tardes donde salíamos a recorrer la ciudad y las noches de los sábados que íbamos al cine. 

La memoria sigue intacta y la esperanza de que todo vuela a ser como ante también. Asiento y continúo el camino hacia mi cuarto, dejo la bandeja en mi escritorio y pasé a abrir el libro de lengua. Tengo todos los resúmenes perfectamente detallados diferenciados con post it y escrita cada palabra importante señalada con resaltador de diferente color. Mis notas son más que aceptables y en mi segundo año de prepa logré entrar en el cuadro de honor, mi familia procuró que fuera todas las tardes a maestros particulares para que lograra mejor mis notas, y se los agradezco, porque ahora tengo la mejor media de calificación en mi salón.

Luego de otra media hora dedicada a la voz pasiva y el discurso directo, cerré los libros y me recosté en mi cama. En el escritorio que tengo a un lado de esta, está mi libreta de notas rebosando sobre otros libros, la tomo para seguir lo que ayer había comenzado a escribir para el concurso.

—«No me sigas confundiendo,

En este juego voy perdiendo,

Tú te quieres engañar

Porque esa puerta está de par en par

 

Si me explicas, yo te entiendo

Si te callas, no comprendo

Perdí la apuesta y al final

Un novio menos, una amiga más»

Necesito terminarla y arreglar todos los pequeños detalles que quedan, son más de la media noche cuando había decidido terminarla por hoy, así que opto por bajar sin hacer mucho ruido por las escaleras hacia la cocina y dejar en su lugar el plato de comida que no terminé de comer y el vaso de agua a medio tomar.



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En el texto hay: adolescentes, juvenil, musica

Editado: 19.09.2020

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