La clase termina a los treinta minutos y ya no se crean disturbios por lo que queda de esta. Crulle solo se digna a darme una buena resolución de mi trabajo y me pide sentarme, los que antes se estaban riendo dejaron de hacerlo al instante que subo, ya nadie comenta nada y me alegro que así sea.
A lo largo del día tampoco me toca compartir clase con ninguno de ellos, nos los veo en todo el día y de cierto modo me pone de mejor ánimo. Hasta final de clase; cuando me encuentro con Hayden recostado en el casillero ubicado a la izquierda del mío.
Acabo de salir del salón de tecnología y ya han acabado mis clases. Se supone que las de él también. Puede no esté esperándome a mí — me digo— pero es extraño que espere frente al salón de filosofía, allí solo se le dicta clase a los de tercero. Quito ese pensamiento de mi cabeza y me reprocho a mi misma que eso no es de mi incumbencia, así que sigo el paso hasta mi casillero.
— Ya dieron la fecha para el día de la competencia — Anuncia cuando llego a su lado y abro mi taquilla para sacar los libros que necesito para la tarea de mañana. Lo noto intranquilo, ansioso y me mira con un mismo impaciente.
— ¿Cuánto tiempo tenemos? — Le pregunto con tranquilidad. A fin y acabo si me estaba esperando.
— Es en ocho días.
El casillero se me cierra de golpe.
¡¿Ocho días?! Se me cae el alma a los pies. Él se parta de mi cuando ve mi cara de loca. Me cuesta al menos un mes preparar mis letras, con ocho días no conseguía ni de decidir el título. ¡Nos estaban obligando a realizar un trabajo forzoso!
— Lo pegaron en el cartel de noticias.—Aclara luego de oír durante diez minutos mi berrinche — Esa es la primera faceta, el tema es libre no importa lo que compongamos siempre y cuando logremos presentar algo en la competencia, tenemos que trabajar bajo presión.
El mismo día que anunciaron la competición, la Sra. Bett se encargó de explicarnos las reglas y en que se basaría la competencia, iban a ser tres facetas que irían sacando uno por uno a los duetos. La primera sería este mismo viernes y se supone que cada faceta tendría un requisito importante que cumplir, algo que nosotros tendríamos que aprender para lograr desempeñarlo. Este primero iba a ser ponernos bajo presión para que aprendamos a gestionar nuestro estrés y así organizarnos para cumplir nuestro objetivo, ganar. Tenía que admitir que era una buena estrategia, se lo habían jugado.
— No hay tiempo que perder entonces, buscan que seamos productivos en nuestro trabajo. Tenemos que volver a reunirnos cuando antes — Le pongo clave a mi casillero y le mando un mensaje a Peter para que no pase a recogerme. Estaba decidida a no desistir — Espero que tengas la tarde libre, porque hoy mismo nos juntamos.
En seguida me dispongo a ir hacia la salida, él me sigue alegando que no hay problema y nos vamos directamente a su casa. Vive casi a la misma distancia que yo solo que en sentido contrario, no nos demoramos más de veinte minutos en llegar caminando.
A lo largo del camino, Hayden se mantiene en silencio, comentando pocas veces, en algunos momentos algo de la escuela y preguntando por horarios y eventos. Le hablo de los bailes anuales, como el de invierno que se va a hacer en un par de meses y también de los otros eventos que a veces hacen los otros edificios, le comento de las obras de teatro y baile rítmico que el edificio de danza hace una vez al año, cuando todos los bailarines a pesar de ser de música clásica, contemporánea o hasta tango se reúnen para armar un espectáculo de distintas consonancias. Él se entusiasma más cuando le hablo de los últimos meses de primavera, cuando los alumnos del edificio de arte organizan una fiesta en la escuela, pintando todos sus pasillos y salones de forma colorida, hacen carteles y crean pancartas, se pintan las caras y durante toda una semana se oye música por los corredores. Todos los demás estudiantes estamos invitados y es una de las únicas épocas del año donde entre edificios no nos estamos peleando.
Finalmente cruzamos y llegamos. La casa tiene mejor estado que la última vez; el jardín delantero ya está arreglado y la cerca está decorada con nuevas macetas de flores. Las ventanas tienen puestas cortinas color café y veo que a un costado de la cerca pintada de color blanco, alguien plantó algunos arbustos de arándanos con brotes azules y verdes.
— ¿Y por qué existe tanta rivalidad? —cuestiona mientras saca de sus bolsillos las llaves y entramos a la casa. El aroma a galletas horneadas me invade y no tengo que ser una genio para saber que la Sra. Dyer está preparando el almuerzo.
— No lo llamaría una rivalidad — Dejo mi bolso en la entrada — Es más un estímulo que el comité directivo crea para fomentar la buena competencia entre estudiantes, no es como que todos se lleven mal con todos y así. Los clubes están llenos de alumnos de distintas clases, el consejo estudiantil también. El problema es que a veces esa fomentación de buena competencia se convierte en algo más...crudo. Se forman peleas y riñas cuando los directivos le prestan más atención a unos edificios que a otros.
— ¿Y eso no te preocupa? Eres la presidenta estudiantil ¿no? — Me cuestiona e involuntariamente nos dirigimos hacia la cocina, quiero saludar a su madre.
— Solo de nuestro edificio, existe un presidente por cada uno. Los tres somos los encargados de llevar las cosas con calma y evitar las peleas. Joshue Adams es el presidente estudiantil del edificio de artes, lo habrás visto alguna vez, siempre está deambulado por nuestros pasillos en busca del director para pedirles nuevos caballetes, los de su curso los pasan rompiendo. No sé cómo hacen la verdad, la última vez oí que tiraron uno por las escaleras. Pesan más que mil demonios, no sé de dónde sacan tanta fuerza si son todos unos brazos de espagueti — Le digo y entramos al comedor, allí no hay nadie, solo una mesa a medio levantar y un par de platos limpios en el medio, caminamos un poco más hasta la cocina, esta también tiene un aire nuevo, la habían terminado de decorar y ahora había manteles individuales que combinaban con la moquet blanca y las cortinas.