Odio las clases de teatro.
Y aún más las detesto cuando las dicta la señora Crulle. Esa mujer francesa y estricta que hace llorar a cualquier alumno; siendo una de las docentes más respetadas dentro de la escuela y siempre acompañando su maquillaje con un labial violeta y la sombra de ojos marrones que le dan ese aspecto temible que tiene. Crulle es respetada hasta por el alumno más rebelde, los padres nunca se atreven a cuestionarla y hasta el director ablanda su mirada cuando se la cruza por los corredores.
Y yo tengo la mala suerte de tener que soportarla todos los jueves.
— Mierda, estamos llegando tarde — masculla Brittany sin deja de fijarse la hora en su celular, caminamos a paso apresurado por los pasillos vacíos para llegar al teatro. Me estoy arrepintiendo de haberme quedado arreglando mi maquillaje en el baño cuando Brenda nos avisó que la clase estaba a punto de comenzar.
Crulle no perdona ni un minuto de retraso.
Y nosotras íbamos con unos varios.
Seguimos atravesando los pasillos deshabitados y logramos llegar al teatro justo a tiempo Crulle cruza el contrario en dirección a nosotras. Siento un enorme alivio cuando entramos antes que ella; es como si me hubieran quitado un enorme peso de encima.
Lo primero que hace al entrar, antes de saludar a dar los buenos días, es fijarse en su reloj de muñeca.
— Veintisiete segundos — Anuncia y como siempre, todos nos levantamos de las butacas para colarnos en una fila paralela al escenario — Quien llegue luego de esa hora se quedará una semana, dos horas extras para limpiar el salón. ¿Queda claro?
La clase responde firmemente.
— Perfecto entonces.
Continuó caminando de una punta a la otra corrigiendo la postura de los estudiantes.
De esta forma me siento como dentro de un ejército; espalda recta, barbilla alzada y mirada al frente.
No me sorprendería si en cualquier instante nos grita que hagamos un par de lagartijas.
— Si los dúos no están formados antes de que tenga tiempo a pestañear, absolutamente todos se quedarán después de clase a ordenar la biblioteca — Vocea sin alzar la voz, pero aun así percibiéndola firme y segura. En un abrir y cerrar de ojos todos se forman con sus compañeros. Ni siquiera sé en qué momento me moví pero al girar mi cabeza ya tengo al castaño parado a mi izquierda.
— Trece segundos — Vuelve a mirar su muñeca — Van mejorando. Quizá para fin de año no tenga tiempo a bostezar para cuando los dúos ya estén en orden. La profesora de canto me comunicó que tienen como condición para la segunda parte de la competencia el requisito de la actuación. Eso es lo que practicaremos hoy. Elegiré tres duplas al azar y los seis integrantes tendrán que improvisar alguna escena, actuando al personaje histórico que les haya tocado. Cada error que cometan serán diez minutos agregados a la clase, así que, por su bien, si desean no perder el recreo de hoy: No. Cometan. Errores. D'accord?
¿De acuerdo? Preguntó en francés.
Ninguno de mis compañeros contestó. Nos lanza una mirada con desaprobación.
— Ya veo porqué todos se van a examen — Nos mira petulante colocando su mano en la cintura — Quiero sobre el escenario a la dupla Johnson, Dyer y Jewels.
Mis ojos se cierran y hago una mueca. Brittany y Brenda me sonríen con pena.
A ninguna de ellas les ha tocado conmigo esta vez. Y al menos me alegro por Brittany, aún no supera del todo aquella vez que la Crulle la humilló frente a toda clase. Estuvo dos semanas seguidas sin asistir a clase de teatro.
Me resigno a subir al escenario y hago un listado mental de los apellidos con sus respectivos rostros.
Emma Johnson y su compañera Briana. La delegada de la secretaria, su mejor amigo Brenton y finalmente Hayden y yo subimos al escenario uno tras otro en ese mismo orden.
— Tomen un papel y comiencen la actuación — Pide Crulle y va pasando bolsita roja de mano en mano hasta llegar a mi.Tomo el papel que queda para leer la perfecta caligrafía redondeada de mi profesora:
Imitación de Julieta (Romeo & Julieta)
— No está mal — mascullo para mi misma, ruego porque el intérprete de Romeo haya sido escogido también.
— Ya cada uno tiene a su personaje, ahora es tiempo de que idealicen una situación donde todos ellos puedan interactuar aunque históricamente pertenezcan a distintas épocas — Se sentó en una de las cillas con los demás — ¡Comiencen, Comiencen! nada de ponerse de acuerdo ¡Improvisen!
Hubo un minuto de silencio hasta que alguien toma las riendas del trabajo, no me sorprende cuando veo que esa persona es la delegada Jewels.
La escena comienza:
— ¡Oh! — Clama la chica de gafas colocándose en medio del escenario para llamar la atención del público, doy un respingo cuando la oigo, ni yo llego a una nota tan alta. Si mi memoria no falla su nombre es Hazel — ¿Qué hago yo, María Antonieta aquí? ¿Dónde están mis joyas y mi inútil marido? ¡¿Por qué me han traído aquí?! — Dramatiza con una mano en su cintura sin perder la elegancia de una ser reina. Mientras tanto, los demás estudiantes que se salvaron salvado de ser elegidos no aguantan la risa.
— ¡Es mía la factible culpa, mi señora!— Garantiza su compañero de dúo. Que lo recuerdo del club de ajedrez — Mi nombre es Albert, más conocido por mi cerebro y gran intelecto en la física. Eh vuelto del futuro para deslumbrar al pueblo con mi nueva máquina del tiempo.
— ¿Albert Einstein no había muerto? — Susurró Emma hacia su compañera, haciendo que la atención del público pase a ella.
La profesora Crulle se choca la frente con su mano al oírla.
— Por si no lo notaste, todos están muertos, Emma.
Refuta y escribe algo en su libreta. Ya me veo en la hora del recreo limpiando los baños del instituto.
— ¿Eres acaso una especie de vidente? — El supuesto científico se dirige a la castaña con una fingida expresión de sorpresa y desconfianza en su rostro. Rascando su barbilla con uno de sus brazos detrás de la espalda.