Una asistente para navidad

Capítulo 2

Días después.

Lo despertó un golpe insistente sobre la puerta, saltó sobresaltado de la cama y miró la hora: 11:34 am. Abrió los ojos exageradamente y corrió a abrir la puerta de su habitación.

—¡Martica! —dijo bostezando.

—Señor, hay una chica en la puerta, dice que es su asistente personal, no la he dejado entrar ¿Llamo a seguridad?

Tim recordó su última calamidad: Alicia se fue de vacaciones.

—No, han sido rápidos los de la agencia, supongo, Alicia se tomará unas vacaciones, la chica debe ser su reemplazo, que me espere, me baño y en un minuto estoy con ella.

—Entendido, señor, en ese caso le ofreceré algo de beber —dijo sonriendo y se perdió de su vista.

Tras darse una ducha y vestirse de forma casual, salió a conocer a su nueva asistente personal, no creyó necesario entrevistarla, Alicia haría un trabajo perfecto eligiéndola por él, como siempre. La chica se levantó al verlo, sus cabellos color miel caían con gracia sobre sus hombros, sonreía con amabilidad. De rostro hermoso y sonrisa amplia. Le agradó de inmediato. Tim le sonrió y se presentó.

La chica se movió con torpeza hacia él sin dejar de sonreír, estaba acostumbrado a que la gente lo mirara de más, medía un metro con noventa y un centímetros, era moreno, con los ojos verdes, famoso, joven, atractivo, y millonario, a donde fuera todos tenían que ver con él.

—Encantada señor, de la agencia me han colocado acá, estoy muy agradecida por la oportunidad, no lo defraudaré, haré todo bien —escupió las palabras con nerviosismo.

—Eso espero, ¿Tu nombre es?

—Daniela, Daniela Arocha, disculpe —rio nerviosa—, es que estoy… Usted es… Un héroe nacional.

Tim negó con un gesto con la mano.

—Nada de eso. Soy solo un deportista.

—Uno muy bueno y exitoso, ¿Comienzo ya?

Tim afirmó. Soltó un suspiro frustrado, desde hacía tres días debía empezar a salir en medios, asistir a entrevistas, eventos, pero no quería hacer nada, solo se quedaba el día entero encerrado viendo televisión en su habitación.

—Siéntate Daniela —dijo señalando el sofá—, tratémonos de tú. Tengo una agenda complicada, y necesito que me ayuden a llevarla a cabo, cuento contigo para ello.

—Seguro —dijo ella afirmando con la cabeza y con tono entusiasta que a Tim le pareció estimulante.

—Como sabrás, terminé hace poco con mi novia, Adela Gambarotto.

La chica abrió los ojos exageradamente y afirmó.

—Lloré, bellos los dos, se veían muy bien, pero bueno, la vida es así —dijo alzando los hombros.

Tim tragó grueso y reunió fuerzas para continuar, la chica no era sensible; lo consideraba un héroe, seguro esperaba que su ruptura no le doliera, o pensaba que la había superado muy pronto, decidió ignorar las palabras de la mujer y seguir adelante.

—Lo cierto es que aceptamos asistir a los mismos eventos, las mismas campañas, las mismas fiestas, yo firmé esos contratos, debo ir, pero… Ella también estará allí y verás…

—¡Ay ya veo! No la superas todavía —lo interrumpió afirmando con expresión seria.

No, no era una persona sensible, Tim sintió un poco de vergüenza por lo que confesaba.

—Solo quiero que me ayudes a manejar a la prensa, cronometrar el momento en el que ella pase por la alfombra roja, para yo no topármela, evadir a la prensa, evadirla a ella. ¿Alicia no conversó contigo?

—Sí, lo hizo, sé que tengo que hacer, no te preocupes. Estarás en buenas manos, no verás a esa mujer, no te la cruzarás, estarás en buenas manos conmigo.

—Bien, Si sabes que no podrás asistir a fiestas navideñas de tu familia, requiero tu asistencia...

—También los días previos y posteriores a Navidad, incluida Navidad, lo sé —sonrió.

—¿No tienes problema con eso? —preguntó Tim.

—Mi familia no está en este país, no tengo amigos, ni novio, ni siquiera tengo un gato.

—Entonces también eres de las que no celebra la Navidad.

—La detesto. Para mí no es más que una fecha comercial, una fecha inventada por los de mercadeo, solo gastar dinero —respondió la mujer.

—A mí solo me pone triste, igual debo hacer decoración navideña, y esas cosas, mis patrocinadores, me lo exigen. Tengo una imagen que ofrecer.

—Adornaremos árboles y compraremos guirnaldas entonces —rio.

—Esa es la actitud, gracias. Estaba preocupado, Alicia me ha acompañado los últimos cinco años de mi vida, casi me sentía morir cuando me dijo que se quería ir a su país por Navidad, teníamos una rutina: ver películas de Navidad en víspera y en Navidad, comer las sobras de la cena, abrir los regalos que fanáticos y patrocinadores envían, y ya. Eso era todo, pero ella, es como mi hermana, ya teníamos sabes, para estas fecha… Una rutina.

—No la extrañarás. Haremos esas cosas, juntos, no te preocupes, estoy tan sola y patética como tú para esas fechas.

Tim abrió mucho los ojos y aclaró su garganta, consideró que la mujer estaba medio loca.



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Editado: 14.12.2021

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