El departamento Estela estaba atestado de cosas,pero en el buen sentido. Era imposible definir un estilo. Había pequeñas estatuas por todos lados. En repisas, sobre armarios, en pequeñas mesas. Mi atención iba de lleno hacia una pequeña estatua en un estante, era la de un aguador. Similar al de acuario, el signo del zodiaco. Caminé un poco más y me acerqué a hasta donde Estela estaba sentada. La mesa de su comedor era enorme. Una chica joven estaba sentada frente a ella. Pero de espaldas a mi, así que solo veía que era pelirroja. Llegué hasta detrás de la chica y vi que Estela desparramaba un maso de tarot, levantó la vista y me dijo: - ¡qué es eso de entrar a las casas sin invitación! -. Se oyó un fuerte chasquido y toda la escena se deformo grotescamente. Una fuerza poderosa me jaló hacia atrás sin remedio. Me desperté bruscamente y quedé sentado en la cama. Estaba empapado de sudor. El sueño de por si era raro porque nunca había estado en el departamento de Estela y no podía saber como era por dentro. Así que mientras me bañe y desayuné solo pensaba en lo increíble que es la mente imaginando cosas. También volvía constantemente mi pensamiento al extraño incidente del "árbol asesino" ocurrido ayer.
Había vuelto de la universidad cerca de la medianoche por lo que hoy estaba decidido a buscar a Estela para pedirle una explicación por su extraña y premonitoria frase de ayer. Llamé varias veces a su puerta pero al parecer no estaba así que salí hacia la universidad pensando en hacer otro intento más tarde. Ya en el palier del edificio una rara aprehensión me invadió. Era como un presentimiento, pero no malo, era más bien una espectacion, como ponerse nervioso ante una entrevista de trabajo o una primera cita. Abrí la puerta del palier y la sensación se hizo insoportable. Sentada en las escaleras que dan a la calle estaba una chica de cabello rojo.
Tenía un hermoso vestido azul con flores, un saco corto de tela vaquera y una pequeña cartera. Caminé despacio mientras bajaba los pocos escalones hasta la calle. Quería ver su rostro. Era muy delicado. Sus labios parecían carnosos y sus ojos de un verde profundo. Ella noto enseguida que yo la miraba y mientras me miraba de reojo comenzó a esbozar una sonrisa, pero no era una sonrisa de agrado sino más bien de reprobación seguramente por la forma en la que me la había quedado mirando.
-¿esperás a Estela? - fue lo único que atiné a decir.
Frunció el seño sin dejar de sonreír.
- y vos, como sabes que la estoy esperando a Estela? - .
Por un momento dude y no supe que decir.
-bueno, ya somos dos buscándola. Yo soy su vecino de piso -.
Asintió con la cabeza sin responder. Me invadió la vergüenza así que apuré el paso hacia la calle. Normalmente no me pasaba esto con una chica; era un raro ataque de timidez.
-igualmente no me respondiste cómo sabias que la busco a Estela - apuró el paso y se puso a mi lado - digo, porque vive mucha gente en este edificio -.
-Pura y simple intuición creo yo - y le giñe un ojo.
-¿Vas para el centro? -
- si, a la universidad -
-pensándolo mejor me voy con vos para el centro a lo mejor ya se fue a la tienda, qué estudias? Historia? -
La mire por un momento. Me agradó que naturalmente buscara de charlar. Su cabello, aunque pelirrojo, parecía rubio dorado cuando le daba el sol. Cuando estuvo parada a mi lado descubrí que tenía mi estatura y yo soy relativamente alto.
- ¿y como supiste eso? Que estudio historia -
Con una sonrisa pícara y guiñando un ojo me dijo: - creo que pura y simple intuición -.