Una Carta a Cupido

VI

Varios días han pasado, y Adam y yo somos muy felices. Por ahora hemos estado un poco ocupados comprando cosas para nuestra casa, para después solo encargarnos de la boda. Pero no crean que solo en eso hemos estado; él tiene trabajo y yo también.

Este fin de semana iremos donde Chris para que se conozcan; ojalá se comporte. Esta vez no dormiré con Adam, sino en mi apartamento, pues tengo que hacer mis cosas también. Revisé mi correo y tengo muchos mensajes de Valentín; últimamente ha estado un poco molesto, ha enviado muchos mensajes, pero ahora solo quiero dormir.

 

Está oscuro y voy caminando por un sendero inundado, luego veo una luz al fondo. Cuando me acerco hay fuego por todos lados y miro a un hombre quemándose, gritando y diciéndome que lo ayude. Lo más extraño es que alrededor hay agua y él en llamas; no puedo ayudarlo, estoy inmóvil. Él sigue gritando, y luego desaparece, mientras mis pies arden en llamas.

 

 

¡Otra vez! ¡Esta pesadilla!... ¡Otra vez! Pero fue diferente a la anterior. ¿Qué pasa? ¿Por qué tengo este sueño? No aguanto más; iré con Adam, aunque no quiero interrumpir su sueño; son las 4:45 de la madrugada. Toco a la puerta, Adam se levanta y me ve nerviosa.

 

Adam: Nancy, ¿qué tienes?

Nancy: Una pesadilla Adam, quiero dormir contigo.

 

Me invitó a pasar y me acompañó mientras dormía junto a su pecho.

 

Adam: No permitiré que nada te pase mientras yo viva mi amor, descansa mi Afrodita.

 

A la mañana no siento a mi lado a Adam. Me levanto y lo veo cocinando, ¡qué lindo se ve! No sé qué haría si él me llegara a faltar. Una vez desayunados, bañados y cambiados, nos dirigimos en mi carro hacia donde mi prima.

Al llegar a la casa, Adam quedó sorprendido y yo también por no haber visto la rama aquel día. Tocando el timbre estaba cuando apareció ¡la rata! ¡Cómo la odio! Adam solo se reía al ver mi cara. No me acostumbro a que “Grr” es un perro.

 

Chris: ¿Qué pasa “Grr”? ¡Oh, por Dios! ¡Nancy!

 

Y aquí viene el abrazo asfixiante.

 

Nancy: Hola Chris, ¿cómo estás? Te presento a mi prometido Adam.

Adam: Es un placer conocerte Christine.

Chris: Llámame Chris como mi prima, pero qué bizcochito eres.

¡Okay! Eso fue incómodo.

Pasamos una tarde increíble, hasta que le dimos la noticia a Chris de que nos íbamos a casar. Estuvimos casi tres horas y 180 minutos con sordera crónica porque a Chris le dio una felicidad extrema que por poco derrumba la mansión. ¿De dónde saca tanta potencia para gritar? Lo que no me gustó es que se ofreció para ser la organizadora de la boda, algo con lo que no estoy de acuerdo, así que le pedí a Adam que me diera cinco minutos.

Nancy: No estoy de acuerdo en que ella sea la organizadora.

Adam: ¿Por qué? ¿Qué tiene de malo?

Nancy: Solo mírala, no sabe lo que hace o dice. ¡Vaya que no sabe! Porque no sé si tiene un ataque de epilepsia o está bailando.

Adam: Démosle la oportunidad, tal vez haga milagros. Es graciosa.

 

Adam tan lindo y tan arriesgado, pero me da miedo el desastre que vaya a hacer Chris. La noche caía y nos tuvimos que despedir.

Chris: Gracias Nancy por visitarme, eres tan buena hermana. Adiós bizcochito, un gusto conocerte.

 

Christine es una persona a la que le gusta hacer comentarios inapropiados y a veces me incomoda. ¡No son celos! Solo es que… olvídenlo, no tiene caso. Nos dirigimos a nuestro “nido de amor” a descansar. No aguanto mi cuerpo, creo que me enfermaré, espero que no. Pensé que iríamos al apartamento, pero Adam prefirió ir a cenar; luego descansaremos, eso creo.

Durante la cena, después de entablar una charla acogedora, Adam recibió una llamada que atendió. Yo lo observaba un poco preocupado; por sus gestos, como que no eran buenas noticias, y tengo curiosidad. Al terminar la llamada me pidió que nos fuéramos; me preocupa su reacción, pero dijo que me contaría al llegar al apartamento. Cuando llegamos, me pidió que me sentara.

 

Adam: No fue mi intención arruinar la cena, pero la llamada era de mi galería en Tesalia; hubo un problema y tengo que viajar a más tardar pasado mañana.

Nancy: No te preocupes amor, lo entiendo.

Adam: Pero es que teníamos que planear la boda.

Nancy: Lo planeamos por correo o teléfono amor, con eso no hay problema, solo ve y haz lo que tengas que hacer.

Adam: ¿Te he dicho alguna vez que eres el amor de mi vida?

Nancy: Sí, siempre lo haces.

Adam: Te amo y te amaré por siempre, hasta después de la muerte si es posible, pero nunca dejaré de amarte.

Nancy: Yo también te amo, eres lo mejor que me ha pasado en la vida y siempre estarás en mi corazón.

Adam: Y tú en el mío. Por eso eres mi doctora Corazón, quien puede revivirme con solo un beso.



#45845 en Novela romántica

En el texto hay: amor

Editado: 02.04.2018

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