Hola!, soy Lindsey Díaz, tengo 17 años, Mis padres decidieron mudarse a un nuevo país, por lo cual estoy obligada a cambiarme de instituto.
Sé de muchas historias sobre chicos de instituto que son víctimas del bullying por parte de chicos populares, matones y en fin, gente que se cree superior a los demás en una basura de instituto en el que no estarás toda tu vida.
La verdad no me importa mucho eso de la popularidad, mayormente las chicas harían lo que sea por estar con los chicos más populares, con tal de estar cerca de ellos son capaces hasta de entregarse sin pensarlo, cosa que repugna. Aveces me pregunto ¿Por qué son tan idiotas?, luego lloran porque al chico ya ni le importa saber de su existencia, y se dan cuenta de que solo las estaba usando. Uff no quiero ni seguir pensando en eso.
-dejo la revista que estaba viendo en mi mesa de noche, apago la luz, y me tiro en mi cama-, -miro hacia arriba- Mañana será un nuevo día y un nuevo comienzo para mi. -me dejo invadir por el sueño y me duermo-.
~A la mañana siguiente~
Escucho mi despertador, no quiero ni levantarme, pero debo hacerlo -me siento en la cama y apago el despertador- -me levanto y voy a bañarme-.
-Luego de salir del baño voy a vestirme- Para este día decidí no usar ropa descotada, aunque casi nunca uso esa ropa.
-bajo las escaleras y voy al comedor-, mis padres aún estaban sentados a la mesa esperándome-
Buenos días -me dice mamá-
Muy buenos -le respondo, y empiezo a comer de las tostadas que mamá había preparado para el desayuno-
¿Lista para tu primer día de clases en el instituto? -pregunta papá-
Si, eso creo -respondo-
Bueno -mis padres se levantan de la mesa- ya nos vamos, cuidate mucho Lindsey, -mi madre me da un beso en la frente y se van-
-Camino hacia el garaje y enciendo mi auto- bueno -coloco mi mochila en el asiento del copiloto- a ver como me trata la vida.